El 25 de Abril y las cargas policiales
Después de una carga policial –una cualquiera- mucha gente se pregunta todavía por qué ha sucedido y se tarda poco en buscar un culpable, porque nos han inculcado que cuando sucede, alguien la ha provocado.
La verdad es que cualquier carga policial responde a una orden y no a una provocación, a unas instrucciones de un mando policial que, a su vez, las recibe de un mando político, de Gobierno Civil y/o del Ministerio del Interior, de un Gobierno lacayo que quiere seguir en el sitio de la mano de la represión.
La policía no necesita motivos para cargar, no funcionan así las cosas.
La policía tiene medios para “aislar” a los posibles supuestos alborotadores que después aparecerán en los medios de comunicación como la causa que la justificó. No realiza cargas quirúrgicas, selectivas, sino todo lo contrario. La policía carga indiscriminadamente contra ciudadanos normales, desarmados, pacíficos e indefensos, porque lo que se pretende con sus acciones no es recuperar el supuesto orden alterado, sino provocar el terror, el miedo y la intimidación en la población que con toda legitimidad reclama sus derechos. Ese y no otro es su única razón de ser, esa es la razón de una carga policial: provocar el miedo a manifestarse, coaccionarlo. Y no hay que olvidar que la policía no es un ente anónimo, un satélite planetario; la policía, los prodisturbios, son el brazo armado del gobierno de turno, su cara más dura y cruel.
Poco importa si ha habido supuestas “provocaciones” o infiltrados de la policía, porque cargarán contra toda la multitud a sabiendas de que son ciudadanos inocentes a los que van apalear con saña, ellos sólo ven… al enemigo, ese es su adiestramiento. Son ordenes que cumplen los mercenarios sin pestañear, ordenes que dictan los mandos policiales sin pestañear y ordenes que salen de una mesa, de un santuario del poder sabiendo muy bien lo que se hacen, donde se decide cuándo, cómo y dónde los ciudadanos y ciudadanas no molestan ni representan una incitación para los que se quedan en casa, y cuando hay que barrerlos a hostia limpia para dar ejemplo y que quede claro, lo que no le gusta al Gobierno de turno, donde nos ponen los límites.
La policía carga para sofocar una protesta legítima y, cuando lo hace, es únicamente porque no interesa tener a toda esa gente en la calle, en esa calle, ese día y en ese momento, por eso unas veces carga y otras veces no.
Lo contrario es cuando el Gobierno, felicita a los manifestantes por lo bien que lo han hecho como ocurrió el pasado 23F a pesar de la represión policial que hubo. La lección a aprender sería que ese tipo de manifestaciones y esa manera de manifestarse no le hace ninguna mella, para nada le incomoda, al contrario, y por muchos miles que seamos, ya se ha pactado con las organizaciones convocantes que se va a ser bueno y que se controlará a la gente, que los indignados tendrán su válvula de escape, pero de manera controlada: la disidencia controlada, la que muchas organizaciones a cambio de unas migajas, se afanan por defender, porque sobran razones para preparar una Huelga general… y no lo hacen, porque sobran razones para que partidos, sindicatos y asociaciones enseñen a sus gentes que hay que defenderse, que es legítimo, que es nuestro derecho y que es nuestro deber… y no lo hacen, sencillamente porque son parte del problema y no la solución: son sus aliados. Así funcionan las cosas.
Está claro que este Gobierno no se va a ir y está claro que a este Gobierno hay que echarlo a empujones. Pero ¿quién lo va a empujar? Llevamos meses con una calma chicha que delata que los que aún tienen algo, tienen miedo de perderlo y eso mismo nos dice que mientras que la gente siga compensando su reducción de poder adquisitivo con sus pocas o muchas reservas y mientras se piense que esto pasará pronto, este Gobierno seguirá haciendo daño, quitándonos uno a uno, los derechos que tanto sacrificio de generaciones ha costado conseguir.
Pero las reservas se van acabando, y cada vez más familias que estaban bien, están mal, y las que estaban mal están peor, y las que estaban peor están al límite o ya lo han sobrepasado. ¿Y hasta cuando lo vamos a tolerar? Cada palmo de terreno que perdemos en un viernes de obscenidad, costará años de lucha recuperarlo. Los partidos y sindicatos vendidos saben que, sin conciencia, la masa sólo reaccionará si se le lleva al límite del sufrimiento, por eso no trabajan para crearla, sino todo lo contrario.
Este 25 de Abril, puede ser diferente y podemos darle una sorpresa al Gobierno.
Puede que muchos ciudadanos y ciudadanas digan ¡BASTA¡ y salgan a la calle sin miedo, organizados y con la lección aprendida.
Pero además ocurre una circunstancia importante que hasta ahora no se había dado: el Ministerio del Interior va a estar desbordado el 25A. Tiene que repartir las fuerzas policiales conteniendo el Asedio al congreso, a los Escraches y a otras movilizaciones que se van a dar ese mismo día. Van a tener como nunca, que concentrar las fuerzas en Madrid y eso va a hacer más factible que en otras ciudades se puedan dar otro tipo de acciones de respaldo, que desborden aún más al Gobierno, y este se vería entonces en una situación como poco delicada y comprometida.
Porque si dejamos de correr y seguimos adelante, no sólo es que el miedo vaya a cambiar de bando, sino que podemos empezar a cambiar las cosas, y para eso no hay que seguir sus reglas, sino las nuestras.
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