Eurocentrismo de luxe
Por Nònimo Lustre
Poco antes de las elecciones europeas, el eximio académico Azúa publicó un artículo, más bien un banderín de enganche estilo División Azul, en The Objetive, rutilante vocero de la extrema derecha dizque ilustrada. Esos autodenominados cultos, tienen como portavoz a este diario. Pero -siempre hay clases-, para los militantes del montón, tienen El Debate que presume fraudulentamente de haber nacido ¡en 1910! –adiós ABC, La Razón, El Mundo, etc. Por cierto, esos dos pasquines fachas, el fino y el cerril, se nutren de artículos pergeñados por ex izquierdistas degenerados en neofranquistas y/o neoliberales.
Entre los guisotes de The Objective, fijémonos en el artículo más agresivamente eurocéntrico que hemos leído en los últimos años: el de Félix de Azúa, “La bella y la bestia”, The Objective, 08 junio 2024 -subtitulado “Es imprescindible votar para mantener con vida a Europa. Sobre todo aquellos que ya están amenazados por gobiernos autoritarios y corruptos como el nuestro”. Escribe el hipercadémico:
Europa ha sido, durante miles de años, el lugar de la inteligencia, de la fuerza militar, de la ciencia, de la guerra y de las artes. Desde que Oriente fue derrotado (en Grecia cayeron los persas, en Lepanto los turcos) ya nadie ha puesto en duda la centralidad europea de la cultura, las armas y la libertad, hasta que hace pocos años comenzó el asalto, cada vez más poderoso, del antiguo imperio oriental: Rusia, China, India. No tenemos herramientas para defendernos de estos inmensos territorios y sus colosales poblaciones habituadas a una tiranía religiosa –nuestras negrillas.
Asia devorando a Europa
Aunque no mencione a los EEUU ni a Japón, su militantismo eurocéntrico no admite duda. Pero, ¿más claro no canta un gallo, sea el de Barcelos, sea el cocoricó francés? Pues no porque el artículo de marras, infectado de mitología, no precisa la extensión geográfica de Europa. Ahorita malamente sobreentendemos que ese Estado Asociado de los EEUU al que llamamos ‘viejo continente’ se reduce a Europa Central pero conviene recordar que, en plena guerra fría, el presidente De Gaulle imaginó que llegaba “hasta Vladivostok”. Es decir, que Rusia era tan Europa como Alsacia, no como en este siglo XXI donde, desde Bruselas, se propagandea que la Federación Rusa es asiático-oriental y por ende, enemiga. Vuelve machaconamente el vetusto peligro amarillo, ahora disfrazado de eslavo. Por otra parte, visto desde el Vaticano o desde la catedral de Canterbury, eso de que Oriente está “habituado a una tiranía religiosa”, no amerita comentario -si acaso, recordemos que las guerras de religión fueron un invento europeo del siglo XVII.
El peligro amarillo
Tras la lectura del libelo de Azúa, hemos de colegir que, “durante miles de años”, el Homo sapiens, ha mamado que Europa representa todo lo bueno (la Bella) mientras que Oriente encarna todo lo malo (la Bestia) Y ello en todos los sentidos, desde lo cultural hasta lo social y lo técnico. Ahora bien, reducir el Planeta a una minúscula península asiática es simplemente ridículo -y es criminal discriminar a mucho más que a la mitad de la especia Homo s. Veamos unas pocas de las razones que nos animan a calificar de majadero este ejemplo de eurocentrismo pre-decimonónico: el Viejo Continente no es más viejo que los demás continentes -de hecho, repetimos que ni siquiera es continente. Y Oriente no fue derrotado por los persas ni por los griegos -es más, la cultura helénica es clara heredera de Mesopotamia y de Egipto, ergo aquellos griegos eran orientales. En cuanto a la importancia galáctica de Lepanto, mejor olvidamos que aparece en el pasquín como ocasional excrecencia del patrioterismo español -o, quizá, como el inconfesable deseo de vengar a lord Byron en Missolonghi. Asimismo, es notorio que ese disparate de que “nadie ha puesto en duda la centralidad europea de la cultura, las armas y la libertad” sirve sólo para los europeos, ombliguistas de nación. Pero sugerimos a Azúa que no repita semejante frase fuera de Europa -salvo que esté dispuesto a la befa o el martirio.
Asimismo, el argumentario de Azúa proviene directamente de la enseñanza primaria durante el franquismo -digamos que repite los tópicos de la ubicua Enciclopedia Álvarez. Por ende, habrá que contestar al eximio académico en términos primarios: ¿recuerda Azúa qué nos enseñaban en nuestras respectivas infancias?: pues que la pólvora, la brújula, el reloj, la administración, la imprenta, el sismógrafo, hasta una clase de escritura y el papel, venían de China. Léase que Oriente era el maestro de los técnicos europeos.
