Ecuador. La victoria del movimiento de las Yasunidas/os contra los gigantes del petróleo

Ecuador. La victoria del movimiento de las Yasunidas/os contra los gigantes del petróleo

Por Anne Theisen

El referéndum simultáneo a las elecciones legislativas de domingo 20 de agosto de 2023 se pronunció por el fin de de la explotación del petróleo en la reserva natural de Yasuní. «Ecuador dio un ejemplo de democracia climática al mundo entero» se felicitan los Yasunidos, los defensores del parque Yasuní, que estaban y se están movilizando sobre esta cuestión desde más de diez años. A pesar de un contexto político inestable, la recrudescencia de la violencia, una economía sobreendeudada, fuertemente dependiente de las exportaciones de petróleo, lograron convencer al 59% de la población a votar a favor de la protección de la naturaleza y de los derechos humanos

La reserva natural de Yasuní, territorio de un millón de hectáreas al noreste de Ecuador, en su parte amazónica, fue reconocida en 1989 por las Naciones Unidas como «reserva mundial de la biosfera» y como «patrimonio mundial de la Humanidad». En su interior existen más de 1.100 especies de árboles diferentes y es el hogar de numerosos animales protegidos como la Harpía feroz (águila forestal de América Latina), jaguares, papagayos Ara, delfines de agua dulce… Allí también vive una de las últimas tribus de cazadores-recolectores, los Waraoni. Algunos miembros de esta comunidad se resisten a entrar en contacto con el mundo exterior.

Dentro de parque natural del Yasuní se encuentran tres campos petroleros —Ishpingo, Tambococha y Tiputini, que se abrevian en ITT— que producen cada día más de 850 millones de barriles de petróleo bruto, representando el 20% de las reservas petroleras del país.

En 2007, Rafael Correa (presidente de Ecuador en ese momento) lanzó la iniciativa Yasuní Ishpingo Tambococha Tiputini (Yasuní ITT) ante las Naciones Unidas. Prometió renunciar a la explotación del petróleo para preservar el parque nacional Yasuní a cambio de que los países miembros de las Naciones Unidas se comprometieran a desembolsarle, en el marco del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), la mitad de la estimación de los ingresos petroleros, es decir entre 2.700 millones y 3.600 millones de dólares (según las fuentes), en un plazo de 13 años. La iniciativa tuvo el beneplácito de los ecologistas y fue un alivio para las comunidades autóctonas, los Kichwas, los Huaorani, así como los Tagaeri y los Taromenanes quienes viven voluntariamente aislados en ese parque, y eran amenazados por las actividades petroleras.

Pero en un decreto firmado el 15 de agosto de 2013, el jefe del Estado ecuatoriano, Rafael Correa, se vuelve atrás de ese compromiso. Abandonó la iniciativa a favor de la preservación del parque Yasuní y relanzó la explotación petrolera. ¿Cómo podía explicarse ese cambio de rumbo? Desgraciadamente, Correa declaró que la comunidad internacional no respetó sus compromisos: solamente el 1% de los fondos habían sido abonados a Ecuador. Pero el país necesitaba divisas para reembolsar su deuda. Se había renunciado a la moneda sucre en beneficio del dólar estadounidense y la crisis económica castigaba… Justificó esa difícil decisión explicando que los ingresos obtenidos del petróleo permitirían luchar contra la pobreza en Ecuador, en particular en la Amazonia. Los cerca de 850 millones de barriles calculados podrían hacer ingresar al país unos 18.000 millones de dólares. Por lo tanto, en 2013, Correa autorizó nuevamente la explotación de las reservas ITT.

Sin embargo, en abril de 2014, los «Yasunidos» (militantes que defienden el parque de Yasuní contra su explotación petrolera) lanzan una iniciativa popular. ¿Por qué no realizar una consulta a la población sobre este tema, que es de una enorme importancia y que pondrá en peligro la vida (de indígenas aislados) y de una considerable biodiversidad de la reserva?, se preguntaba Humberto Cholango, presidente de la Confederación de la Nacionalidades Indígenas de Ecuador (CONAIE), valorando «que el pueblo (debe ser) el que decida, en lugar de que la decisión provenga solamente la Asamblea Nacional». Los Yasunidos lograron reunir más de 750.000 firmas a favor de la celebración de un referéndum sobre la cuestión. De acuerdo con la constitución ecuatoriana un referéndum puede ser tenido en cuenta si reúne un mínimo del 5% de las firmas de los electores, o sea un mínimo de 580.000 firmas en este caso. No obstante, a pesar del éxito, las autoridades bloquearon el proceso por motivos poco claros. Pero los Yasunidos no se rindieron.

Este movimiento movilizó a diferentes sectores de la sociedad y llevaron la causa ante la justicia, llegando al Tribunal Constitucional. En mayo de 2023, 10 años más tarde, este tribunal terminó por dar la razón a Yasunidos, y reconoció la validez de la realización de un referéndum para solucionar el problema.

