Exorcizando al sistema
El modelo de sociedad en el estado español es enfermizo. Ya no es solo que conforme a personas acríticas y amaestradas. No es solo eso. Por un lado, nos enfrenta a la contradicción entre lo que se dice y lo que se vive y, por otro, nos sitúan en una posición de indefensión desde la que pretenden impedir la reacción. Al final crean personas infelices, resignadas y fáciles de manipular. Salir de un sistema en el que uno ha crecido y ha sido educado es imposible si no se cambia el sistema pero, sobre todo, si no se cambia a uno mismo. Solo queda resistirse, mantenerse alerta, cuestionarse cada uno de los mensajes que, sistemáticamente, transmiten los medios de comunicación, que se han convertido en altavoces de las élites, crear espacios alternativos en los que se experimente con nuevas formas de relaciones sociales, desmenuzar cada uno de nuestros pensamientos y borrar todo vestigio de la alienación a la que ha estado sometida esta sociedad durante siglos. Solo nos quedan los márgenes en los que se abren fisuras que permiten esperar que sean suficientemente grandes como para generar cambios. Márgenes que nos permiten acceder a otras formas de mirar el mundo que aspiran a ser universales. Márgenes que nos permiten exorcizar al sistema.