Es el desempleo, ¡estúpidos!
La tasa oficial de inflación en España fue de -1’3 por ciento en enero, mientras que la tasa de inflación armonizada de la UE fue del 0,0 por ciento. No es necesario ser ningún experto en economía para entender esta “anomalía”.
La primera explicación se encuentra en la subida del desempleo que ha alcanzado un récord histórico (27%). Esto, unido a los recortes en los salarios y en las pensiones, significa que los ingresos reales de la mayoría de las familias han disminuido notablemente en los últimos tres años.
No es de extrañar, entonces, que la inflación no afecte a buena parte de productos producidos en los países europeos, y de una manera muy especial, a los producidos en la periferia.
Pero el estancamiento de la inflación no beneficia para nada a las clases trabajadoras que ahora disponen de menos poder adquisitivo que antes, no a causa de la inflación, sino a causa de los recortes en sus ingresos.
Los beneficiarios son, por una parte, los grandes grupos económico que no tienen ningún reparo en seguir subiendo los precios de sus productos, empobreciendo aún más a las clases trabajadores y, por la otra, los prestamista, que se lucran con los intereses y a la vez ven como el valor del principal no sólo no disminuye, sino que se mantiene e incluso se llega a incrementar, con lo cual hacen un negocio doble.