Gracias a Dios
Por Pepe Gutiérrez-Álvarez. LQSomos.
Lo denuncia con todas las letras presentes en la película Grâce à Dieu, François Ozon, Francia, 2019, la última película del director de El amante doble (2017), una historia que acompaña al espectador en un aparente film de investigación y denuncia, uno de esos quijotescos empeños donde un David con quien empatizamos busca justicia ante un Goliat silencioso, poderoso, tan corrupto como la Iglesia de Constantino.
Una parte de la película que huye de la crónica periodística tan útil como a veces complaciente (la de la oscarizada “Spotlight”, por seguir en el tema de los abusos sexuales a menores en el seno de la Iglesia católica), y que en realidad es una búsqueda nada aséptica, voluntariamente alérgica a la objetividad, de una voz (una explicación, una respuesta, acaso una disculpa), de ese grito ahogado tras un deleznable acto de violencia, disfrazado de repugnante, enfermizo acto de amor.
Estas son unas confesiones verdaderas. La de las tres víctimas unidas por el azar y por la depredadora figura del sacerdote que los violó. François Ozon no esconde nombres y apellidos (el padre Bernard Preynat y sus superiores), no los silencia, pero Gracias a Dios le interesa más como un nuevo ejercicio, acaso el más brillante, arriesgado y radical, en el opus de su admirado y reinterpretado maestro: Alfred Hitchcock. Yo confieso (1953) se convierte así en el mudo testigo con el cual Ozon se suma a los protagonistas (sobrecogedores en sus contenidas actuaciones Melvil Poupaud, Denis Ménochet y Swann Arlaud). Igual que Lyon, escenario opresivo (esa escena inicial) y terrorífico donde la sombra de una sotana cubre silenciosamente los pecados y sella las bocas de los inocentes.
Ozon completa así la conversión de Yo confieso en su particular “Mystic River”, otro relato oscuro (la novela de Dennis Lehane que Clint Eastwood llevara al cine) sobre pederastia, Iglesia y niños destrozados mal reconstruidos en padres de familia taciturnos que asumen falsamente ser monstruos en un cónclave de circunspección. Y cuya fe se hiela, enmudece; más que ante la frialdad del verdugo, ante la aterida impavidez del estruendoso silencio de Dios Enamorado de la palabra, de las voces como cacofonía de tonos y colores pasionales, ora festivos, ora misteriosos, siempre destacando el sentido lúdico de sus heterogéneas propuestas, el apasionante cineasta francés se rinde en Gracias a Dios al silencio. No por una opción estilística gratuita: esta es una historia de crímenes silenciados y de gritos reprimidos ante una realidad que sigue ahí, disfrazada bajo los trajes de las jerarquías.
La “ficha”
Grâce à Dieu. Año: 2018. Duración: 137 min. País: Francia.
Reparto: Melvil Poupaud, Denis Menochet, François Marthouret,
Josiane Balasko, Eric Caravaca, Swann Arlaud, Hélène Vincent,
Aurélia Petit, Martine Erhel, Frédéric Pierrot, Bernard Verley,
François Chattot, Julie Duclos, Jeanne Rosa, Amélie Daure.
Dirección y guion: François Ozon.
Música: Evgueni Galperine, Sacha Galperine.Fotografía: Manuel Dacosse
Productora: Coproducción Francia-Bélgica; Mandarin Production, Scope Pictures
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