Bye, bye Beatles: Agosto de 1966

Bye, bye Beatles: Agosto de 1966

Por Mariano Muniesa*. LQSomos.

Por primera vez en años pudieron escucharse a sí mismos tocar en vivo, sin los estridentes gritos adolescentes de la beatlemanía. Y si tenían alguna duda sobre lo mal que sonaban en vivo, esto lo confirmaba.

La decisión más amarga de John Lennon

El Candlestick Park de San Francisco fue un estadio de fútbol americano construido e inaugurado en la ciudad californiana en 1960, que alojaba los partidos como equipo local de los San Francisco 49ers y que fue demolido en 2015. El 29 de agosto de 1966 fue el recinto donde los Beatles ofrecieron la última actuación en directo de su historia de la que  se cumplen 55 años. Si bien es cierto que el grupo se reunió para tocar en la azotea del edificio de Apple en Londres el 30 de enero de 1969, fue una actuación sin público, organizada para ser filmada para una película -”Let It Be”- y no formó parte de ninguna gira.

Ninguno de los fanáticos californianos de los de Liverpool que acudieron a Candlestick Park aquel 29 de agosto se imaginaba el suceso histórico que estaban presenciando, ni tampoco que su talón de entrada se convertiría en una pieza de colección por la que en algunas subastas se han llegado a ofrecer hasta un millón de dólares.

Durante muchos años la pregunta siempre estuvo ahí: ¿por qué los Beatles en el momento álgido de su carrera decidieron abandonar los escenarios y no volver a hacer conciertos? Y sobre todo, ¿fue John, Paul o George quien decidió que el último concierto de los Beatles se celebraría hace 55 años en el ahora demolido Candlestick Park de San Francisco?

Una cosa es cierta: no fue Ringo Starr. Según el afable batería, la decisión de no volver a hacer giras fue casi un ultimátum que John Lennon lanzó al grupo, algo que ya venía pensando desde hacía por lo menos un año y que planteó con toda crudeza en el backstage del Candlestick Park aquel mismo día. “John no estaba dispuesto a volver a subirse a un escenario después de aquella noche. Dijo que ya había tenido suficiente y que las giras debían terminar. Yo no lo tenía tan claro, George estaba de acuerdo y Paul tenía dudas, pero en parte comprendía las razones de John. En ese momento pensé que podía ser una reacción lógica por el cansancio y la presión a la que habíamos sometidos en las últimas giras, pero cuando regresamos a Londres, ahí me di cuenta que la decisión era firme y que se debía a muchas razones”, afirmó Ringo en 1970.

Si el relato de los hechos fue así, resulta evidente que Paul McCartney se dio cuenta de lo trascendental que sería aquella última aparición encima de un escenario, con lo cual pidió a su oficial de prensa Tony Barrow que grabara el concierto de Candlestick en su grabadora de cassette de audio de mano. Lamentablemente, Barrow se olvidó de darle la vuelta a la cinta después de los primeros 30 minutos, por lo que no hay una grabación completa de McCartney cantando la última canción, el “Long Tall Sally” de Little Richard.

La imagen del concierto

En la foto más famosa de ese último concierto programado de los Beatles, solo se ve a los tres guitarristas y compositores siendo escoltados al escenario, con McCartney cargando una de las cámaras que él y Lennon usaron durante su set de 11 canciones, que fueron las siguientes: “Rock and Roll Music”, “She’s a Woman”, “If I Needed Someone”, “Day Tripper”, “Baby’s in Black”, “I Feel Fine”, “Yesterday”, “I Wanna Be Your Man”, “Nowhere Man”, “Paperback Writer”, y “Long Tall Sally”. No obstante, esos 30 minutos grabados por Tony Barrow llegaron a plasmarse en varios discos piratas que circularon por el mercado bootleg y gran parte del metraje de la película en color existente del concierto fue filmada por un fanático de los Beatles de 15 años, Barry Hood, mientras que algunos fragmentos en blanco y negro del show fue filmada por la televisión local en el Área de la Bahía de San Francisco y Sacramento.

¿Por qué John Lennon forzó al grupo a tomar tal determinación? Por un lado, siempre se mostraba muy frustrado ante el hecho de tocar noche tras noche ante unas audiencias que no escuchaban, que solamente gritaban de manera ensordecedora dificultando hasta que ellos mismos apenas pudieran oír su propio sonido de monitores. Las famosas declaraciones acerca de que los Beatles eran más famosos que Jesucristo, la forma en la que fueron manipuladas y como se utilizaron para crear una histérica campaña ultraconservadora en contra del grupo convirtió las giras de aquel año en una pesadilla. Durante el tour europeo de junio del 66, después de tres conciertos en Alemania, habían volado en medio de amenazas de muerte a Japón. Debían hacer cinco conciertos en el Budokan Hall, ante lo que los estudiantes japoneses ultranacionalistas amenazaron con una acción militante contra la “decadencia occidental”. Al final no pasó nada, pero sus conciertos japoneses sorprendieron a los Beatles: por primera vez en años pudieron escucharse a sí mismos tocar en vivo, sin los estridentes gritos adolescentes de la beatlemanía. Y si tenían alguna duda sobre lo mal que sonaban en vivo, esto lo confirmaba.

Tras otro desagradable incidente en Filipinas, de donde tuvieron que salir precipitadamente tras ser acusados de haber “desairado a la primera dama Imelda Marcos”, esposa del sangriento dictador que gobernaba el país, llegaron a América, donde el recibimiento no fue mejor: a pesar de que su último álbum, ‘Revolver’ estaba triunfando y de la disculpa de Lennon sobre lo que dijo acerca de Jesucristo y la popularidad, el Ku Klux Klan amenazó con boicotear su concierto en Washington DC y el 19 de agosto, cuando iban a actuar en Memphis, se recibió una llamada anónima que decía “uno o todos los miembros de la banda serán asesinados durante la actuación”. Fuera del estadio, el KKK clavó un disco de los Beatles en una cruz de madera, prometiendo venganza y aunque no hubo ni siquiera heridos leves, se arrojó un petardo al escenario. En medio de toda esa vorágine, cabe entender que John Lennon se preguntara: “¿realmente necesitamos esto?”

Se señala también que tanto en “Revolver” como en los siguientes álbumes, el grado de evolución musical y progresión técnica que estaban desarrollando ni podría llevarse bien al directo ni las giras les dejarían tiempo suficiente para trabajar en el estudio con la dedicación que querían. Y así, los Beatles se retiraron para siempre de los escenarios.

La suerte o el destino hizo que su último concierto tuviera lugar en San Francisco, donde ese mismo año de 1966 se gestaba una nueva revolución, a modo de paso de testigo, con nombres como los de Grateful Dead, Janis Joplin o Jefferson Airplane. Historias de la historia del rock’n’roll…

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