Esclavos del siglo XXI: Precariedad Predoctoral

Javier R. Arango*. LQ. Diciembre 2020

Tras más de 20 meses de peticiones a la Universidad de Oviedo y el Gobierno del Principado, los investigadores predoctorales de Asturias nos sentimos abandonados y menospreciados…

Maltrato a los jóvenes investigadores

La investigación en España lleva demasiado tiempo siendo una asignatura pendiente. Mientras que la inversión de PIB medio de la Unión Europea (2007-2018) en investigación ha subido un 21 %, en España en 2019 hemos aumentado tan sólo en 0,01 puntos porcentuales, el mismo gasto respecto a 2007, un mero 1,25 % frente al 2.18 % de media de la UE y por debajo del resto de países vecinos como son Portugal (1.36 %), Italia (1.43 %) o Francia (2.19 %).

Esta situación repercute en todos los niveles de la investigación, pero donde más fuertemente golpea es en su base, aquella formada por los jóvenes investigadores que iniciamos nuestra carrera investigadora. Si bien hemos obtenido algunos logros en los últimos años, estos son aún insuficientes para acabar con la situación de inestabilidad y precariedad a la que nos enfrentamos diariamente y se ven empañados por la falta de compromiso por parte de las instituciones.

Así, en la Universidad de Oviedo, más de 200 investigadores predoctorales llevamos sufriendo una situación de discriminación laboral desde marzo de 2019. Esta discriminación con respecto a nuestros compañeros de universidades del resto de España viene provocada por la falta de aplicación del Estatuto del Personal Investigador Predoctoral en Formación (EPIPF) a la totalidad del personal contratado en esta modalidad. Este estatuto fue la primera ley laboral específica para nuestro colectivo, asegurando una uniformidad mínima dentro de un sector que funcionaba a expensas de convocatorias altamente dispares. Dentro de la norma, se establece pues una tabla de referencia salarial mínima que avanza en buena dirección hacia la ruptura con la precariedad laboral de los jóvenes investigadores, marcando incrementos del mínimo retributivo en el tercer y cuarto año.

El EPIPF respondía así a una tan demandada como comprometida mejora retributiva, que en la mayoría de las universidades de España ya alcanza a la totalidad de los investigadores predoctorales, bien por apuesta de las propias universidades o bien a través de negociación con los gobiernos autonómicos, como ha sido el ejemplo del Gobierno de Aragón.

Pese a los numerosos ejemplos de universidades españolas y gobiernos autonómicos que han acogido el EPIPF como una oportunidad de demostrar un compromiso real con la investigación y especialmente con el futuro de la misma, tras más de 20 meses de peticiones a la Universidad de Oviedo y el Gobierno del Principado, los investigadores predoctorales de Asturias nos sentimos abandonados y menospreciados, viéndonos obligados a recurrir a la justicia a través del sindicato CCOO para exigir lo que nuestra legislación laboral establece claramente, que “…será de aplicación a cualquier contrato predoctoral…”.

Resulta vergonzoso que mientras cada año escuchamos las mismas palabras cargadas de elogios y promesas sobre la investigación por parte de rectorado y gobierno de Asturias, los actos que les siguen no son más que de agachar la cabeza cuando esta vez sí, tenían una verdadera oportunidad de demostrar su compromiso con la investigación en nuestra región. Han perdido la oportunidad de ser pioneros en la aplicación del EPIPF que no es sino una apuesta por la investigación. Ahora ya sólo les queda evitar una pérdida mayor, porque todo el descontento de la comunidad científica joven acabará traduciéndose en una pérdida de talento que Asturias no debe ni puede permitirse.

* Investigador predoctoral de la Universidad de Oviedo

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