Ecos de sociedad
Por Nònimo Lustre. LQSomos.
Leemos en las satinadas páginas de la (alta) sociedad que el 02.IV.2022 un distinguido vástago del clan Falcó se casará con una Junot, del clan de los guardaespaldas monegascos. Las náuseas se contraerán en Plasencia, en el Palacio de Mirabel. Pese a su mucha historia, este palacio es un lugar siniestro que causó la ruina del alcalde de Plasencia –fusilado por los franquistas- y, no muy indirectamente, de Rafael Barrett, todo un artista olvidado en España pero no en América Latina.
Como los príncipes Bakunin y Kropotkin, Rafael Barrett es un caso más de aristócrata anarquista pues era un Álvarez de Toledo -Casas de Alba y de Medina Sidonia. En 1902, Rafael Barrett se vio obligado a apalear al 8º duque de Arión. Éste pijo chismorreaba que Rafael Barrett era homosexual y, por tanto, indigno de batirse en duelo con ningún aristócrata. Para denunciar la calumnia, Rafael Barrett se hizo examinar por seis médicos pero de nada le sirvieron los informes forenses y pese a ser de la más alta prosapia española, siguió siendo in-noble y ningún petimetre recogió su guante. Ahí comenzaron su desclasamiento y su marginación. Un año después, Rafael Barrett se exilió en las Américas. Siete años después moriría en un puerto francés sin volver a pisar la zahúrda patria. Por su parte, hasta mediados del siglo XX, Arión continuó impunemente las trapacerías que caracterizaron a su nobilísima Casa a través de los siglos.
Arión se llamaba Joaquín Fernández de Córdoba y Osma (1870-1957), duque de Cánovas del Castillo (¡viva Michele Angiolillo!) y senador “por derecho propio”. Desde su puesto de cacique perpetuo de media Extremadura, conspiró contra la República hasta el extremo de prestar su palacio en Plasencia para que sirviera de cárcel de exterminio. En este siniestro lugar fue torturado el alcalde republicano Julio Durán -fusilado en 1937; sus restos, vertidos en un regato, no aparecieron hasta 1982.
Si, en esa ciudad, se encuentran con el llamado Museo de Caza del Duque de Arión –o Palacio del marqués de Mirabel-, y pagan 4 euros por la entrada, aunque vayan de boda fina recuerden que es un lugar maldito. Podrán apreciar a Arión en algunas fotos en color que recogen sus hazañas venatorias pues se vanagloriaba de haber abatido más de mil piezas de caza mayor, muchas de ellas en compañía de Franco quien le nombró su Montero Mayor. Incluso le encontrarán reconvertido de franquista en ecologista gracias a que transformó varias de sus fincas en “cotos conservacionistas”. Cosas veredes: los conservadores políticos transmutados en padres del conservacionismo biológico.
Rafael Barrett murió a los 34 años en la absoluta pobreza material. Arión, a los 87 en la absoluta miseria espiritual. ¿Y sus respectivos descendientes? Soledad Barrett Viedma, nieta de RB, fue torturada y asesinada en 1973 por los militares brasileños; tenía 28 años y estaba embaraza de cinco meses del infame cabo Anselmo –fallecido hace pocos días- quien se había infiltrado en la guerrilla brasilera y quien no dudó en asesinar a su propio hijo nonato. En cuanto a los nietos de Arión, además de sus latifundios de siempre, poseen sustanciosas empresas –por ejemplo, Los Jarales y Acomsa, explotadoras de temporeros y mayoristas en tomate y maíz dulce, cuyas marcas comerciales son Castillo de Malpica e Il Duca.
Para la Historia Oficial, Barrett es un desconocido en blanco y negro, casi decimonónico, mientras que Arión es un Prócer moderno, a todo color, precursor del ecologismo y de empresas agropecuarias de tecnología punta –en especial, los pasillos de Bruselas pues sus industrias agropecuarias reciben la parte del león en la PAC (Política Agraria Común) mientras que 665.000 agricultores de verdad, se han de conformar con las migajas.
Así se escribe la Historia en esta España neofranquista.
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