Collage. Familia y monarkía
Por Nònimo Lustre. LQSomos.
Abajo, a la drcha., asesinato de Pedro III. Arriba, a la izqda., el aristócrata Grigori Orlov. Centro, Catalina II la Grande
Es curioso que la institución más venerada en Europa se asiente en la familia y que sea, precisamente en el ámbito intrafamiliar, donde perpetra sus más oscuros, incestuosos y sádicos delitos. Por ejemplo, cuando no se restringe a degollar a un moro o a un hereje sino que se extralimita hasta envenenar a un pariente. O, más lejos, hasta asesinar a un rey para ocupar su trono. Es precisamente el caso de Emperatriz y Autócrata de Todas las Rusias Catalina II dite la Grande (1729-1796; nacida von Anhalt-Zerbst)
En 1762, a sus 33 añitos, Catalina desalojó violentamente del trono a su esposo Pedro III quien, durante ocho años de matrimonio, no había podido cumplir con el débito nupcial. Seis meses después del Golpe de Estado y sólo tres días tras deponerlo oficialmente, ¡oh, terrible accidente!, el ex Zar murió, ¡oh, casualidad!, a manos de un hermano de Orlov, ¡oh, incredibilidad!, amante de Catalina.
Asesinar a parientes fue siempre consustancial a las dinastías royales. Por no salir de Rusia, en 1581, Iván el Terrible mató a su primogénito y heredero -dícese que ‘de la pena’ el terrorífico Zar murió 3 años después. Y, en 1605, el zar Boris Godunov murió ‘repentinamente en extrañas circunstancias’. Y fueron tantas las muertes extrañas’ que hubo una epidemia de ‘falsos Dimitris’ aspirantes al trono.
Dicho sea para terminar con un caso más cercano: el 29. III.1956, Jueves Santo, el ahora rey Emérito, mató en Estoril a su hermano pequeño Alfonsito de un disparo entre ceja y ceja. Otro ‘terrible accidente’.
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