El fentanilo, otra excusa para el intervencionismo de EEUU
Por Mirko C. Trudeau*.
Cuatro empresas chinas y ocho de sus ejecutivos fueron inculpados por la justicia estadounidense por tráfico hacia Estados Unidos y México de químicos precursores de fentanilo, informó el secretario de Justicia, Merrick Garland
Inmediatamente los medios hegemónicos estadounidenses lanzaron la “información” de que más de 200 kilogramos de precursores fueron presuntamente enviados por los fabricantes chinos, los cuales permitirían elaborar más de 50 kilogramos de fentanilo.
El desarrollo de los acontecimientos obliga a concluir que Washington instrumentaliza la espantosa crisis de abuso de opiáceos que asuela a la sociedad estadounidense a fin de golpear a su máximo rival económico y geopolítico, al mismo tiempo que reedita sus doctrinas de control hegemónico sobre América Latina.
Las autoridades estadounidenses prefieren olvidar que la solución al problema de las adicciones pasa por asumir las causas endógenas de la desesperanza, la pérdida de horizontes y el desgarramiento del tejido social que llevan a millones de sus ciudadanos a caer en el uso nocivo de estupefacientes. Obviamente la culpa no es de los chinos sino de los sucesivos gobiernos demócratas y republicanos.
Dos ejecutivos de Amarvel Biotech fueron arrestados hace unas semanas y comparecieron ante un juez de primera instancia en Honolulu. Serán trasladados a Nueva York para que comparezcan en el tribunal federal de Manhattan. El tercer ejecutivo acusado no ha sido detenido.
Otras dos actas acusatorias imputan a otros cinco ejecutivos o empleados y a tres compañías chinas, identificadas como Anhui Rencheng Technology Co, Anhui Moker New Material Technology Co y Hefei GSK Trade Co, de delitos que incluyen asociación delictiva para fabricar y distribuir fentanilo, así como asociación delictuosa para cometer fraude aduanero.
¿Casualidad? La sanción se da la misma semana en que Washington y Beijing acordaron explorar la creación de un grupo de trabajo conjunto para cerrar el flujo de los precursores. En su reciente visita a China, el secretario de Estado Antony Blinken coincidió con su homólogo Qin Gang en el deseo de mantener relaciones estables y predecibles, así como en la necesidad de ampliar el diálogo para reparar unos vínculos que atraviesan un punto muy bajo.
El domingo último el presidente Joe Biden expresó intenciones de reunirse de nuevo con Xi Jinping, y hablar de cómo podrían llevarse bien ambas potencias. Dos días después el mismo Biden se refirió al presidente chino como “dictador que no está al tanto de las actividades de su propio gobierno”, Sin dudas, una declaración impropia de un jefe de Estado, inexplicable en un contexto en que se pretendía un acercamiento constructivo con el político aludido.
Estas empresas y ocho empleados o responsables de esas compañía fueron acusados -dos de ellos ya están presos- de haber presuntamente suministrado de forma deliberada, a narcotraficantes en Estados Unidos y México, ingredientes e instrucciones para fabricar fentanilo, droga que sigue devastando a familias y comunidades en Estados Unidos y matando a estadounidenses de todos los estratos, comentó Garland.
Fiscales federales estadounidenses detallaron que las compañías comercializaron las sustancias químicas precursoras del fentanilo en sus sitios web, mientras en cuentas de redes sociales anunciaron que aceptaban pagos en criptomonedas y enviaron los materiales a narcotraficantes, incluido el cártel de Sinaloa. Garland advirtió que esas acciones incluyen impedir que las compañías químicas de China proporcionen a los cárteles los componentes básicos que necesitan para fabricar el letal fentanilo.
En un comunicado, Liu Pengyu, portavoz de la embajada china, acusó a los fiscales estadounidenses de imponer una jurisdicción de brazo largo, y añadió que la medida podría perjudicar las operaciones antinarcóticos entre ambos países y señaló que el incidente fue una bien planeada operación de trampa llevada a cabo por la parte estadounidense, que infringió gravemente los derechos legítimos de las empresas e individuos pertinentes. China lo condena enérgicamente, añadió.
Un acta de acusación señala a la compañía Amarvel Biotech, con sede en la ciudad china de Wuhan, así como a tres ejecutivos de la empresa, de tráfico de fentanilo, importación de precursores químicos y lavado de dinero. Los fiscales sostuvieron que la empresa utilizó prácticas engañosas para eludir a las autoridades, como anunciar que podía hacer pasar sus productos como alimento para perros, nueces o aceite para motor con el fin de garantizar una entrega segura en Estados Unidos y México.
Coalición global
Mientras, el secretario de Estrado, Antony Blinken, al participar en la 53 Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), anunció el lanzamiento de una nueva coalición global para abordar las amenazas a la seguridad y a la salud pública por la producción y tráfico de fentanilo y otras drogas sintéticas.
En la sede de la OEA en Washington, delegados de varios países expresaron su temor de que esta nueva convocatoria sea similar a otras coaliciones lanzadas y encabezadas por Washington, como la que ahora mismo destina decenas de miles de millones de dólares a perpetuar la guerra en Ucrania.
Recordaron las coaliciones prefabricadas para justificar y respaldar sus invasiones ilegales a Irak y Afganistán, donde ya los medios hegemónicos jugaron su papel, o la que, en el nombre de la lucha contra el terrorismo causó más de 4,5 millones de muertes a nivel mundial.
Otros recordaron la presión para integrar coaliciones para evitar la propagación del comunismo, que sirvió para perpetrar golpes de Estado, desestabilizar y derrocar gobiernos elegidos democráticamente, financiar grupos de exterminio que dejaron miles de muertos y desaparecidos en Latinoamérica y solapar todo tipo de atrocidades a los regímenes que se alineaban con los intereses de Washington.
* Analista del Observatorio de Estudios Macroeconómicos de Nueva York, asociado al CLAE
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