Con todos
Hay seres humanos que, más que encontrar a un Dios que les sirviera de humana referencia, en su glorioso hallazgo descubrieron una bendita coartada para pensarse a su imagen y semejanza, y en tan feliz consecuencia es frecuente oírlos repetir aquello de: “yo soy… yo hago… yo creo…”
Hay seres humanos que, a falta de ese Dios que pudiera dar sentido a sus vidas, optaron por venerar el esplendor de su propia humanidad para mejor afirmar como divinos sus destellos, y en tan dichosa conjetura es corriente oírlos decir aquello de: “yo soy… yo hago… yo creo…”
Yo no sé si unos y otros, en su celeste o mundana certidumbre, lo saben o lo ignoran, pero cada vez que cualquiera de esos egos proclama su engreída majestad al pie de un altar o delante de un espejo, regodeándose en su dichoso enunciado por haber sido capaz de ser, de hacer o de crear, también está omitiendo el nombre y la memoria de unos cuantos que han hecho con él, que crean a su alrededor, que hicieron antes, que seguirán creando, que también son.
Yo no sé si unos y otros, en su ilustre o frívola evidencia, lo olvidan o lo mienten, pero cada vez que cualquiera de esos egos se jacta ante un sagrario o frente a la bondad de su reflejo, de haber llegado antes, de haber estado siempre, de haber sido el primero, de haber tenido más, de haber perdido menos… está excluyendo el nombre y la memoria de todos aquellos seres humanos que a lo largo de la historia han sabido y saben que ser, hacer, crear, que cualquier verbo, sólo es en plural que puede conjugarse porque nadie es, hace, ni crea, sino es con todos.