De la matanza de Baena a la Presidencia de Cantabria: una longeva dinastía franquista
Por Nònimo Lustre.
María José Sáenz de Buruaga Gómez (n. 1968; militante del PP desde 1991) ha sido elegida Presidenta de Cantabria gracias, en parte, a la abstención de su predecesor M.A. Revilla quien, olvidando su proverbial locuacidad televisada, escogió el peor minuto para callarse aunque, por edad y por provincianismo, conocía con detalle la raigambre franquista de la flamante Presidenta. Sabía que es descendiente -en la intimidad, los fachas prefieren decir heredera- del fundador de una centenaria dinastía: Eduardo Sáenz de Buruaga y Polanco (1893-1964; en adelante EdSG), en los círculos izquierdosos más conocido como Carnicerito de Baena.Baena, 28-29.julio.1936. Cumpliendo con la consigna de “el Director general Mola” (escarmentar y aterrorizar en público), la columna EdSG siembra sus calles con cientos o miles de republicanos y anarquistas fusilados sin juicio ni humanidad. Sin embargo, la propaganda franquista difundió la foto asegurando que los muertos eran de derechas. Ver la propaganda vomitada por Joaquín Arrarás, en su Historia de la Cruzada Española, vol. 7, pág. 472
Para esta nota rápida, me apoyo en los trabajos sobre la represión en Baena de Francisco Moreno Gómez (en adelante, FMG) y de Arcángel Bedmar (ver en arcangelbedmar.com) Son tantas las enseñanzas que les he copiado que, de reseñarlas a la moda académica, no terminaría nunca y, además, la lectura se haría farragosa. Por ello, valgan estas escuetas líneas en su honor y como muestra de mi profundo agradecimiento.
El Llano AmarilloManiobras de Llano Amarillo (05-12.julio.1936), puesta a punto de las tropas participantes en la sedición de la semana siguiente
Visto desde la estrategia militar de los genocidas, el Holocausto español comenzó el 12.julio.1936, cuando en ese inicuo Llano Amarillo (cerca de Ketama, Rif; Marruecos), so pretexto de guiar a 15.000 soldados en unas maniobras rutinarias, se arrejuntaron destacados conspiradores africanistas como: los tenientes coroneles EdSG (Tetuán), Yagüe (delegado general en Ceuta) y otros Jefes como Gautier (Ceuta), Asensio Cabanillas y Beigbeder (Tetuán), Losas y Alfaro (Larache), Juan Bautista Sánchez (Villa Sanjurjo) y Seguí, Bartomeu, Barrón, Delgado Serrano y Gazapo (Melilla).
Gracias a la tergiversación histórica que les ofrecen las plumillas paniaguadas, en pleno siglo XXI, aún mantienen los congregados asesinos que, en su mente, pesaba mucho vengar de una vez por todas el Desastre de Annual, victoria amazigh ocurrida quince años antes. Pero nosotros no tenemos por qué creerles. La realidad del complot urdido entre los campos de cannabis -¿casualidad?-, fue muy distinta: visto que las kábilas indígenas eran duras de pelar, en 1936 optaron por la “solución final” que luego inspiraría a los nazis: acabar, no con las reivindicaciones del pueblo español sino, también y definitivamente, con el susodicho pueblo. Voto al chápiro verde (¿) que, un siglo después, todavía pagamos en sangre que tuvieran éxito los mentores de la futura Conferencia de Wannsee 1942.¡Oh, casualidad!, el ministro Marichalar fue uno de los mayores culpables de Annual –tras Alfonso XIII, claro está.
