Boletín de noticias indigeno-canadienses
Por Nònimo Lustre. LQSomos.
A las 05:40 hrs. (11:40 GMT) del 04.septiembre.2022, se recibe la primera noticia de que ha habido una matanza con armas blancas en los pueblos de James Smith Cree Nation (en adelante, JSCN) y en el vecino de Weldon, Saskatchewan (SAK), Canadá. Casi enseguida, la policía persigue a dos ‘sospechosos’: Damien Sanderson y Myles Sanderson -quienes, al principio, no se sabía si eran hermanos. Dos días después, encuentran el cadáver de Damien (31 años) y la afamada Policía Montada cambia radicalmente, confirma que son hermanos y pasa a creer que este hermano Abel no ha participado en las matanzas. Incluso comienza a difundirse en los medios que quizá le haya asesinado su hermano Myles (30), un Caín en fuga con un escalofriante prontuario delictivo:
Según los registros de la Parole Board (vigilancia penitenciaria), a los 12 años, Myles ya bebe alcohol y fuma marihuana; a los 14, entra en la cocaína; hacia los 15, tiene un hijo y entra a una pandilla; en los años siguientes, tiene cinco hijos más y agrede a su madre. En 20 años, ha acumulado 59 detenciones por asalto, asalto armado, amenazas, ataque a un policía y robo. Para los servicios sociales, Myles se resiente del golpe causado por los internados donde han sido secuestrados los niños/as indígenas y, en general, de la negligencia estatal a la hora de proteger a los indígenas, de la violencia doméstica, del alcoholismo, de la fragmentación familiar propia de las reservations (término demodée del que no nos olvidamos) y, en general, de la pérdida de la cultura nativa. En los informes de octubre 2020, se subraya que sufre ansiedad, depresión e intentos de suicidio -signos del Desorden Post-Traumático que precede al Desorden del Déficit de Atención. Se añade que está en tratamiento con psicotrópicos y se advierte que hay un riesgo “moderado” de que reincida en sus delitos y desórdenes.
James Smith Cree Nation alborotado por los asesinatos y por la presencia de los medios, policías y curiosos
Hemos visto demasiados dictámenes de los organismos de vigilancia penitenciaria como para fiarnos de sus diagnósticos. Pero, desde el punto de vista mediático, ¡ya tenemos a Caín y Abel! Los medios están contentos porque, sin referencias tan claras como las del Génesis bíblico, no sabían cómo cocinar la matanza. Hoy, ya tienen un Diablo que, además, es indígena -o, al menos, con indigenous background. Por nuestra parte, nos llama la atención que las 10 víctimas mortales y las docenas de heridos hayan sido atacadas con arma blanca (¿navaja, cuchillo, machete?) No parece que esta barbaridad pueda ser atribuida a los ‘habituales sospechosos’ porque estos, los Invasores blancos, son más de armas de fuego. Para resolver esta y otras dudas, disponemos de 1,5 mts. lineales de libros sobre el Canadá indígena y de 40 cms. lineales de literatura gris sobre el mismo tema. Los consultamos sin resultado. Sólo nos queda seguir por internet.
Pocas semanas antes de la masacre, hubo un incidente en los alrededores: DW (Dawn Dumont en los papeles), de la Okanese First Nation, escritora feminista de cierto prestigio con cinco libros publicados entre 2011 y 2021 y alta funcionaria en la Federation of Sovereign Indigenous Nations y, sobre todo, superviviente de la violencia doméstica huye a los EEUU. Para no perder a su hijo –ni a su físico-, escapó a Oregon donde fue capturada y devuelta a Canadá. En Saskatoon ha sido procesada por parental abduction y por engaño público mientras que, en los USA, es acusada por uso de pasaporte falso. Por fortuna, la apoyan su pueblo y organizaciones de defensa de las mujeres asesinadas y de las ‘extraviadas’ como, entre otras, Iskwewuk Ewichiwitochik (= Mujeres caminando juntas)
Los indígenas sufren muchas limitaciones para desarrollar
las actividades tradicionales que les concede la Constitución.
Agosto 2022: en SAK, un tribunal de apelación estudia
los vericuetos constitucionales y legales del permiso
–sobre el papel- que tienen los indígenas para cazar, pescar y trampear.
