Carta a Albares: Genocidio

Carta a Albares: Genocidio

Por Cristina Martínez Benítez de Lugo.

Paradójico ese derecho a la defensa de la potencia ocupante

Las medidas propuestas por Sánchez son tibias. Aumentar la ayuda humanitaria cuando no dejan pasar la que hay; pasillos humanitarios a cuentagotas; dos estados ¿para mañana? Eso no soluciona el problema: una ocupación brutal que se ha convertido en genocidio si no lo era antes ya. No quedan días para evitarlo.
La infamia de las ocupaciones.
Y en la del Sahara Occidental, el PSOE y Sumar se rinden…

Excmo. Sr. ministro en funciones de
Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación
Plaza de la Provincia
28012 – Madrid

Madrid, 26 de octubre de 2023

Asunto: Un genocidio que nadie detiene

Excmo. Sr. ministro,

Observamos, sobrecogidos, el genocidio que ya se ha cobrado 6.500 muertos -2.700 niños- y que va dirigido a una población de 2 millones de habitantes.

En Gaza, Israel expulsa a los civiles de sus hogares y de su tierra, para bombardear a continuación lo que había indicado como corredor seguro, ambulancias incluidas. Bombardea todo, viviendas, calles, lugares de encuentro, refugios, escuelas u hospitales. Les condena a una muerte inmediata –sin necesidad de tirar bombas- al bloquear el agua, la alimentación, la electricidad, las medicinas. Cada uno de estos actos son crímenes de lesa humanidad.

Uno espera de sus representantes que se esfuercen por poner solución a tanta matanza, por aliviar nuestra angustia y el sufrimiento de tantos seres humanos.

Pero no.

El genocidio perpetrado por el Estado de Israel contra la población de Gaza no solo no se está intentando impedir por nuestros representantes sino que se está justificando. La resolución del Parlamento Europeo de 18 de octubre condena los atentados de Hamás, pero permite los de un estado “democrático” expresándole todo su apoyo, y reconociendo “el derecho de Israel a la legítima defensa consagrado y limitado por el derecho internacional”. Ignora esa resolución la prohibición internacional de los castigos colectivos, considerados por los tribunales como crímenes de guerra.

Conociendo perfectamente que Israel lleva días pisoteando el Derecho internacional de la manera más mortífera, era necesaria una enérgica condena y medidas coercitivas para evitarlo, no un recordatorio.

Pronto no quedarán palestinos en Gaza y los colonos israelíes se podrán seguir extendiendo.

Así las cosas, la desesperación es grande. Nuestros dirigentes nos han abandonado. Han abandonado al ser humano. El mundo vive espantado cómo se está disponiendo la muerte de dos millones de personas con el visto bueno de nuestros representantes.

Esta supeditación a los intereses económicos y a la voluntad de los grandes, mediante el precio de tantas vidas humanas, descalifica completamente a la Unión Europea y a España.

El presidente español se ha desmarcado de muchos dirigentes; ha mostrado empatía con las víctimas gazatíes, proponiendo medidas humanitarias, recordando la necesidad de dos estados, y ha salido en defensa del secretario general de Naciones Unidas, vilipendiado por Israel. Pero no ha denunciado el genocidio que está cometiendo Israel ni ha tomado ni propuesto medidas coercitivas contundentes para detenerlo. Y España está en la mejor posición para ello al presidir el Consejo de la Unión Europea.

Así que España -no es una novedad- no se desliga de esa pleitesía a lo que decidan nuestros socios preferentes, Marruecos e Israel. Son socios, no amos. Supeditarse a los poderosos no es gobernar. Ambos países ocupan un territorio y ambos mantienen a sus habitantes originarios –palestinos y saharauis- en unas condiciones extremas.

Por si hubiera dudas sobre ese entreguismo, en el reciente acuerdo para formar gobierno entre PSOE y Sumar se ha tirado a la cuneta el tema del Sahara Occidental.

¿Cómo habrá que recordarle al Gobierno que no puede olvidarse de su responsabilidad con todas esas víctimas? Las israelíes y las saharauis.

¿Qué pensará Marruecos de esa pasividad de nuestras instituciones ante el genocidio? Que todo el monte es orégano. Ya lo sabía, pero malo es que lo compruebe una vez más.

En estos tiempos tan difíciles, España tiene que recuperar el timón. El timón como Presidencia española del Consejo de la Unión Europea para parar el genocidio; y como potencia administradora de iure del Sahara Occidental para conseguir el bienestar y la autodeterminación de este pueblo ocupado y oprimido, la recuperación de sus recursos naturales y la liberación de los presos políticos saharauis que cumplen salvajes condenas en cárceles marroquíes.

Cristina Martínez Benítez de Lugo
Participante en el Movimiento por los Presos Políticos Saharauis

 #FreePalestine #ApartheidIsrael #PalestinaLibre #GazaUnderAttack

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