Collages. Porno-historia de la humanidad I
Por Nònimo Lustre. LQSomos.
La Edad Media II
En la banda izquierda, adulterio en los castillos y el error de Guillermo Tell. En la abigarrada banda derecha, una anécdota que conecta con el collage precedente.
Nos centramos en Tell: en el grotesco dramón mundialmente aclamado Seis malandrines en busca de Europa, Guillermo Tell el del Traspiés, aparece “Vestido de Peter Pan pero en negro. Mata con dinero blanqueado y con estrella voladora extraída de la actual bandera azul europea”. A su vez, Tell se define como “capo y soldato de la famiglia de los Bürglen suizos pero, en realidad, nunca he existido carnalmente porque soy un dios… Soy un dios hiper-moderno que hace lo que quiere con los padres pero también con los hijos. Los suizos no gastamos esos brutalismos de capar con pedernal; sois vosotros, los greco-romanos los que sois demasiado rústicos. Los suizos no capamos a nadie; somos más de dinero negro pero contado en quirófano.”
Asimismo, en su primera actuación en la escena, canta Addio Lugano bella salpicada con castellanismo: Amici e compagni / soy un hombre de fe / soy un tremendo espía / mato con alegría / e cóntano l’historia / dil suo Guillerno Tell. En el 1er Acto, es zaherido por Alejandro el Maño pero contraataca acusándole de haber matado a Filipo, su padre, “y a tus amigos y hasta a tus novios”. En el 2º Acto, Carlomagno le propone para un cargo… si pide perdón por el affaire de su hijo y la manzana. A ese respecto, Tell declama: “Bueenooo, sí, fallé con mi primera flecha, lo reconozco. Y eso, ¿qué importa cuando es tan fácil fabricar hijos? Si es hasta placentero… Pero, como soy puro mito y los mitos son fáciles de “editar”, enmendé mi primer fracaso. Hoy día, todos me creen… menos mi esposa. Mi mujer, la fuerte Hedwigia, no lo entiende; ella dice que el trabajo de parir y criar es sólo suyo y que yo no siento ni padezco. Más a más, Hedwigia me insultó cuando supo la hazaña de la segunda manzana. Me acusó de no tener corazón, ni de padre ni de humano. Tanto gritó que sus voces llegaron a los oídos de Schiller quien, como era muy panfletario, las recogió en su teatro –muy malo, por cierto, no vayan a ver su Guillermo Tell o se aburrirán cuales vacas suizas.”
Islam
Dos visiones del Islam: la difundida por Las Mil y Una Noches y su actualización en un yihadismo que ataca la molicie de los sempiternos sultanes siguiendo el modelo del genio de Aladino. Tiene cierto valor historiográfico que esta no-muy-disimulada apología del extremismo islámico fuera publicada en los años 90’s por una porno-revista española de ínfima calidad –el ISIS todavía no mostraba su terrorífico modus operandi.
Tratándose de dos religiones primas hermanas, el origen de las Mil y Una Noches (MUN) puede remontarse a la tradición popular pero también al Viejo Testamento y al Corán: “48. Del día en que formábamos nuestra alianza con Moisés du¬rante cuarenta noches; durante su ausencia, tomasteis un becerro como objeto de vuestra adoración y obrasteis inicuamente. 49. Os perdonamos en seguida, a fin de que nos estéis agradecidos.” (Corán, Sura II, La vaca)
Además, las propias fábulas rezuman violencia. Sinopsis: “El sultán Schahriar, tras sufrir las infidelidades de su esposa, decide casarse cada día con una joven virgen que es ejecutada a la mañana siguiente para evitar así cualquier otra traición. Para impedir que todas las muchachas del reino mueran, la joven Scherezade se ofrece como voluntaria para casarse con el monarca, y utiliza su astucia para proponerle un pacto mediante el cual no podrá ser ejecutada hasta que no acabe de contarle una historia.” El veneno del ISIS se ancla en la tradicional misoginia común a la Eurasia de hace siglos. Dicho sea para que no caigamos en la trampa de creer que el asesinato de las vírgenes es un rasgo propio del extremo activismo mahomético. De hecho, en las MUN, sólo encontramos una alusión a los atentados: ”¡Muchacha! ¡Hija de sultán! ¿Las gentes como tú hacen cometer atentados detestables con las hijas de los sultanes?.” (noche 790) Eso sí, son medulares los asesinatos ‘de honor’. Por ejemplo: “Encontró a su esposa durmiendo en el lecho conyugal, abrazada a un esclavo negro…. desenvainó la espada y dio muerte a los dos en el mismo lecho.” (primera alegoría)
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