Colombia. Pronunciamiento del Movimiento por la Constituyente Popular

Por Agencia Mp3. LQSomos.

La crisis económica no la pueden pagar los pobres ni la clase media, pues no son los responsables de ella y ya vienen cargando con el peso de impuestos injustos como el IVA, por ello, desde una visión democrática, la crisis la tienen que pagar los grandes capitalistas generadores de la misma, con altos impuestos a su capital, disminuyendo su tasa de ganancia

El aumento del precio de la gasolina ha sido una de las decisiones del gobierno Petro que más ha despertado reacciones en la opinión pública. Reproducimos el comunicado emitido por el Movimiento por la Constituyente Popular -MCP-:

Detonante que puede generar un nuevo estallido social

En tiempos de crisis la clase baja se pauperiza y la media puede descender a la baja, lo decía uno de los clásicos del marxismo, y la implementación de medidas que afecten estas clases contribuye a que se cumpla esta predicción.

Una de las prioridades del gobierno de Gustavo Petro en el plan de finanzas para el 2023 es la disminución de la deuda externa en un porcentaje significativo, el cumplimiento de la regla fiscal subsanando el déficit del tantas veces cuestionado Fondo de Estabilización del Precio de los Combustibles -FEPC-, regla de oro admirada por el entrante ministro de hacienda, Ricardo Bonilla, aplaudido por el exministro neoliberal del gobierno anterior, Juan Alberto Londoño.

Para saldar este déficit desde octubre de 2022 inició un incremento progresivo y agresivo de 200 pesos por galón de gasolina incrementándose a 600 en mayo de 2023, en loca carrera hacia los $16.000 por galón. Es una repetición de la receta de gobiernos anteriores, que más temprano que tarde, luego de llegar a la meta del precio de la gasolina, seguirá con el precio del ACPM, como lo ha anunciado Minhacienda, copando a todos los vehículos que transportan bienes de consumo popular e insumos industriales.

La justificación del incremento es frágil e inconsistente, dice el ministro Bonilla que no se puede subsidiar la gasolina a los dueños de carros de alta gama, que son una minoría ínfima, ignorando que este incremento está afectando a parte del transporte, pues no todo ese segmento usa motores diésel, golpea a centenares de miles de personas que utilizan la moto como medio de subsistencia, sin contar los miles de taxistas asalariados que deben asumir este gasto adicional. Los sectores de capa media sufren un impacto negativo que se suma a la pérdida del subsidio para vivienda lanzándoles a la pobreza.

La crisis económica no la pueden pagar los pobres ni la clase media, pues no son los responsables de ella y ya vienen cargando con el peso de impuestos injustos como el IVA, por ello, desde una visión democrática, la crisis la tienen que pagar los grandes capitalistas generadores de la misma, con altos impuestos a su capital, disminuyendo su tasa de ganancia.

Esta medida, que dispara el asfixiante crecimiento del costo de la canasta familiar, puede convertirse en un detonante de un nuevo estallido social que involucraría a amplios sectores sociales del campo y la ciudad.

La quiebra en que recibió el país el gobierno de Petro y Francia es real, pero la solución a esta crisis no se puede descargar en los sectores más desfavorecidos, por eso hemos planteado que no se pueden sacrificar los cambios sociales y económicos para cumplirle a la banca nacional e internacional, para ello hay fórmulas como echar mano a recursos de las reservas internacionales y sus utilidades y dar un manejo soberano a la deuda externa trabajando por una moratoria.

Ante esta crisis cíclica de la economía que está avanzando, los graves efectos de la ola invernal y los costos para asumir medidas preventivas ante el peligro de erupción del volcán Nevado del Ruiz debe pronunciarse el proyectado Encuentro Nacional de Organizaciones Sociales y Populares que vincula en su impulso a las fuerzas del Pacto Histórico, que tiene la responsabilidad de gobernar a favor de las mayorías.

Lo real es que el gobierno se ha demorado en declarar la emergencia económica y social, prometida en la campaña electoral, con ella podría destinar recursos a la solución de las necesidades básicas del pueblo, como saciar el hambre de millones de colombianos, entregar ayudas a los sectores económicos (pequeños y medianos) y a las capas sociales más vulnerables evidenciando de esta manera un ángulo clave del progreso y el cambio social pregonado desde el balcón de la Casa de Nariño.

¡Que la crisis la paguen los ricos!
¡Emergencia económica y social… YA!