“Buena parte de los milicos involucrados en el llamado patrióticamente ‘desastre de Annual’, la guerra del Rif y el saqueo de Marruecos, siguen hoy atrincherados en sus canonjías, empresariales o militares. Dejando aparte, por obvios, a los Franco, Mola, Primo de Rivera y Sanjurjo, resulta espeluznante la nómina de milicos africanistas cuya herencia clánica es omnímoda y notoria: además del ubicuo EdSG, padecemos a Álvarez del Manzano (ex alcalde de Madrid), Aznar, Beigbeder, Cabanillas, Cervera, Dávila, Fanjul, García Margallo, Jordana, Kindelán, Martínez Anido, Merry del Val, Saliquet, Varela, Weyler… A los que deberíamos añadir la lista de clanes de la inexistente ‘sociedad civil’ como los del entonces obispo y luego cardenal Eijo y Garay (algún sobrino tendría), Romanones, Urquijo de Oriol, etc. Dicho en oro: por España no pasa el tiempo; un siglo después, sigue aherrojada por los herederos directos de los asesinos de Annual” (cf. AP, ¿Desastre o Victoria indígena?: El Centenario de Annual; 22.junio.2021)Franco -en el centro de la primera fila- preparó la Gran Felonía desde Tenerife. Los traidores del Llano Amarillo presumen todavía de cientos de fotos similares
La matanza de Baena
Cumplido su complot en tierras de Ketama, EdSG cruzó a la Península con la alegría del verdugo que sabe matar industrialmente y que lo va a demostrar escarmentando en cabezas ajenas -i.e., democráticas. Conquistó Córdoba en pocos días y se propuso librar a Andalucía de la ‘opresión’ antiautoritaria.
El día 26.julio.1936, vísperas de la nakba de Baena, el vecino pueblo de Villafranca soportó una matanza similar, quizá con menos víctimas (¿sólo unas 50?) porque el pueblo era más pequeño pero, desde luego, parecida en su modo de ‘guerra colonial’ dirigida por un experto en exterminios imperialistas -en este pueblo, tal deshonor le cupo al milico “africanista” EdSG. Los asesinatos, sevicias y torturas se perpetraron pública e institucionalmente en la plaza del pueblo de Villafranca y en presencia de los fascistas locales y bajo las órdenes de mandos militares como los tenientes Francisco Roldán Écija, de Rute, o Francisco Salas Vacas, de Montilla, que sabían de sobra que cometían crímenes de guerra -o de lesa humanidad, imprescriptibles como son el pillaje, la captura de rehenes, las deportaciones y, en general, los abusos de todo tipo contra la ciudadanía.EdSG, en medio de -literalmente- ríos de sangre, coqueteaba con las aterrorizadas mocitas de Baena
El historiador FMG recogió en su día varios testimonios personales de la hecatombe baenense o baenera. Entre ellos, el detallado por Juan Martínez Ibern, un guardia de Asalto que entró con la columna de EdSG y que, por ende, fue testigo presencial e inmediato de la masacre. Testificó que:
“En la plaza vi tendidos a muchos individuos en hileras y separados cada uno unos 20 cms. Un teniente de la Guardia Civil estaba inspeccionando a los tendidos en el suelo boca abajo. También había un guardia de Asalto de Córdoba que hacía lo mismo y que de pronto me pasó delante y con la pistola en la mano dio un golpe a una máquina de fotografiar que tenía un periodista y se la echó rodando por el suelo, diciendo que estaba prohibido sacar fotos… Se oyó un disparo y fue el teniente de la Guardia Civil que disparó sobre la cabeza de uno de los tendidos. Apuntó a otro y volvió a disparar. El guardia de Asalto imitaba al teniente. El periodista me dijo que era el teniente de Baena y que había estado varios días sitiado en el cuartel y que se estaba vengando de los marxistas. Disimuladamente, mientras el teniente y aquel guardia de Asalto cometían sus crímenes, eché el pañuelo blanco [contraseña de salvación] a uno de los tendidos, diciéndole que se lo pusiera en el antebrazo izquierdo y se levantara. Lo hizo y le ordené marchar delante de mí y en dirección a su casa… Al volver a la plaza, la mayor parte de los tendidos estaban sin vida y el teniente y el guardia de Asalto continuaban tirando sobre las cabezas. Estaban tan ocupados que no se daban cuenta de lo que pasaba a su alrededor, y en un momento dado el teniente y el guardia se tropezaron el uno