El derecho al placer y la mutilación genital femenina
Por Verónica Rocasé*. LQSomos.
Dicen que cuando las mujeres nos juntamos a conversar, hablamos de lo humano y de lo divino… y tienen razón. Las que somos “rellenitas” nos quejamos de los kilos, otras se quiebran la cabeza pensando qué harán de comer, y no faltan las que narran las hazañas de sus hijos, las que se quejan de los maridos o las que cuentan con lujo de detalles sus últimas conquistas. Por lo general, mientras compartimos una copa de vino o un cafecito, terminamos charlando de sexo. Que si has probado esto, que si has experimentado tal cosa o, si te atreverías a hacer tal otra.
En una de esas pláticas a calzón quitado, una amiga me confesó que no logra satisfacer su deseo sexual con su actual pareja. Dice que se queda en la antesala del cielo y esto la frustra, porque ella ya conoce el paraíso; asegura haber visto las estrellas que iluminan su rostro al tocar la cúspide de la pasión. Le aconsejé que conversara con él para buscar una solución, pero me respondió que era una causa perdida, él no la espera y siempre tiene una excusa diplomática para superar el malogrado encuentro de ambos cuerpos. Evité emitir juicios porque en la cama de otra persona uno no se puede meter. Sólo le acoté que ella tiene tanto derecho como él a disfrutar del goce de un orgasmo.
En el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay más de 140 millones de mujeres y niñas que no conocen o no conocerán el derecho al placer sexual. Ellas son víctimas de la Mutilación Genital Femenina (MGF). Un crimen practicado en África, Oriente Medio, Asia y en algunas tribus de América Latina, por razones culturales, religiosas, sociales o como ritual de iniciación a la edad adulta.
En noviembre de 2012, Naciones Unidas aprobó una resolución que condena la MGF. Pide que los estados miembros de la Asamblea tomen medidas de castigo y eduquen a la población, para impedir dicha práctica. Por su parte, la Unión Europea, lleva a cabo una consulta hasta el 30 de mayo de 2013, con el fin de recabar ideas para combatir de mejor forma la mutilación genital femenina. A su vez financiará con 15 millones de euros, a los Estados miembros y a las ONGs que aumenten la concienciación sobre la violencia contra las mujeres y que apoyen a las afectadas.
Hace algunos días, la Audiencia Nacional de España condenó a dos años de cárcel a la madre de una niña senegalesa, por lesiones graves (consecuencia de la mutilación genital) y a indemnizar a la pequeña con 10 mil euros. Si bien los hechos no ocurrieron en España, la ley faculta a los magistrados a condenar estos actos con efecto retroactivo hasta el 2005, aún habiéndose cometido fuera de la península ibérica. Tienen el mismo valor que los juicios de lesa humanidad. El 6 de febrero de 2004, la OMS instauró el día Internacional de la tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina.
Todas son iniciativas loables que buscan terminar con prácticas ancestrales y crueles pero, ¿qué hay del maltrato psicológico que sufren las mujeres, a causa de de los machistas? ¿Qué pasa con las mujeres que no aceptan vivir su sexualidad y sensualidad como mejor les plazca? ¿Seguirán fingiendo orgasmos para no perder lo que creen que tienen? Yo, prefiero ser insumisa y decir que NO, cuando no me gusta.
* En Diario del Aire
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