Continente rico, población pobre
Por Ángel Olaran*
Para liberarse de lo que puedan considerar “basura humana”, Europa ha añadido en un 3.200% el valor de los ”pequeños detalles”, a favor de gobiernos y policías en países fronterizos africanos y del Este
Costa de Marfil: “Primer país en producción de cacao del mundo. Tercer productor de café del mundo; además de oro, diamantes y otros productos. País inmensamente rico.” Marcelino Yao Kouadio, obispo de Daloa, Costa de Marfil, consternado comenta que, “los que lo producen no pueden permitirse disfrutar de esas riquezas” Añadiendo: “nuestros niños mueren en el Mediterráneo”, contados uno a uno. Africana feb.2024
Lo mismo ocurre en Congo y otros países africanos ricos en materia prima. Un misionero comenta desde Bunkeya (Katanga) “Los chinos están muy presentes en la zona. Gracias a ellos las carreteras están muy bien y hay pequeños `comercios´ en los pueblos, donde puedes comprar cosas que antes solo podías comprar en la ciudad, pero como contrapartida es que se están llevando toda la riqueza minera del país. Enormes camiones donde se van con el cobre, el cobalto, el coltán… a otros países”
Africana febr.2024.
En este caso, al menos algunas migajas caen a las bocas de los pobres.
El año 2000 pescadores españoles espoliaron los mares de Senegal obligando a sus jóvenes, muchos de ellos casados, a enfrentarse al mar en peores condiciones de las que viajan los productos por ellos producidos. No se oye de un kilo de cacao que se haya perdido en el mar debido a leyes humanas injustas. Productos que en las fronteras occidentales y otras entran por la puerta grande, y que una vez manufacturados, al volver a su puerto de origen, lo hacen con un sello de VALOR AÑADIDO, que, como dice el obispo, “no los van a poder disfrutar.”
Así como Occidente aprovecha al máximo la importación de la materia prima africana, echando mano a la corrupción, a lo que haga falta, igualmente desarrollan, también al máximo, la corrupción incluida, la protección de las fronteras europeas, comenzando desde las africanas, a fin de librarse del elemento humano africano.
A pesar de tanta medida, brutalmente concebida, de precaución, muchos jóvenes consiguen llegar al sur de Europa, donde ya en terreno civilizado, comienza su verdadero calvario. Siguiendo esta política occidental de persecución, muertes, perros, cargas policiales… no se va a conseguir frenar el flujo migratorio.
Para liberarse de lo que puedan considerar “basura humana”, Europa ha añadido en un 3.200% el valor de los ”pequeños detalles”, a favor de gobiernos y policías en países fronterizos africanos y del Este. Como contrapartida se admiten: extorsiones, abusos, robos, crímenes, abandono del “material humano desechable” en el desierto. No es cuestión de ponerse sentimental: todos tienen una madre.
Anteriormente se comentaba que España protegió su frontera nacional llegando hasta los mares de la costa de Senegal, con fragatas y material del estilo, para defenderla de los posibles jóvenes aventureros que no tienen mejor idea que llegar a Occidente a entorpecer la sana moral social de sus gentes, a quitar, a los jóvenes españoles, su derecho laboral a ir a recoger tomates, aceitunas, fresas, melocotones… Al igual que las jóvenes, tan agresivas, que se imponen a las españolas en su derecho laboral a cuidar de la población anciana, a niños en sus hogares… No en vano se les llama “los sin papeles”.
Me imagino que esta situación en la que se encuentran muchos miles de estos jóvenes, constituye el EFECTO LLAMADA, tras el que otros muchos miles se echan al mar y los desiertos. Muy pocos, se lanzarán a estos mares y desiertos atraídos por los beneficios sociales en Occidente que algunos de sus correligionarios hayan podido conseguir.
En el caso de Senegal, la mejor y más digna manera de haber conseguido que sus jóvenes quedaran en sus casas, hubiera sido apoyarles en sus métodos de pesca; gestionar embarcaciones apropiadas… pero la economía española primaba sobre la senegalesa.
A su manera, pero con el mismo fin, se firmó un acuerdo entre España y Mauritania hace solo un par de años: a la caza del africano.
Venimos de lejos: “La historia nos habla de Cape Coast (Ghana), como una ruta importante de comercio del oro, marfil, maderas nobles y miel, en el llamado Comercio Triangular Transatlántico (África- Europa- América) desde 1450 a 1870, siendo el comercio de esclavos el principal método de pago. Este comercio va a provocar la mayor migración forzada de la historia humana: más de 12 millones de hombres, mujeres y niños africanos.” Africana Abril 2024. A nadie se le exigió visado de trabajo.
Antes íbamos en busca de esclavos, ahora vienen ellos solos – como alguien lo ha dicho – aun sirviéndose de los cayucos de pesca, que apenas podían separarse unas millas de la costa.
Como se oía por las calles de Madrid: “No, no. No nos pararán” Un pequeño retoque: pararán por `pasaran´.
¿Es que en ninguna sala de la UE, ni por curiosidad, se ha sugerido el crear una Comisión Ad Hoc, de SABIOS COSMOLOPITAS, apartidistas, que pueda mediar entre estos jóvenes y Occidente? La fuerza bruta no es la solución.
A tenerlo en cuenta cuando veamos a jóvenes africanos ofreciéndonos sonrisas por las terrazas de los bares mientras tomamos un café. Sin mayores pretensiones.
* Abba Malaku (nombre con el que Ángel Olaran es conocido en la ciudad de Wukro, Etiopía, Malaku significa Mi Ángel) es un misionero que ha desarrollado durante gran parte de su vida una labor humanitaria en África, desde hace más de 25 años la desarrolla en Etiopia, en la zona del Tigré. Anteriormente paso 20 años en Tanzania.
“Se dice que la Iglesia es la voz de los que no tienen voz, pero yo creo que los que no tienen voz, tendrían que ser la voz de la Iglesia. Pero hoy por hoy esa gente no tiene voz en la Iglesia. No se cuenta con ellos, ni se discute con ellos, no se programa con ellos. Son algo así como el objeto de nuestra caridad, y yo creo que tendrían que ser sujetos del desarrollo. Desde esa perspectiva trabajo”. Ángel Olaran
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