con el otro. El teniente le dijo: “Le prohíbo que dispare un tiro más. Soy yo quien tiene que disparar”. Y continuó con su obra. El guardia se fue a la parte izquierda y se quedó mirando al teniente y con mucha rabia sacó la pistola y de nuevo continuó imitando al teniente. Me di cuenta de que muchos estaban cadáveres y que no podía hacer otra cosa que aproximarme a aquellos asesinos y librar en sus narices a alguno de los vivos, con peligro de que me pegaran un tiro… Entré en un bar. Estaba lleno de soldados, moros, falangistas… que tomaban bebidas. No pude tomar nada y me volví a la plaza. A medida que subía la calle, me daba cuenta que no era una pesadilla, que era verdad lo ocurrido, pues al lado del bordillo de la acera bajaba un líquido rojizo, agua con sangre mezclada. Al llegar a la plaza, vi dos montones de cadáveres, unos encima de otros, como si fueran sacos. En algunos lugares de la plaza echaban agua para lavar la sangre, pero en otros hacían estirar a los detenidos que iban llegando sobre la sangre de los anteriores fusilados, y continuaban disparando sus pistolas los individuos antes mencionados. De nuevo me bajé al bar…”
Item más: las chusmas que asolaron Baena no estaban compuestas por Nacionales españoles, sino por legionarios extranjeros y moros mercenarios marroquíes que desataron, en pocas horas -corregida y aumentada al día siguiente-, una atroz carnicería contra los indefensos civiles en las calles, las casas y el Paseo. Estas dos matanzas consecutivas contrastan con la media docena de homicidios en defensa propia cometidos en Baena (entonces, unos 23.000 habitantes) por los republicanos. Y es que 230 fascistas y guardias civiles se habían sublevado el día 18 capitaneados por el teniente de la Guardia Civil Pascual Sánchez Ramírez. Resistían atrincherados en unos 14 puestos de defensa en el centro del pueblo frente al acoso, mayoritariamente anarquista, de los rebeldes al golpe católico-castrense.
Una curiosidad perfectamente menor: en el año 1966, los universitarios no sabíamos apenas nada de la masacre de la cordobesa Baena pero sí de la importancia republicana de la jiennense Baeza -100 kms. entre ellas. Llegar a Baena era inviable así que un grupúsculo de hiper-politizados optamos por el que (aparentemente) era un destino más intelectual e incluso académico: Baeza. El 20.febrero de ese año, decenas de estudiantes -ahora dicen los media que miles, ojalá- nos desplazamos desde el campus madrileño hasta allá para homenajear a Antonio Machado quien residió siete años en esa ciudad y donde escribió obras fundamentales. En el autobús, cantamos durante todo el trayecto; a veces, intercalando las canciones de los Rojos y los Rojinegros con improvisaciones jocosas al estilo de “Universalismo pluricelular / Dicotomía de la universidad” que no leerán en los reportajes actuales. Pero, al llegar a Baeza, se acabó la risa. Lo primero que vimos nos demostró instantáneamente cómo entendía Franco su entonces cacareada apertura. Olimos las lacrimógenas, oímos tiros sueltos y vimos que la flor y nata de la intelectualidad española estaba siendo apaleada por los grises. Para el acto, se llegó a grabar el disco de carácter privado Poemas de Antonio Machado, recitados por los actores Fernando Rey, Fernando Fernán Gómez y Francisco Rabal. En la carátula del mismo, figuraron el cartel de Joan Miró, así como una fotografía de la escultura de Serrano -una cabeza que pesaba casi 100 kgs., prohibida por la Policía a estacazos y culatazos. Alfonso Sastre, Agustín García Calvo, Raimon, Alfonso Guerra, Aurora Gil de Albornoz, Vicente Molina Foix, Javier Solana o Terenci Moix se desplazaron aquella mañana fría de 1966 hasta Baeza y “corrieron de la Policía Armada, que cargó contra los homenajeadores [sic] sin contemplaciones” (según Mellado y Juliá, 2005) Como era de prever, el diario ABC publicó una seudo-editorial de cuyos infames pormenores prefiero no acordarme (ABC, 19.II.1966) Volviendo a Madrid, los cuatro gatos que conocíamos (poco) la matanza de Baena, colegimos que, de haber intentado llegar a la ciudad anarquista y mártir, hubiéramos peligrado gravemente.
