Desde lo más bajo, contra el negocio neoliberal

Desde lo más bajo, contra el negocio neoliberal

Por Jorge Neira*.

Si vivimos en comunidad, la lógica social y humanista es crear unas condiciones de organización institucional al servicio de las personas, con el fin de ayudar y establecer protección, comodidad y atención a ciudadanos/as, también crear un contexto urbano sostenible y amable

La acción política que no se tiene en cuenta

Nunca se habla, o al menos no suele hacerse, de la política que nace de la desesperación, la necesidad, la reflexión y análisis de clase, la lucha organizada y las inquietudes que crean reivindicaciones sociales y laborales que emergen de los movimientos colectivos, ya sean sociales, vecinales, sindicales, técnicos o profesionales.

El foco mediático, parcial por necesidad del sistema imperante, no pierde el tiempo en dar cobertura al sentimiento colectivo que nace de la clase trabajadora y se desarrolla en propuestas y acciones políticas que en algunas ocasiones, pocas, consigue abrirse paso hasta el debate en primera línea política a nivel municipal, autonómico o estatal.

El contexto actual de los territorios del Estado y la visión de marketing estratégico y partidista de los grandes partidos en la resolución de problemas o acción política, partidos conservadores y ultraconservadores, aunque en ocasiones también los que se sitúan en la órbita progresista, ocultan la política de base a la que me refiero.

Pero, el que existan dificultades que el capitalismo presenta para impedir el avance de los movimientos de base citados anteriormente, no significa que las políticas de clase que pone en funcionamiento la ciudadanía (mujeres, hombres, jubilados/as, obreros/as, estudiantes, etc.) dejen de tener importancia y sean esenciales para confrontar el avance de un sistema atroz que impone lógicas y soluciones injustas.

Movimientos reconocidos como el feminista, contra los desahucios, por las pensiones, por la sanidad, la educación, por la ecología o la memoria, entre otros, son ejemplos que plasman el sentir de esta argumentación.

Otro movimiento seguramente menos conocido y no tan bien organizado, pero con las mismas necesidades de hacerse un hueco en el debate público de primer orden, es la defensa de los servicios públicos (en adelante SP) básicos o de primera necesidad.

Los SP esenciales son una herramienta institucional de carácter social y comunitario, su diseño persigue mejorar las prestaciones de la ciudadanía con la finalidad de servir a usuarios/as. Si vivimos en comunidad, la lógica social y humanista es crear unas condiciones de organización institucional al servicio de las personas, con el fin de ayudar y establecer protección, comodidad y atención a ciudadanos/as, también crear un contexto urbano sostenible y amable.

Los SP necesitan inversión pública para ser efectivos y el dinero que se invierte no es despreciable. Un Ayuntamiento como el de Madrid, dispondrá para 2023 el 49´7% del presupuesto en inversión para servicios públicos (2.762.419.679´03€). Con este volumen económico, el mundo empresarial garante del capitalismo, observó hace décadas una parcela de negocio muy rentable.

De ese 49´7% de inversión en SP, en este año, al menos 150M€ será beneficio directo para las empresas privadas (hay una parte importante de los SP madrileños gestionados de forma privada), pero además, cerca de 200M€ no serán invertidos en nuestros SP por el pago del IVA que la propia institución municipal debe afrontar al privatizar la gestión de los diferentes servicios. Pero esto no se acaba porque los gastos generales de cualquier servicio público que debe afrontar, sea gestión directa o indirecta indistintamente (entre un 13% y un 17%), cuando la gestión es privada, no es posible fiscalizar de manera efectiva el dinero destinado a los gastos generales, siendo este asunto, una brecha por la que normalmente las empresas engrosan sus beneficios.

Hoy en día hay un gran número de SP en bastantes municipios y autonomías o diputaciones, gestionados de forma indirecta por empresas privadas que han conseguido cambiar, allí donde actúan, la finalidad de los SP dejando a un lado la intención de servir y ayudar a la población, imponiendo como principal meta la cuenta de resultados de empresas privadas y consejos de administración y reparto de beneficios de accionistas generalmente instalados en las élites sociales, alejados sin duda de la clase trabajadora.

El alma de un servicio público, su razón de ser, el servicio eficiente que debe prestar, se ha visto reducido a un segundo plano, gracias a la connivencia y complicidad oscura y en ocasiones corruptas del poder político al servicio del poder empresarial y económico.

Esta es la experiencia de haber seguido y analizado durante años los resultados de la gestión privada de nuestros SP externalizados y es la única manera de contarlo y argumentarlo para hacerlo entendible, ya que una gran parte de la sociedad no conoce los métodos de gestión de un servicio público y el significado de una u otra gestión.

Los SP de gestión indirecta empeoran las condiciones laborales, el empleo fijo, la representación sindical, la reinversión de beneficios, la eficiencia del servicio y el porcentaje de satisfacción de usuarios/as.

Volviendo a la acción política que no se cuenta, que apenas transciende y que queda denostada y oculta al gran público, debo mencionar las inquietudes y actitudes reivindicativas de multitud de movimientos que buscan soluciones a problemas poco conocidos pero importantes en sí mismos, en cuanto se refieren a los SP sobre todo municipales.

Colectivos como las Auxiliares del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD), la Cooperativa de abogados Gestea, el Sindicato de Contratas Concertadas y Servicios Públicos de Cádiz, Plataforma Quinta Torre Arias, Asociaciones de Vecinos en múltiples municipios, sindicatos alternativos, la Plataforma por la Remunicipalización de Madrid, o el Transnationale Institute (TNI) a nivel internacional, son solo algunos ejemplos en el estado y fuera de él que generan y promueven políticas en defensa de lo común, de los SP y del derecho a participar desde los estratos que soportan el sistema que trata de apartarlos.

El valor del esfuerzo común y reivindicativo de clase, es una de las esperanzas que hacen que se pueda seguir soñando con un cambio a mejor. Ejemplo de este cambio es la propuesta de concejales/as a lo largo y ancho del estado que, llegando a puestos de decisión municipal desde la lucha de base, promovieron o promueven políticas para revertir la gestión de SP para que se gestionen de forma directa, desplazando de la ecuación la intervención depredadora del mundo empresarial. Tenemos ejemplos en los municipios de Alcorcón, Astorga, Toledo, Valladolid, Cádiz o Valdemoro entre muchos otros.

Desde la base más castigada, más olvidada y menospreciada de la sociedad, desde la clase trabajadora, no dejemos de hacer política, aún cuando fracasemos, aún cuando veamos el objetivo más lejos, aún cuando sintamos y padezcamos el ataque del sistema. El poder es de la gente.

* Miembro de la Plataforma por la Remunicipalización de Madrid

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