El debate se encrespa cuando nos preguntamos por qué, durante milenos, Europa nació y vivió de Oriente -hasta que se emanciparon las bestezuelas propias del peligro amarillo. Pero, hasta que llegó la Liberación, ¿por qué Europa conquistó el Globo? Los fisnos (sic) del The Objective jamás lo achacarían a la crueldad de los conquistadores -dirían ‘razón demasiado subjetiva’- ni tampoco a la supremacía científica derivada en hegemonía militar. Entonces, ¿acaso podría haberse debido a la influencia del Espíritu Santo?: imposible, somos ateos. Sólo nos queda postular que aquellos europeos eran más inteligentes que los orientales. ¿Seguro?, midamos las actuales inteligencias occidental y oriental:
Según unas gacetillas que hemos consultado por nuestra mucha ociosidad y por nuestro no menor disgusto contra el engañabobos del IQ (= coeficiente o cociente intelectual), leemos que el IQ mundial es de 100 aprox. Pero, para sofoco de militantes eurocentristas como Azúa, resulta que los primeros países listísimos de la lista son todos asiáticos: Japón (con un IQ de 106,48) seguido de Taiwán, Singapur, Hong Kong China y Corea del Sur. Para colmo de males, el más preparado de los países europeos es el comunista (¿) Bielorrusia -lejos queda Alemania que sólo puede exhibir un IQ nacional de 100,74. Por su parte, los EEUU apenas llegan a IQ 98, con sus caucásicos alcanzando el IQ 100 mientras que sus afroamericanos apenas llegan al IQ 85. ¿Estadística claramente racista?: sin duda pero, para consolarnos, esta desnortada investigación científica (¿) subraya que los ateos gringos llegan al IQ 133, muy por delante de sus compatriotas cristianos que, (evidentemente desasistidos por God) se quedan en el IQ 99 (cf. MedicineNet, Average IQ Statistics, Factors, and Implications; 11.01.2022)
[Esta soberana majadería de la cuantificación de las inteligencias individuales comenzó en 1912, hace más de un siglo; por ello, nos asombra que, a principios del siglo XXI, todavía se ejerza en multitud de gabinetes de psicología o de recursos humanos y/o en páginas web “de medicina”]
El neoliberalismo fascistoide
Para terminar con el malhadado panfleto de Azúa, sigamos citando sus palabras, ahora sumergidas pro domo sua en la actualidad política española:
Los Gobiernos [europeos] débiles o corruptos (o ambos) solo pregonan su ineficacia, su ausencia completa de ideas, su codicia en la disputa de los sillones, sus pequeños intereses locales y mezquinos en una borrachera de enanos rodeados por gigantes armados hasta los dientes. [Aunque Europa está infinitamente más armada que Oriente, olvidémoslo para señalar que esos “gigantes armados hasta los dientes” son una torpe paráfrasis de Somos enanos a hombros de gigantes, lema atribuido, entre otros muchos, a Newton y adoptado como bandera por Google Scholar]
La Academia barriendo para su hospitalaria Patria…. Uséase, quejándose de que los sabios reciben menos dineros que los militares, como si los proto-Inmortales no fueran también corruptos, políticos de campanario, mezquinos y hasta vergonzantes beodos. Gremialismos aparte, constatamos que la tremebunda amenaza de Oriente, ahora se actualiza y concentra en el Oriente árabe o Próximo.
¡Ojo!, el árabe más peligroso no es el kamikaze terrorista sino el magnate petrolero.
Negada la europeidad de Rusia y acompasados los peligros latentes demográficamente en India y China, Azúa es el enésimo pensador oficial que, sin citar citando, empareja al estado de Israel con el Hombre Civilizado -sinónimo de europeo- y a los árabes con el Salvaje -i.e., oriental. Décadas atrás, inspirada en Ayn Rand, ya lo hizo Golda Meir y ahora lo siguen haciendo sus genocidas acólitos. Por su ‘rabiosa actualidad’, quizá sea oportuno citar in extenso a Rand, madre nutricia del neoliberalismo actual -a su vez, neofascista vigilante:
“La cultura árabe es una de las culturas menos desarrolladas. Son típicamente nómadas. Su cultura es primitiva y es gente resentida contra Israel porque, en su continente, es la única cabeza de playa de la ciencia moderna y de la civilización. Cuando tenemos hombres civilizados combatiendo a los salvajes, nosotros defendemos a los civilizados, sin importarnos quiénes son… Cuando hablamos del poder de la mente -el Desarrollo de una Industria en semejante continente desierto-, enfrentada a unos salvajes que no quieren usar sus mentes, entonces, si te preocupa el futuro de la civilización, no esperes a que actúe el Gobierno. Ofrece lo que tengas a mano. Esta es la primera vez que contribuyo a esta causa pública: ayuda a Israel en esta emergencia” (Ayn Rand, 1974) Cuando, mañana mismo, olvide las ya remotas elecciones europeas, Azúa actualizaría su panfleto simplemente imitando a Rand.
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