Por fortuna, años después surgieron testimonio más ‘realistas’.
EdSG, el general Romerales y una lluvia de prebendas
Por haber mantenido su juramento de lealtad a la legalidad constitucional republicana, un buen número fueron asesinados por los felones. Incluso, fusilaron a algunos que eran católicos y semi-fachas. Por ejemplo, Caridad Pita, Batet, Aranguren, Escobar, Campins, Salcedo, Martínez Cabrera o Núñez de Prado. Incluso fue fusilado en Melilla, en agosto 1936, el comandante de aviación Ricardo de la Puente Bahamonde, primo hermano y compañero de pupitre en el colegio de Francisco Franco B. -enésima prueba de la inconmensurable vesania del Patas Cortas. El que hoy nos interesa es el caso del general Romerales, asesinado también en Melilla, porque es seguro que EdSG fue informado del crimen aunque difícilmente conoceremos el grado de su participación.
El general republicano falleció ¿por infarto de plomocardio?
El franquismo colmó a EdSG de honores y de rentabilísimas gangas. Gracias a las que, pese a su origen extremadamente sanguinolento, su Dinastía perdura y, si no lo remediamos con furia y con justica, perdurará por los siglos de los siglos. La lista de sus ascensos militares y económicos sería interminable así que citaremos sólo un ejemplo: siendo ministro de Gobernación (hoy, Interior) el desatado felón Camilo (Camulo) Alonso Vega, EdSG fue nombrado Director General de la Guardia Civil con rango de Teniente General.
Ya en plena democracia, no le faltan apoyos a EdSG por parte de los desertores que se vanaglorian de haber sido progres pero que ya no. Arquetípico es un escribidor ubicuo en las pantallas cuya Introducción al libro (¿) abajo citado es significativa del glucósido potingue neofranquista dizque apartidista: la subtitula “Sin acritud, incluso con ternura”, donde, acritud se lo debe a FelipeX GonzaleX y ternura al Che Guevara –“la solidaridad es la ternura de los pueblos”. Siempre con la rodilla genuflexa ante los Amos de los Media, este mamporrero llegaba a extremos de indecible cursilería cuando se quejaba de la inquina de los irredentos izquierdistas que: “ahora [van] contra Luis María Ansón, que es como un ave fénix, es contra él que se recargan todas las baterías, aunque en los últimos tiempos está emergiendo con fuerza Ernesto Sáenz de Buruaga como objetivo de no pocos tiros al codillo.” (cf. Antonio Pérez Henares. 2006. Las 7 vidas del progre. De los años sesenta al tercer milenio. Pamplona)
Asimismo, el enchufadísimo dizque periodista Ernesto Sáenz de Buruaga -que me ha obligado a la abstrusa sigla EdSG para distinguir al Prócer Eduardo del plumilla Ernesto-, contumaz embustero y torpísimo vendedor de humo cuando, como jefazo, presentaba los telediarios de RTVE, criticó la medida de la alcaldía de Madrid de eliminar del callejero los nombres que tuvieran reminiscencias franquistas: “Los militares Sáenz de Buruaga fueron honestos, leales, patriotas, buena gente y combatían en el bando de los que ganaron la guerra civil. Me siento orgulloso de mis antepasados y si tuvieran una calle me parecería un acierto. Y me sentiría ofendido si se la quitan” (El Mundo, 11.julio.2015) Satisface añadir que, por su hazaña en Baena, EduSB, había sido nombrado hijo adoptivo del pueblo y recibió la Medalla de Oro de la Ciudad. Hasta que, el 26.XII.2015, el Ayuntamiento de Baena -pese a la abstención de 4 concejales del PSOE-, revocó esas insultantes distinciones.
Pero esas alegrías son pocas y son aplastadas por la elevación a los altares pedagógicos del cruel felón. Ejemplo: en la castigada Mérida, relativamente cercana a Villafranca y Baena, existe el IES Sáenz de Buruaga. Neofranquistas y parentela, ¿hasta cuándo abusarán de nuestra paciencia?
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