Armas, ¿un negocio como cualquier otro?
Por Mariana Mortágua*. Jornal de Notícias.
Traducido por Mónica Oporto . LQSomos.
Cuando se habla de la coordinación de la Defensa europea, sería bueno empezar por dar a los contribuyentes la seguridad de que el uso de su dinero respeta las normas de transparencia
En 2015, después de que Rusia invadiera Crimea, la Comisión Europea creó un “Grupo de Personalidades” para asesorar sobre una estrategia de Defensa. De los 16 miembros, siete pertenecían a la industria militar y no había lugar en el grupo para académicos o representantes de organizaciones de la sociedad civil.
Las recomendaciones de estas personalidades, traducidas posteriormente en el Plan de Acción Europeo de Defensa, condujeron a la creación de programas de financiación de la investigación y el desarrollo militar y a la creación del Fondo Europeo de Defensa.
En este contexto, los 90 millones que la UE destinó al desarrollo militar entre 2017 y 2019 crecieron hasta los 500 millones en 2020. Actualmente, el programa de defensa cuenta con 7900 millones de euros. A pesar de su tamaño, la información sobre el uso de estos fondos es escasa y ni siquiera se pide al Parlamento Europeo que participe en las decisiones de inversión.
Según esta investigación, el 75% de los fondos del Programa Europeo de Desarrollo Industrial de la Defensa han ido a parar a cinco grupos: Thales, Leonardo, Indra Sistemas y Dassault. Aunque tienen empresas en varios países -Thales compró la portuguesa Edisoft, privatizada en 2013-, estos grupos tienen vínculos entre sí y su propiedad está bastante concentrada. Además de los Estados francés, italiano, alemán y español, son propiedad de un pequeño número de fondos de inversión estadounidenses, como Blackrock, Capital Group y Vanguard, que también son accionistas de los competidores armamentísticos de Estados Unidos.
Las diferentes estrategias de los Estados con inversiones en estos proyectos constituyen una dificultad de coordinación, pero los expertos citados en la investigación señalan sobre todo los peligros de la concentración de la industria europea de defensa en manos de fondos privados: precios por encima del mercado, corrupción y grupos de presión y falta de innovación. Estos peligros aumentan si tenemos en cuenta las puertas giratorias que ya existen entre la Agencia Europea de Defensa y la industria del sector.
La guerra en Ucrania ha suscitado un importante debate sobre la estrategia de defensa europea. Incluso hay quienes se lanzan a la propuesta de un ejército europeo, cuando Europa ni siquiera puede tener una política de Defensa coherente y criterios claros sobre las exportaciones de armas, por ejemplo. Mientras que Francia, Alemania e Italia siguieron suministrando armas a Rusia tras el embargo, la industria armamentística portuguesa abasteció conflictos como los de Etiopía, Afganistán, la República Centroafricana, Libia y Somalia, en algunos casos con la venta de “agentes tóxicos químicos o biológicos, agentes antidisturbios, materiales radiactivos”.
Cuando se habla de la coordinación de la Defensa europea, sería bueno empezar por dar a los contribuyentes la seguridad de que el uso de su dinero respeta las normas de transparencia y los límites políticos relacionados con la Carta de la ONU y los derechos humanos. Hasta entonces, son los negocios y la hipocresía los que hablan más alto.
* Mariana Rodrigues Mortágua es una economista y política portuguesa, perteneciente al Bloque de Izquierda.
Nota original: Armamento, um negócio como os outros?
Traducido por Mónica Oporto para LoQueSomos
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