El Día de la Renta Básica
Primero de Mayo. Día Internacional de los trabajadores; y de los trabajadores en paro. El capitalismo manda como nunca. Sus crisis son nuestro principal problema desde 1927, cuando ejecutaron a Sacco y Vanzetti, los denominados “mártires de Chicago”. El delito de estos sindicalistas anarquistas fue reivindicar la jornada laboral de 8 horas.
En Mayo de 2014 el capitalismo salvaje ha avanzado tanto, en su guerra por conseguir un hormiguero dócil y gratuito, que se trabaja más que entonces y por menos remuneración. Incluso es harto frecuente la mano de obra esclava. Hoy en España, por ejemplo, ser mileurista supone un éxito. Se trabaja incluso gratis, con la esperanza puesta en que le ofrezcan a uno un contrato. Los patronos no son empresarios no son tales sino especuladores de toda laya. A las órdenes del mundo de las finanzas y la usura disparada, el poder no cesa de suprimir los derechos de los asalariados. Ahora mismo están fulminando incluso el derecho mismo a trabajar.
En esta era del neoliberalismo salvaje, el gobierno de España se lleva la palma. No se crea empleo sino que constantemente destruyen miles de puestos de trabajo. Pero las cifras negativas no hacen más efecto que espolear el triunfalismo paradójico de los gobernantes.
Los sindicatos mayoritarios apelan a un discurso sobrepasado por la realidad y a una resistencia que no puede ser más que retórica. Sumidos en un mero papel de comparsas, sus lideres han caído incluso en la trampa más falaz: la complicidad antiética del sistema. La corrupción. El escarnio pasado por el banquillo de los tribunales.
Las burocracias sindicales se han acomodado al espíritu dominante y no se han movido un ápice hacia la transformación social. El lema subyacente en esa actitud avestrucera es “aquí me las den todas”.
Pero, una vez constatado y asumido que el pleno empleo es ya un imposible, con los actuales y triunfantes esquemas de el globalización, se impone la lucha por la supervivencia activa.
La implantación, cuanto antes, de la Renta Básica.