Convocatoria: Contracumbre mundial de movimientos sociales
Por CADTM. LQSomos.
Convocatoria de una contracumbre mundial de movimientos sociales a las Reuniones Anuales del FMI-BM que se celebrarán en Marrakech del 9 al 15 de octubre
Las Reuniones Anuales del Grupo del Banco Mundial (GBM) y del Fondo Monetario Internacional (FMI) se celebrarán del 9 al 15 de octubre de 2023 en Marrakech (Marruecos).
El FMI adquiere protagonismo a medida que se agrava la crisis multifacética que afecta al mundo desde 2020. En los últimos tres años ha firmado acuerdos de crédito con un centenar de gobiernos. En cada uno de estos acuerdos, el FMI exige la continuación de las políticas neoliberales. Al mismo tiempo, se está desarrollando una nueva crisis de la deuda. Ya es hora de reaccionar.
Creados en 1944, el FMI y el Banco Mundial se reúnen principalmente en Washington y cada tres años lo hacen en un país miembro distinto de Estados Unidos. Desde 1947, las Juntas Generales de ambas instituciones sólo se han celebrado en África una vez, en Nairobi (Kenia) en 1973. La elección de Marruecos no es casual. Este país es considerado por Washington y sus aliados como un buen alumno porque su gobierno aplica sistemáticamente el credo neoliberal de las dos instituciones y porque apoya la política inhumana de la Unión Europea en materia de política migratoria y de asilo.
La red internacional CADTM (Comité para la Abolición de las Deudas Ilegítimas) se movilizará para contribuir activamente a que se oigan otras voces del planeta en estas Asambleas del GBM y el FMI, que reúnen a ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales de 189 países miembros de estas instituciones, así como a representantes del sector privado, el mundo académico y las ONG. Proponemos la organización de una contracumbre mundial de los movimientos sociales contra estas asambleas.
Para promover la unidad de acción, el CADTM propone que se redacte un llamamiento común a esta contracumbre. Se dirige a todos los movimientos que deseen unir sus fuerzas en defensa de la humanidad.
A continuación, el CADTM da a conocer su posición con respecto a estas dos instituciones antidemocráticas y a sus políticas contrarias al ejercicio de los derechos humanos.
Ambas instituciones siguen promoviendo el neoliberalismo y el capitalismo, que han causado una devastación social, económica y ecológica a escala mundial.
Los pueblos del Sur, que obtuvieron la independencia política a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta del siglo pasado, han tenido que cargar con el pago de las deudas coloniales y las odiosas deudas de los regímenes despóticos apoyados por ambas instituciones. Estos últimos impidieron la industrialización y el desarrollo endógeno de estos países en favor de la promoción de las exportaciones impulsada por las clases dirigentes locales y las grandes empresas extranjeras en función de las exigencias del mercado mundial. El Banco Mundial ha financiado elefantes blancos con enormes préstamos, proyectos grandes, caros e innecesarios que no benefician a la población local. Estos factores condujeron a la crisis de la deuda que estalló en 1980. Esto fue utilizado por el FMI y el BM para imponer programas de ajuste estructural (reducción del gasto en sanidad y educación, privatizaciones, etc.) y la apertura de los países del Sur a la libre circulación de capitales y mercancías en un contexto de globalización capitalista, financiarización, libre comercio y creciente internacionalización de las cadenas de producción, que reducen la soberanía de los Estados. Las dos instituciones han acentuado así el empobrecimiento de los pequeños productores, en particular del pequeño campesinado, el empobrecimiento de la clase obrera, la precarización de las mujeres y los jóvenes y el endeudamiento privado de las clases populares, en particular a través del microcrédito.
En cuanto al medio ambiente, el Banco Mundial sigue desarrollando una política productivista y extractivista desastrosa para las personas y perjudicial para la naturaleza. En contra de sus promesas, sigue financiando masivamente los combustibles fósiles, que tienen un efecto desastroso sobre la contaminación y el cambio climático. El Banco Mundial también financia la construcción de grandes presas que causan enormes daños medioambientales. Favorece el desarrollo del agronegocio frente a la agricultura campesina, apoya el uso masivo de pesticidas, herbicidas, fertilizantes químicos responsables de una dramática pérdida de biodiversidad y del empobrecimiento de los suelos. El Banco Mundial promueve la privatización y comercialización de la tierra en beneficio de los grandes terratenientes.