Los Sandersons, sus antepasados y sus hipotéticos descendientes
Sanderson es un apellido relativamente frecuente entre los indígenas de la provincia canadiense de SAK. Por ejemplo, entre 1979 y 1986, Sol (Solomon) Sanderson fue el Chief de la Federation of Indian Nations. Hoy, Calvin Sanderson es uno de los tres Chiefs del James Smith Cree Nation (JSCN) y Ernest Sanderson es directivo del Saskatchewan Indigenous Cultural Centre. Por tanto, a la hora de confirmar o desmentir si el o los supuestos asesinos son indígenas -y, de serlo, en qué grado-, sus apellidos no nos sirven de mucha ayuda. Es más, a estas alturas de las noticias que nos llegan, y suponiendo (quizá precipitadamente) que su hogar era el pequeño pueblo de JSCN (entre 1000 y 3000 habitantes, según las diferentes fuentes) tampoco sabríamos con seguridad si son indígenas Cree puesto que el JSCN está compuesto por cinco bandas/etnias –entre ellas, las Primeras Naciones Chakastaypasin y Peter Chapman- amén de fracciones Métis (mestizos) e Inuit (esquimales).
Abril 2022. Justin Welby, arzobispo de Canterbury,
visita James Smith Cree Nation para lamentar
(y nada más que lamentar) las 751 tumbas anónimas
de infantes indígenas secuestrados que se habían exhumado
recientemente en la cercana Marieval Indian Residential School.
El problema de la identificación étnica se complica cuando entra en juego la truhanería de quienes se hacen pasar por indígenas. Hasta finales del siglo XX y ampliando el marco geográfico de SAK hasta América Latina, no existía este tipo de picaresca pues nadie quería ser ‘indio’ pero, gracias a la brillante imagen que los amerindios construyeron de sí mismos en las últimas décadas, ahora hay ‘fake indians’ incluso en SAK. Ejemplo, la Dra. Carrie Bourassa –investigadora de la salud indígena en la Universidad de SAK-, vivió 20 años presumiendo de sus ancestros Métis, Anishnaabe y Tlingit… hasta que, a finales del 2021, se descubrió que era caucásica. Entre otras muchas profesionales y gentes del común, intervino entonces Raven Sinclair, indígena Cree-Assinniboine-Saulteaux, profesora en la Universidad de Regina (SAK), recriminándola duramente por ladrona, colonialista, intrusa, etc.
Por cierto, la Dra. Raven (Cuervo) Sinclair, ha investigado los desastres causados por el hoy tristemente famoso escándalo del secuestro de niños indígenas en las residential schools (internados) cristianas. En uno de sus papers, demuestra que las llamadas eufemística e hipócritamente adopciones de esas criaturas no fueron tan idílicas como nos han contado las jerarquías cristianas; de hecho, aunque los niños/as se adaptaban rápidamente, al llegar a la adolescencia, el 95% de los secuestrados sobrevivientes ansiaba regresar a su pueblo y a su familia (cf. Sinclair, R. 2007. “Identity lost and found: Lessons from the sixties scoop”, en First Peoples Child & Family Review, 3(1), 65–82. https://doi.org/10.7202/1069527ar ) De ahí la visita ‘expiatoria’ del arzobispo de Canterbury, cf. supra, foto en JSCN.
Las excavaciones arqueológicas en el Wanuskewin Heritage Park, justo al norte de Saskatoon, epicentro comarcal de la matanza (mass stabbings), demuestran que esta área está habitada desde hace seis milenios. Los Cree de las Llanuras eran la etnia más numerosa acompañada por otras varias Primeras Naciones. Desde ‘tiempo inmemorial’ esta parte septentrional de las Grandes Llanuras ha estado manejada por multitud de etnias, ergo debemos abandonar la imagen tópica de unos pueblos indígenas enclaustrados en sus territorios, con fronteras bien definidas y sin ósmosis con sus hermanos vecinos. Salvo en otros lugares –los amazónicos y los papúas, por ejemplo-, esta etnogeografía de burbujas independientes ni fue cierta en el pasado arqueológico ni lo es en la actualidad.
Disponiendo sólo de las recientes noticias y limitándonos a SAK-JSCN, sabemos que, además del colosal trauma de los secuestros en los internados infantiles, esta comarca abunda en violencia doméstica (contra DW), restricciones para la caza tradicional, fraudes académicos (Bourassa), etc. Aunque no incluyéramos la ahora pregonada matanza de JSCN y vecindario, no podríamos decir que la vida de esos indígenas sea un Sangri-lá. A esta fecha, quizá no sea imprescindible achacar las cuchilladas a la locura de un marginal –sea Myles indígena, no lo sea o que él no se considere como tal. Quizá sea mejor analizar el horizonte que les espera a los Cree & Co. puesto que, con el morbo mediático garantizado ad portas, habrá que repetir mil veces que su desesperación no es paranoica ni esquizofrénica sino cartesiana y ‘de nacimiento’.
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