Elecciones… nos repetimos

Elecciones… nos repetimos

Por Iñaki Alrui.

“No soy pesimista
soy un optimista bien informado”
Antonio Gala (2-10-1930 – 28-5-2023)

El domingo esperé a las últimas horas para ver-consultar los resultados sin tener que aguantar toda la intoxicación informativa previa a la realidad.
El lunes a la mañana me sentía obligado a opinar, analizar los resultados. Cuando tenía construido mi relato, saltaba la noticia: “Pedro Sánchez anuncia elecciones generales el domingo 23 de julio”; afortunadamente tuve tiempo de suspender mi relato de ese instante, para huir de lo urgente.

¿España es más de derechas el lunes 29 que el pasado sábado 27 de mayo?
– Pues no, como tampoco era más de izquierdas el sábado 27 que ayer lunes 29 de mayo.

El Partido Popular ganaba millón y medio de votos. Vox ha ganado 700.000 votos. El PSOE ha perdido prácticamente un millón de votos. EHBildu ha arrasado en el País Vasco. ERC paga el descontento catalán…

Algo más de 35 millones de españoles estaban llamados a las urnas (¿la fiesta de la democracia?) para elegir a los representantes de 8131 municipios y de doce de las diecisiete llamadas autonomías, mas Ceuta y Melilla. La derecha (¿extrema?) del PP ganó el 31,52 % de los votos en las municipales frente al 28,18 % para el PSOE. La extrema derecha representada en Vox, logró reunir el 7,19% de los votos. Un avance claro en la decisión de voto hacia los partidos de derecha y extrema derecha que en las elecciones de 2019 tenían solo el 22,62% y 3,56% de los votos.

La ola reaccionaria que recorre Europa, se asienta también en el estado español, salvo la excepción vasca y catalana. ¡Prepárense, vienen curvas!

Para las que estén interesadas en detalles, les sugiero consultar la web montada para la ocasión por el Ministerio de Interior: https://resultados.locales2023.es/resultados/0/0/90#MAP

Pedro Sánchez es un buen tahúr, lo demostró cuando casi nadie de su partido apostaba por él, jugó la partida hasta el final y la ganó. Ahora lanza un “órdago” y el casino electoral vuelve a la mesa de juegos.

De la campaña electoral vivida no se puede esperar gran cosa. ¡Mucho barro! Y una vez más la información —o la manipulación— ha llegado por unos mass media que trabajan fielmente para los intereses de sus amos y no de la información.
La otra batalla de la campaña electoral se ha dado a través de las redes sociales, y puede que ahí sea peor que la de los mass media, pues en estas desaparece cualquier contenido de peso, para llenarse totalmente de autoalabanzas, insultos y anécdotas intrascendentes, sin el más mínimo análisis. Una gran parte de la población piensa que al seleccionar la “información” por redes sociales es más independiente, pero la realidad nos demuestra el ascenso del analfabetismo funcional que circula por Twitter, Facebook… mucha emoción, nada de razón.


No sería justo medir ni las victorias ni las derrotas exclusivamente por los resultados electorales, aunque así nos lo quieran hacer creer, y lo hacen con mucho éxito, pues la mayoría de la sociedad que se siente transformadora (a la izquierda de la “izquierda”) y apunta al libre pensamiento (¿un mundo mejor?) termina flagelándose con el látigo de la mala conciencia.

Salvo honrosas excepciones (Zamora, Marinaleda, por ejemplo), no se ha votado a lo local, se palpa un voto de enfado, de rabia, el voto que mejor aprovecha la derecha (extrema) en este país, y reconozco que lo digo desde la cómoda posición de quien mira por el retrovisor y con la partida anterior ya jugada, pero así me adelanto antes de que la llamada “izquierda” empiece a insultar a sus NO votantes, aunque la proximidad de la siguiente partida puede forzar a mantener la hipocresía en los discursos.

¿Tendremos autocriticas? ¿O la izquierda de los grandes cambios seguirá corriendo hacia adelante bajo la consigna de somos los mejores?