El Banco Mundial y el FMI también han contribuido al rescate de los grandes bancos privados de los principales países industrializados tras la crisis mundial del capitalismo de 2007-2008 mediante un endeudamiento público masivo acompañado de políticas de austeridad y la destrucción de las conquistas sociales. Han utilizado la deuda pública para generalizar la privatización del agua, la tierra, los bosques, las minas, los caladeros y los servicios públicos, como la educación y la sanidad. La decadencia de esta última se ha puesto de manifiesto con la pandemia de Covid. Desde el inicio de la crisis sanitaria, el FMI y el BM, junto con otras instituciones del gran capital y de las multinacionales (G20, Club de París, etc.), han multiplicado las iniciativas para evitar soluciones radicales de condonación. En lugar de anular deudas, propusieron aplazamiento de pagos, excluyendo a los acreedores privados, principales tenedores de la deuda pública externa de los países del Sur. Los nuevos plazos de pago coinciden con el contexto heredado de la invasión de Ucrania y la escalada de los precios de los alimentos básicos, los piensos para el ganado, los fertilizantes y la energía, que golpean con mayor dureza a los países más pobres, ya afectados por fuertes inundaciones e intensas sequías. Según el FMI, alrededor del 60% de los países en desarrollo de renta baja se encuentran ya en dificultades de endeudamiento o en alto riesgo de padecerlas.
Aumentan las suspensiones de pago de deuda. Desde 2020, 9 países han incumplido: Argentina, Ecuador, Líbano, Surinam, Zambia, Belice, Sri Lanka, Rusia y Ghana. Otros países están más cerca del impago, como El Salvador, Perú, Túnez, Egipto, Kenia, Etiopía, Malawi, Pakistán y Turquía.
Los préstamos del FMI y el BM a los países de renta baja aumentaron drásticamente en 2020 y se espera que se mantengan en un nivel elevado durante varios años. Las condicionalidades son cada vez más vinculantes y nefastas para las poblaciones.
Ambas instituciones actúan en beneficio de un puñado de grandes potencias y sus empresas transnacionales que refuerzan un sistema capitalista internacional destructivo para la humanidad y el medio ambiente. Es urgente iniciar amplias movilizaciones por el repudio soberano de la deuda y por la construcción de una nueva arquitectura internacional democrática que favorezca la redistribución de la riqueza y apoye los esfuerzos de los pueblos por alcanzar un desarrollo socialmente justo y respetuoso con la naturaleza.
La organización que sustituya al Banco Mundial debería estar ampliamente regionalizada (los bancos del Sur podrían estar vinculados a ella), y su función consistiría en conceder préstamos a tipos de interés muy bajos o nulos y subvenciones que sólo podrían concederse a condición de que se utilizaran respetando estrictamente las normas sociales y medioambientales y, más en general, los derechos humanos fundamentales. A diferencia del actual Banco Mundial, el nuevo banco que el mundo necesita no trataría de representar los intereses de los acreedores e imponer a los deudores un comportamiento acorde con las leyes del mercado, sino que tendría como misión primordial la defensa de los intereses de los pueblos que reciben los préstamos y subvenciones.
El nuevo FMI, por su parte, debería recuperar parte de su mandato original de garantizar la estabilidad de las monedas, luchar contra la especulación, controlar los movimientos de capitales y actuar para prohibir los paraísos fiscales y el fraude fiscal. Para lograr este objetivo, debe contribuir, en colaboración con las autoridades nacionales y los fondos monetarios regionales (que deben crearse), a la recaudación de diversos impuestos internacionales.
La red internacional CADTM llama a las redes, organizaciones, movimientos sociales y sociedad civil del Sur y del Norte, a celebrar una contra-cumbre mundial a las Reuniones Anuales del FMI-BM que tendrán lugar en Marrakech del 9 al 15 de octubre de este año. Se creará un comité internacional de seguimiento para iniciar los preparativos colectivos de este importantísimo encuentro mundial de activistas, que podría dar lugar a otras iniciativas para una nueva coordinación internacional de los movimientos sociales.
Hagamos oír la voz de los movimientos sociales en Marrakech el próximo octubre. Queremos demostrar el poder de los pueblos organizados, defender la soberanía popular y promover la justicia social y medioambiental.
¡ACABEMOS CON EL BANCO MUNDIAL Y EL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL!
ATTAC CADTM Marruecos, miembro de la secretaría internacional compartida de la red CADTM, trabajará con sus aliados en Marruecos en cuestiones organizativas y logísticas.
Los enlaces oficiales para seguir la actualidad de las Reuniones Anuales del FMI-BM:
https://www.imf.org/en/News/Seminars/Campaigns/2023/Marrakech2023
https://openmorocco2023.com/
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