Danza, sexo, clase social y poca VERGÜENZA

Danza, sexo, clase social y poca VERGÜENZA

Iñaki AlRui. LQS. Julio 2020

Relato de cómo te pones a ver un vídeo y te llenas de mal rollo por la desbordante caspa empesebrada que rezuma y la prepotencia de los bendecidos de la administración… señoritos de la danza

[Estamos en los Teatros del Canal, en el marco del festival Madrid en Danza 2020, en una charla titulada “Distintas perspectivas de futuro”. Los invitados —en masculino— a dar su opinión sobre el futuro de la danza son: Chevi Mudaray, Manuel Segovia, Rubén Olmo, Antonio Canales y Sergio Bernal. Solo una persona en la sala cuestiona la composición de la mesa.]

Es una VERGÜENZA que no se escuche y se responda en instituciones públicas, pagadas con el dinero de todas, cuando, como en este caso, salen voces disidentes. Deberían aprender de una puñetera vez que la disidencia es la que enriquece el conocimiento y el progreso de la humanidad. Deberían aprender que el debate nos hace mejores.

Es una VERGÜENZA que no se le ceda el micrófono a la única voz en la sala que disiente (minuto 53:49 hasta 57:48). La cámara ídem. Lo que no han podido evitar es delatarse a si mismos con sus repuestas, planas y con toque de soberbia. (Respuestas en minuto 1:06:54 hasta 1:08:07)

Es una VERGÜENZA que en la caótica situación (desprecio) que tiene este país hacia la cultura, se siga imponiendo un pensamiento único, solo apto para el séquito de cómplices y pelotas de la administración de turno, en este caso para toda la corte de parásitos culturales que viven alrededor de las babas de la Comunidad de Madrid.

Es una VERGÜENZA que no hubiera en el escenario del debate ninguna mujer. No estamos hablando de floreros, estamos hablando de la decenas de coreógrafas y bailarinas que se dejan la suela en la danza, en el baile, que son y que están, unas, muy pocas, en circuitos oficiales, una gran mayoría en circuitos que ni siquiera existen, circuitos por los que pelean para su creación todos los días.

Y a pesar de ignorar, mangonear, manipular, prostituir a la palabra y la acción de la CULTURA desde las diferentes y variadas administraciones… tenemos gente tan asombrosa, tan virtuosa, que siguen haciendo de la CULTURA un arte, una magia, una revolución de sensaciones y perspectivas, eso sí, a pie de calle, a pelo, con orfandad institucional, son y están.

El vídeo expresado con los sentidos huele a rancio, de amargo sabor, visualmente oscuro para negro, araña al tacto y suena como un viejo LP rallado. Pero es mejor resumirlo con una palabra: VERGÜENZA.

La pregunta sigue en el aire: ¿Dónde están las mujeres?
Y gracias a la mujer que la hace, valiente, brava, disidente.


* Miembro del Colectivo LoQueSomos
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