La producción diaria de petróleo de Ecuador alcanzaba el medio millón de barriles de los cuales 55.000 provenía de los campos ITT. Esta producción representaba un tercio de los ingresos del Estado. Guillermo Lasso, el presidente actual, previno que «el abandono del maná petrolero perjudicará la lucha contra la malnutrición crónica de la infancia, del presupuesto de la salud y de la educación, y del presupuesto de la seguridad.» Por supuesto, la lucha contra la criminalidad, especialmente de las bandas de narcotraficantes, devino una prioridad electoral frente a una recrudescencia de una violencia indescriptible. El porcentaje de homicidios, que era de 26 cada 100.000 habitantes, casi se duplicó de 2021 a 2022 a causa de la droga. En estas circunstancias, los candidatos electorales —incluida Luisa González, de la Izquierda, próxima al expresidente Correa— ya no osan pensar en detener la explotación del petróleo. El candidato autóctono Yaku Pérez tuvo el coraje de defender este punto de vista en su programa, no es el único pero esta posición no es fácil de mantener electoralmente…. Es un poco David contra Goliat, de alguna manera…

La muerte de Eduardo Mendúa planea todavía sobre las conciencias. Este personaje célebre del pueblo A’i Cofan, de la región de Dureno, uno de los miembros más activos de la CONAIE, fue salvajemente asesinado el 26 de febrero de 2023 en su pueblo del noreste de Ecuador, en pleno conflicto con una empresa petrolera nacional, PetroEcuador, como explica el Courrier International en su página web oficial del 8 de marzo de 2023, y también la investigadora especialista en medio ambiente y derechos humanos Luciana Téllez Chávez. Por otro lado, esta investigadora publicó un artículo en el que reclama una investigación profunda sobre ese asesinato en la web de Human Rights Watch del 23 de marzo de 2013.

No obstante eso, las organizaciones sociales, ecológicas y una gran parte de la opinión pública están a favor de la salvaguarda de los derechos de las comunidades, de la protección de la fauna, de la flora del Parque de Yasuní. Además, los Yasunidos se movilizaron para ganar el referéndum y mostrar que también se puede luchar contra el calentamiento climático poniendo fin a la explotación de energías fósiles, principales responsables de la emisión de emisiones de gases con efecto invernadero según los científicos de GIEC.

El domingo 20 de agosto de 2023, fueron llamados a votar 13,5 millones de ecuatorianos y ecuatorianas, en el marco de las elecciones generales anticipadas. Fuertemente perturbados por la muerte espectacular de un candidato a la presidencia, Fernando Villavicencio, segundo en las encuestas, atravesado por una bala la noche del 9 de agosto de 2023 en Quito. El estado de urgencia fue declarado al día siguiente por 60 días. Pero se mantuvieron las elecciones. En ese contexto de inestabilidad política exacerbada y de inseguridad, el pueblo ecuatoriano debió también elegir si «el gobierno ecuatoriano debe conservar indefinidamente el petróleo bruto del yacimiento llamado Bloque 43 ITT bajo el suelo». ¡Más de un millón de hectáreas en el corazón de la Amazonía ecuatoriana se pusieron en juego en ese escrutinio! En el caso de una victoria del «sí», la empresa pública PetroEcuador tendría un año pare cerrar los pozos, desmantelar las infraestructuras y restaurar la selva.

Los partidarios del «no» afirmaban que eso no era realista. Pretendían que, además, el Estado ecuatoriano perdería «1.200 millones (de dólares) anuales para las finanzas públicas, en un país necesitado». Sin embargo, el economista Carlos Larrea no acepta esas cifras. Este último calcula en 275 millones de dólares anuales lo que se deja de ganar. La empresa pública PetroEcuador pretende también que gracias a «tecnologías más productivas» el impacto ambiental de la actividad petrolera sería limitado y que, por añadidura, el desmantelamiento de las infraestructuras de Yasuní costaría unos 460 millones de euros más.

Para los Yasunidos y las comunidades autóctonas más movilizadas el porvenir de la Pachamama, de parque de Yasuní, no puede depender en ningún caso de cálculos minuciosos y entreverados: simplemente, no hay precio. Para el movimiento de los Yasunidos, una explotación petrolera sin graves daños sociales ni ecológicos no es posible. Su portavoz Pato Chávez pide también «el rechazo de todas las formas de explotación de los recursos» con el fin de proteger a los pueblos indígenas que viven en aislamiento voluntario. Y recuera que «en su artículo 57, la Constitución ecuatoriana describe la explotación de materias primas en los territorios indígenas aislados como un etnocidio».

El domingo 20 de agosto de 2023, el «SÍ» ganó el referéndum con el 59% de votos a favor del fin de la explotación petrolera en el parque nacional Yasuní. Es una victoria histórica para los pueblos autóctonos y las organizaciones de defensa del medio ambiente y de los derechos humanos de Ecuador.

Además la población votó el mismo día también sobre la protección de las personas y la naturaleza en otro referéndum sobre la explotación minera en Quito, con el 68% de votos a favor del rechazo de proyectos mineros en los Andes.

Poco antes del referéndum, el presidente ecuatoriano Guillermo Lasso y la industria petrolera habían amenazado con reducir drásticamente los presupuestos de educación, sanidad, y de otros servicios públicos, si los ingresos petroleros obtenidos de la explotación del parque de Yasuní eran suprimidos. Aparentemente, la mayoría de la población ecuatoriana no se dejó intimidar por esas amenazas o equivocarse por esos argumentos.

La mayoría de la población ecuatoriana envía una fuerte señal a sus dirigentes pero también a los y las que gobiernan más allá de sus fronteras. En efecto, durante la cumbre sobre la Amazonia organizada por Brasil en la ciudad de Belem, a comienzos del mes de agosto, el veto del presidente brasileño Lula da Silva impidió una declaración común de ocho países ribereños del Amazonas que se habían pronunciado contra los nuevos proyectos petroleros en la selva tropical. El referéndum ecuatoriano desautoriza, por lo tanto, abiertamente la decisión del presidente brasileño. «Ecuador dio un ejemplo de democracia climática al mundo entero» celebran los Yasunidos y las Yasunidas.

* Publicado en CATDM

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