Charlie Hebdo, etc.
Patxi Ibarrondo*. LQSomos. Enero 2015
Corren muy malos tiempos para la crítica, incluida o sobre todo la humorística. El Poder no soporta que se haga chanza de sus paridas, ni que se ridiculice su pretendida solemnidad. Aún menos tolerante que el civil es el fanatismo religioso, en este caso islamista. El ataque armado al semanario satírico “Charlie Hebdo” es un paso muy grave, tanto en sí mismo como por lo que significa de desafío fundamentalista en el corazón de Europa.
Sembrar la inseguridad, meter el miedo en el cuerpo, es su modo de pretender la autocensura de los medios de comunicación. Sin embargo, la libertad de expresión solo se puede defender con más libertad y con un decidido combate por expresar la verdad. En estos momentos, el terror islamista coincide con tentaciones oscurantistas, como la del gobierno español, determinado a implantar censuras como la Ley Mordaza.
Hay que decir que la amenaza inquisitorial contra la libertad de expresión no es baladí. El Partido Popular en el gobierno ya ha mostrado en otras ocasiones hasta dónde es capaz de llegar en ese sentido. Su respeto por la división de poderes y la libertad de expresión es nulo. En su día pude comprobarlo, y puedo afirmarlo con plena autoridad. Una jueza me condenó a pagar 120.000 euros a un gerifalte provincial del PP. Fue precisamente por una sección sarcástica que se refería a los “viajes a Suiza” de cargos de ese Partido; viajes que luego se han hecho muy famosos, gracias al ex tesorero y senador del PP por Cantabria, Luis Bárcenas.
Encontró esa jueza que, “desprovista de ironía”, la información sobre el mencionado dirigente “adquiría visos de verosimilitud y por tanto constituía un grave atentado su honor”. Pagué, entre otras cosas, con el embargo y la desaparición del semanario “La Realidad” de los quioscos.
Hoy “Charlie Hebdo” somos todos. Que viva la libertad de expresión. Si desapareciera, por culpa de los energúmenos de todo signo, retrocederemos a un siniestro pasado medieval.