Decía que “no sería justo medir ni las victorias ni las derrotas exclusivamente por los resultados electorales…”, pero sí habrá que tener en cuenta que estos votos, claramente antigubernamentales, pueden esta motivados por el hecho de que frente a la esperanza de grandes cambios y necesarias derogaciones legislativas, tenemos unos cambios inocuos y de maquillaje. Las intenciones redistributivas de las medidas del gobierno no llegan, no tienen impacto. Hay algunas mejoras puntuales, es innegable, pero no ha habido ninguna batalla para plantar cara (y legislación) ante los poderes fácticos de siempre: Iglesia S.A., Ibex35, Florentino Pérez y todas las herencias bendecidas en la transición… Vale sí, no debo de irme tan lejos, ¡que las elecciones fueron antes de ayer!

Pero la España del día a día sigue viviendo en muchas incertidumbres, y precisamente así: en el día a día, sin poder prever el mañana, y la incertidumbre cabrea. Las subidas multiplicadas, pagar por todo, son cosas que tocan directamente a la “cartera” un órgano extracorporal muy sensible, y eso siempre lo ha sabido aprovechar la derecha (extrema).

Lo público —sanidad, educación, dependencia— sigue muy por igual, independientemente de la provincia o región donde vivas. Son maneras lineales de hacer la misma política por interés, por aceptación o diciendo que “no se puede”. Pasa a nivel local y a nivel de estado, y si dudan prueben a acceder a la atención ciudadana de los Ministerios, del SEPE…

Las urnas no son el único camino, medimos nuestras victorias (cero) y nuestras derrotas electoramente, es el gran éxito de la transición, nos hemos conformado a que los cambios sean institucionales, de ahí nuestra derrota, de ahí la ausencia de cambios hacia la Justicia Social.

No nos equivoquemos, el juego está perdido porque las reglas están hechas para que las perdamos. En el momento en que aceptamos que la democracia representativa es el único camino para nuestras reivindicaciones, en el momento en que renunciamos a hacer tejido social, empezamos a perder. Y soy firme partidario de aprovechar todo lo que se puedan las instituciones, pero si antes hablaba de tahúres y juego, no podemos dejarlo todo a una única carta. El sistema está preparado para que, pase lo que pase, gane el Ibex35.

Nuestra fuerza está en la lucha a pie de calle, en la movilización, gobierne quien gobierne, en la transformación, y no en las reformas. Y para ello necesitamos unos movimientos sociales más allá de las siglas y unos sindicatos de clase, y necesitamos protestar, protestar mucho: manifestaciones, huelgas, concentraciones. Apunto lo dicho con un detalle, un claro ejemplo de nuestra historia: en 1919, se realizó la “Huelga de La Canadiense”, en Barcelona: 44 días de ilegalidad (para el estado) y de lucha obrera, más de cien mil participantes paralizaron la economía, el gobierno de turno terminó aceptando la demanda de los trabajadores, además de reconocer a los sindicatos y readmitir a los despedidos. La jornada de ocho horas nunca hubiera llegado desde las instituciones… Seguramente uno de los derechos más importantes de los que disfrutamos ahora. ¿Cuál es el camino?

¡Sí se puede! o ¿NO se puede?

Y unos últimos detalles entre la afirmación y la duda, la “Ley Mordaza” sigue ahí, la represión policial y judicial ha seguido su ritmo in crescendo, tener a la CEOE contenta es síntoma de ¿democracia? ¿entendimiento? ¿subordinación?

Ahora llegarán análisis más concienzudos de lo sucedido, lo harán los “opinólogos”, los tenderos de la comunicación al servicio del amo. Y justo aquí quería pedir autocriticas, pero… vuelven las urgencias del 23 de julio, siempre la urgencia: ¡Qué viene la extrema derecha!, ¡Qué nos quitan la pensión! ¡Qué subirá más la cesta! Mientras por el camino se van quedando las banderas que durante décadas defendimos ¡No a la guerra! ¡No a la OTAN! ¡Sáhara libre! ¡Libertad de Expresión! ¡Estado laico! ¡Banca pública! ¡Soberanía energética! ¡Autodeterminación!… ¡Pan, trabajo y ¡Libertad!

La derecha no ilusiona, pero la “izquierda” tampoco.
¿Qué hacer?

“No importa a quién vote el pueblo,
siempre nos votará a nosotros”
Mayer Amschel Rothschild
(Fundador de la dinastía Rothschild)

– Ilustración de portada del dibujante polaco Pawel Kuczynski.
⇒28 de mayo: Elecciones locales⇐
* Miembro del Colectivo LoQueSomos. Otras notas del autor
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