Con Grateful Dead
Mariano Muniesa*. LQS. Junio 2020
En el disco “Workingman´s Dead” predominó una música mucho más apegada a las raíces rock y blues de la música americana
¿Qué les parece un viaje –virtual, imaginativo, astral, o como lo quieran llamar ustedes- a la soleada y eternamente primaveral de la California hippie?
Pongámonos en situación: Estamos en Haight-Ashbury, San Francisco, 1970. No importa que época del año sea. Como siempre, el clima es cálido, el día es soleado, el cielo tiene ese azul intenso, brillante, que quien suscribe estas líneas solamente ha visto con ese color y esa luz aparte de la propia San Francisco, en Canarias y en Cuba. Las calles se llenan de preciosas chicas con ponchos mexicanos, sandalias artesanas y flores en el pelo, junto a chicos de largas melenas y guitarras llenas de símbolos por la paz. Lawrence Ferlinghetti y Allen Ginsberg leen sus poemas en improvisados recitales en plena calle.
En las emisoras de radio suenan Jefferson Airplane, Country Joe & The Fish, Quicksilver Messenger Service, The Doors, Jimi Hendrix, Bob Dylan y los Rolling Stones. Los Coffee Shop y las tiendas psicodélicas emanan olores y efluvios que invitan a desafiar la legislación sobre narcóticos existente en los Estado Unidos y fumar un generoso joint de hierba. En ese escenario, en junio de 1970, aparecía en las tiendas de discos de San Francisco, de Los Angeles, de todo el mundo, el cuarto álbum de una de las bandas míticas del rock de la costa oeste, los Grateful Dead de Jerry García.
Aquel excelente disco se llamaba “Workingman´s Dead” y aún siendo un álbum enormemente representativo no solamente de lo que era el rock americano en esa evolución y esa transformación que ya se intuía de lo que iba a ser el paso de los años 60 a los años 70, también lo fue en la trayectoria de los propios Grateful Dead, marcando un cambio fundamental para el grupo. Sus tres álbumes de estudio anteriores, incluido el predecesor de 1969 “Aoxomoxoa” y el histórico directo “Live / Dead”, también de 1969, aún enfatizaban y ponían más en primer plano los elementos más psicodélicos y los temas más experimentales, mientras que en “Workingman´s Dead” predominó un rock mucho más apegado a las raíces rock y blues de la música americana y les hizo conseguir las mejores ventas en Estados Unidos de su historia hasta aquel momento. Del mismo modo, el single “Uncle John’s Band” fue el primer sencillo de Grateful Dead que entró en listas oficiales de ventas.
Un disco que bebía de Dylan, del country, del blues, de los Rolling Stones, en el que se decantaban hacia el rock, pero sin dejar de lado esa calidez y esa idiosincrasia tan peculiar que les había convertido en todo un icono de la cultura musical hippie. Siempre se recuerda esa genial mezcla de country, rock y blues con aires West Coast que era “Cumberland Blues”, la balada acústica “Black Peter”, que tenía a mi juicio una innegable conexión con los Beatles por el tratamiento de la voz y con Dylan por esa conmovedora armónica, la preciosa “Dire Wolf”, en la que dejaron fluir su lado más country, en especial en esas maravillosas slide guitars o la que es personalmente mi favorita de este trabajo, “New Speedway Boogie”, un blues rock semi-acústico lleno de inspiración y de feeling. Incluso la portada del álbum refleja esta nueva dirección: la portada de “Aoxomoxoa” era colorida y psicodélica, mientras que la de “Workingman’s Dead” fue monocromática y de tonos sepia.
Este disco se grabó en tan solo diez días de febrero de 1970 en los Pacific High Recording Studios de San Francisco, no solamente porque vivieran en ese momento una fiebre creativa sin precedentes, sino porque los anteriores discos se habían grabado pasando muchísimo tiempo en el estudio y ello, en opinión de Jerry García, además de no resultar lo más adecuado para el resultado final, era económicamente demasiado costoso. De hecho, el grupo había gastado todo el dinero conseguido en su última gira del otoño de 1969 en pagar la deuda –y no del todo- que acumulaban con el estudio en el que grabaron sus dos anteriores discos de larga duración. Si a eso se le suma que estaban pendientes de la celebración de un juicio contra la banda por posesión de drogas en el que la fiscalía pedía diversas penas de cárcel para cada uno de ellos y que rompieron abruptamente con el que era hasta entonces su manager, Lenny Hart, como bien dijo el propio Jerry García, “grabar este disco en esas condiciones fue definitivamente un éxito”.
Acerca del proceso de composición y elaboración de este álbum, según se dice en la historia oral de 1992 “Dead, Aces Back to Back”, en el verano de 1968, Stephen Stills estuvo de vacaciones en el rancho de Mickey Hart en Novato. “Stills vivió conmigo durante tres meses más o menos en el momento del primer disco de CSN”, recuerda Hart, “y tanto él como David Crosby realmente convencieron a Jerry y Bobby -Jerry García y Bob Weir, los líderes de los Dead- de que la voz era lo que más debían cuidar y potenciar en una música como la suya. Eso nos alejó de la improvisación pura y dura y nos llevó más hacia las canciones”.
García comentó que gran parte del sonido del álbum provenía de la amistad de la banda con Crosby, Stills y Nash (rebautizada como Crosby, Stills, Nash & Young con la incorporación del cantante y compositor canadiense Neil Young): “Al escuchar a esos muchachos cantar y lo bien que sonaban juntos, pensamos: Podemos intentarlo. Trabajemos un poco. Y funcionó”.
Este próximo verano, más concretamente el 10 de julio, se relanzará en una edición especial para coleccionistas de este álbum titulada “Workingman’s Dead: 50th Anniversary Deluxe Edition”, que constará además de una versión remasterizada del álbum original de 1970, de un concierto completo grabado el 21 de febrero de 1971, en el Capitol Theatre de Port Chester, Nueva York, distribuido en dos discos.
David Lemieux, productor de esta reedición y uno de los más reconocidos expertos en la historia de Grateful Dead, ha afirmado en relación a este nuevo lanzamiento: “El material que hemos seleccionado ofrece una visión totalmente ajustada a la realidad de lo que fueron Grateful Dead entre 1970 y 1971, mostrando lo que fue sonido que definiría a la banda en los siguientes años. El concierto en directo incluido en esta reedición muestra a una banda de verdaderos trabajadores del rock tocando su música en una actitud real y radicalmente honesta, como fueron siempre Grateful Dead”.
Grateful Dead continuó este sonido de folk-rock con aroma country y blues en el siguiente álbum, “American Beauty”, que se lanzó menos de cinco meses después de “Workingman’s Dead”. Presumiblemente, una edición del 50 aniversario de ese LP saldrá a finales de este año, ya que los primeros tres discos de estudio de The Dead han recibido reediciones de lujo.
Escúchenlo. Disfrútenlo. Y sueñen…
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– LoQueSomos en Red
* Nota original del diario “La Región”
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