Cuando la Transición Verde destruye el campo
Por Agencia MP3*
La Asociación SOS Montes Torozos es una organización que reivindica la vida y el futuro de la tierra castellana frente a los grandes intereses económicos, la defensa del territorio frente a las MACROrenovables. Reproducimos la siguiente nota informativa:
“El progreso no sirve si este ha de traducirse inexorablemente en un aumento de la incomunicación y la violencia, de la autocracia y la desconfianza, de la injusticia y la prostitución del medio natural, de la explotación del hombre por el hombre y de la exaltación del dinero como único valor” Miguel Delibes.
En nombre de este falso progreso que tan bien definió Don Miguel, los campos y montes de Castilla están sufriendo una metamorfosis salvaje: de tierras de cultivo, pastos para el ganado, aprovechamiento de leña, vida y refugio de animales…, a polígonos industriales de dimensiones descomunales, molinos, placas solares, torretas y tendidos eléctricos, alambradas y dispositivos de vigilancia…El imponente cielo castellano se ha llenado de enloquecidas aspas, de luces inquietantes, de rugidos interminables. Los verdes, marrones, amarillos de esta tierra son ahora grises metalizados, un cementerio que se pierde en el horizonte.
Hace no mucho tiempo, desde los santuarios del poder europeo se decidió que los combustibles fósiles, con los días contados, se sustituyeran por fuentes inagotables de energía. Las empresas del sector que hasta antes de ayer engordaban a base de petróleo, gas y contaminación, lo hacen ahora gracias al sol y al viento, son verdes, sostenibles y limpios. Guiados por esta convicción y por los generosos fondos Next Generation, no dudan en talar, excavar, remover, cimentar, allá donde deciden que han de plantar sus “parques”. Por supuesto, compran voluntades, públicas y privadas y nos hacen cómplices y hasta partícipes de la trascendencia de su negocio: la lucha contra el cambio climático. Pretenden ejecutar tan noble objetivo sin dejar de expoliar, despilfarrar y destruir lo que sea necesario.
El progreso llega a Urueña de la mano de Páramo Solar II, una macro-renovable de placas fotovoltaicas que ocupará una superficie total aproximada de 1.291,77 ha e incluirá una subestación y una línea eléctrica de evacuación que irá enterrada y discurrirá por el término municipal de Villardefrades.
A pesar de que el proyecto ha superado el informe de impacto ambiental, roza la ilegalidad en todos los aspectos que se han tomado en consideración: aire, suelos, hidrología, vegetación, fauna, paisaje, espacios naturales, población y salud humana, patrimonio cultural, residuos… Urueña cuenta con el casco urbano mejor conservado de la provincia, declarado conjunto histórico artístico en 1975. Sin embargo, no parece importar demasiado que la instalación quede a 1 km del pueblo y a escasos 400 metros de la ermita Nuestra Señora de la Anunciada, declarada Bien de Interés Cultural. Por otro parte, las placas limitan con cuatro parcelas que forman parte de la Zona de Especial Conservación, Montes Torozos y Páramo de Torquemada-Astudillo, y a unos 8 km de la Zona de Especial Conservación para las Aves, Tierra del Pan. Para especies como el aguilucho cenizo, el murciélago ratonero y la ganga ortega presentes en la zona y ya amenazadas, la construcción y explotación de esta planta supondrá para ellas el golpe de gracia definitivo.
Se insiste mucho en el proyecto en que la ubicación de las placas se asienta en tierras de labor en secano, “de escaso interés”, y muy poco sobre la eliminación sistemática de toda vegetación, unas 44 ha de encinas y pinos piñoneros y otras tantas hectáreas de plantas anuales, brezales y aliagas, catalogadas como Hábitats de Interés Comunitario.
Ni una palabra en todo el proyecto sobre los materiales que componen la planta solar: aluminio, acero, vidrio, plástico, acrílicos, resinas, plomo, silicio y otros altamente tóxicos como el teluro de cadmio, el seleniuro de cobre, indio y galio y el arseniuro de galio compuesto por galio y arsénico, cancerígeno y tóxico para la reproducción humana. Con razón cuenta un agricultor de la zona que: “allí donde pongan fotovoltaicas no sé podrá sembrar en muchísimos años, hasta que la capa fértil no entierre esa contaminación en unos metros. Siglos… Y además no se quedan en la superficie, se filtran a la tierra. Esta gente por cuatro duros se está cargando el entorno”.
En mayor y menor medida se verán afectados el arroyo de La Ermita, a 600 m de la planta y el humedal Barreno Grande a 5 km y también las vías pecuarias existentes en la zona: la Colada Real Zamorana, que cruza Urueña por el norte y las más cercanas al emplazamiento: la Colada del Camino de Urueña y la Colada del Camino de la Espina. Un recordatorio al respecto: las vías pecuarias son bienes inembargables, imprescriptibles e inalienables. El aire limpio de la zona, convertido en producto de lujo, se llenará de polvo, gases, olores y ruidos por el trajín de la maquinaria y los camiones. Y sobre todo el paisaje quedará herido de muerte. Urueña es paisaje.
Sorprende tanto dinero invertido, tanto empeño institucional por transformar un precioso pueblo que vivía de la agricultura y la ganadería en un decorado pseudo cultural y sin alma; donde aparentemente no falta de nada: museos, salas de exposiciones, librerías, bares, restaurantes, casas rurales…, muchos de estos negocios cerrados buena parte del año, y se carece de lo fundamental: el arraigo a la tierra, la dignidad del que no se vende y defiende el legado natural, patrimonial y cultural de sus antepasados y que está obligado a dejar a las generaciones futuras.
¡RENOVABLES SÍ, PERO NO ASÍ!
* ASOCIACIÓN SOS MONTES TOROZOS
@SosTorozos
#MACROrenovablesNO #RenovablesSÍperoNOasí #EspañaVaciada
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En realidad una de las cosas que importan, es la propiedad de una cosa y de otra, si los productos agricolas son propiedad de terratenientes o multinacionales, tampoco perdemos tanto si los mismos se dedican a otra cosa.
Sólo ganaremos cuando la propiedad de esos campos sean del conjunto de a sociedad, se dediquen a lo que se dediquen.
El problema Pablo, en esta Castilla, es que no se trata de terratenientes sino de terrenos agrícolas que no se desea cultivar bien porque no hay “relevo generacional” , bien porque precisamente las multinacionales “verdes” ofrecen más dinero al pequeño-mediano propietario de tierra, del que puede ofrecer el posible arrendatario-campesino interesado en la agricultura para producir alimentos.
Y cada día esa colonización del suelo se extiende más y más en Castilla (en la España Vacía). Además, los protocolos Next Generation de subvenciones a estas operaciones son SECRETOS por decisión de la Comisión Europea y esa opacidad entrega tierras y dinero a los grandes de la anterior explotación de energías fósiles, que así…”se pintan de verde” mientras siguen acumulando capital y exenciones de impuestos.
Solo una gestión equilibrada de usos del suelo (producción de alimentos y producción energética verde) acompañada de una empresa pública de producción energética verde…abriría vías de abordaje del problema. Claro que eso, exige más, mucha más, acción social de la que existe y menos mucho menos hipnosis ante la palabra “verde” que el capitalismo usa como un fetiche. En fin, la situación es mala y vamos cuesta abajo. Abrazos.