Franco revive en Paraguay
Qué refinamiento están consiguiendo las élites agropecuarias como las de Paraguay…ya dan golpes de Estado sin sangre; torean el Derecho mediante el capote burocrático del Senado. Ha llegado el ultraliberal Federico Franco. Al ver en las agencias este apellido, confieso que he sufrido un sobresalto metafísico. Por un instante pensé que era cierta esa rayadura clerical de la transmigración de las almas, y que Franco el generalísimo caudillo de España había emigrado desde el Valle de los Caídos por Dios y por España y cruzado el charco para reencarnarse en Paraguay. Es decir, que Federico Franco sería en realidad Francisco Franco Bahamonde.
Después de la larga estancia dictatorial del milico Alfredo Stroessner se abrieron un poco las nubes en ese país guaraní y sobrevino la presidencia de Fernando Lugo. Según sus detractores, Lugo era demasiado blando o ingenuo. Al parecer, pensaba que todo ser humano tiene un fondo de buenas intenciones “y no tuvo en cuenta los grandes intereses económicos y ambiciones sin escrúpulos que se mueven en la sombra”.
Consecuencia, los intrigantes, con la inestimable ayuda de la embajada estadounidense, le segaron el pasto debajo de los pies a Lugo e instalaron la ilegalidad de Franco. Bolivia, Venezuela, Argentina, Ecuador, la República Dominicana han repudiado el golpe y no reconocen la legitimidad del recién llegado. El gobierno Rajoy de la madre patria no ha dicho nada. Ningún recordatorio democrático acerca de las urnas. Ninguna soflama retórica sobre la soberanía popular. Tal vez porque piense que lo que pasa “es cosa de los americanos”. Del norte, claro.
Una vez más es el lamentable triunfo de Tirano Banderas.