Getafe se democratiza un poco
Por Arturo del Villar
El obispo de Getafe, Ginés Ramón García Beltrán, por fin ha accedido a cumplir las leyes del reino, y ha ordenado tapiar la placa en homenaje al dictadorísimo que enfascistaba el Cerro de los Ángeles. Cuenta la historia local que el 23 de julio de 1936 los rebeldes asesinaron a cinco hombres de Getafe ante el monumento al Corazón de Jesús inaugurado por Alfonso XIII el 30 de mayo de 1919 con la inscripción “Reinaré en España”. El viernes 7 de agosto siguiente un grupo de milicianos cometió la tontería de retratarse haciendo como que fusilaban la imagen, fotografía muy difundida desde entonces por las publicaciones fascistas en su beneficio, para preparar la inicua Carta colectiva del Episcopado español en defensa de la rebelión militar contra la República.
Los vencedores de la guerra reconstruyeron el monumento, hecho que sirvió para engrandecer el culto a la personalidad del dictadorísimo mantenido durante todo su mandato. Para ello se colocó una gran placa que decía en letras mayúsculas sin signos de puntuación:
El primer viernes de agosto de 1936 fue profanado y volado este monumento
FRANCISCO FRANCO CAUDILLO DE ESPAÑA
ordenó la construcción del nuevo que inauguró el 25 de junio de 1965 renovando la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús
Desde entonces ha estado visible la placa, sin que el Obispado accediera hasta ahora a retirarla, en cumplimiento del artículo 15.1 de la Ley 52/2007, de 26 de diciembre, que ordenaba “la retirada de escudos, imágenes, placas y otros objetos o menciones conmemorativos de exaltación personal o colectiva de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura”. La Ley de 2007 se ha cumplido en Getafe en 2024. Dicen que las cosas de palacio van despacio, pero las de la Iglesia catolicorromana van cojas de todas sus patas. Parece que a los vecinos del lugar no les disgustaba contemplar esa literatura belicista.
Como era previsible, la extrema derecha del reino se ha sentido ofendida y ha protestado por la ocultación de la placa. Dicen que es una revancha vengativa contra el militar que ganó la guerra, sin aclarar que la inició él mismo, y sin aludir a la colaboración decisiva prestada por las potencias fascistas de Alemania, Italia y Portugal, más el presunto Estado de la Ciudad del Vaticano, ni tampoco mencionar los 36 años de feroz dictadura que nos tuvo privados de todos los derechos civiles.
Existe un Movimiento por España, que en su declaración de principios anuncia el cambio total del reino para convertirlo en una “democracia orgánica sin partidos”, es decir, una dictadura como la que sufrimos, que postula la beatificación del dictadorísimo, como primer paso para elevarlo a la santificación, precisamente por la atención demostrada a los intereses de la Iglesia catolicorromana. Sería un final apoteósico para esa fracción de la siniestra historia de España. Aquí todo es posible, con tal que sea esperpéntico.
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