Carlos Pérez Merinero o la realidad vencida
Ion Arretxe. LQSomos. Mayo 2016
Ahí está Carlos Pérez Merinero, mirando por la ventana, al acecho. Medio escondido tras el cristal como un asesino cualquiera.
Ahí está, silencioso y paciente, quieto como un animal, presto a saltar sobre su descuidada presa.
¿Qué trama Carlos Pérez Merinero? ¿Qué trama tirando del hilo, tejiendo una tela invisible con la que enredar su caza? ¿O es hilo de pescar, sedal, lo que lanza desde su ventana? ¿Caza al vuelo o pesca al robo este paciente escritor que, hora tras hora, día a día, lleva una vida apostado tras los visillos de su casa?
Sus vecinos, los más comprensivos, piensan de él que es un simple mirón, un inocente mirón. ¡Si fuera un pervertido, no se le vería!, ha dicho el carnicero de enfrente. Pues también es verdad, le ha respondido la del puesto de castañas.
¿A Carlos se le ve?, me pregunto yo. Se le ve y no se le ve, se le entrevé… Porque Carlos Pérez Merinero se está haciendo invisible, o al menos transparente, como el cristal de su ventana. Pero ahí está él, medio paso por detrás, como una aparición, como el fantasma de Drácula, en el lugar exacto de la estancia; sin necesidad de asomarse, sin levantarse siquiera de su sillón favorito para verlo todo, esperando su momento…
Y en cuanto los guardianes de la moral y de la cultura han bajado la guardia; en cuanto la biempensancia patria y sus adláteres ya no le leen ni le vigilan, Carlos Pérez Merinero ha aprovechado el descuido para perpetrar su crimen definitivo: asesinar a la realidad.
Los Cuentos Completos de Carlos Pérez Merinero que El garaje Ediciones nos presenta en una cuidada edición son la prueba del delito: el cadáver de la realidad descuartizado en miles de palabras; la realidad hecha pedazos, deshecha, irrealizada.
Todo en estos cuentos -que su hermano David ha recopilado minuciosamente con la delicadeza de quien recoge pruebas en el lugar del crimen, y yo he tenido el honor de ilustrar- rezuma literatura; y además, literatura de la buena… o de la mala. Porque, ¿es buena o mala la literatura cuando está hecha por un asesino?
Carlos Pérez Merinero asesinó a la realidad para alimentarse de su sangre: la ficción.
A diferencia de otros colegas de profesión, los que se arrastran ahora por las revistas del corazón cultural hablando del resurgir del género negro, Carlos Pérez Merinero no colaboró con el pensamiento policíaco, tan real, ni con sus sistemas inductivos y deductivos, tan elitistas y alambicados.
Carlos Pérez Merinero trató de poner voz y silencio a los malos de la película, a los que matan por matar, a los cobardes que matan y después salen corriendo. Porque él no era un asesino más: era el más asesino de todos, el que iba a acabar con la realidad de una vez por todas. Con esa realidad que tanto le apretaba, que tanto nos aprieta a nosotros, como un zapato dos números más pequeño.
Lo peor de la realidad es que roza, me dijo una vez Carlos Pérez Merinero.
Y aunque el roce hace el cariño, también erosiona y desgasta.
En cada cuento de estos Cuentos Completos está al completo Carlos Pérez Merinero. Sobre todo en los últimos -Descartes, Otro cuento de navidad, Tu cara me suena-, en los que escribió cuando ya tenía a la realidad doblegada, rendida a sus pies, resignada… En ellos, el lector y el autor, lo que se lee y lo que se escribe, lo que se piensa, se dice o se calla, se entremezclan magistralmente y se entretejen y anudan como los hilos de una mortaja. Una mortaja donde envolver la realidad y darle sepultura en lo más profundo, en esos abismos donde nadie le pueda decir: levántate, y anda.
Otras notas del autor
– Cuentos completos, de Carlos Pérez Merinero. El Garaje ediciones. ISBN 9788494501005
– Homenaje a Carlos Pérez Merinero