Guatemala: el oscuro personaje que ganó las elecciones
¿Quién es Otto Pérez Molina? ¡Un genocida!
Un torturador de campesinos mayas en la época de Efraín Ríos Montt, su jefe de inteligencia cuando el genocidio guatemalteco. Manuel Baldizón: empresario del narcotráfico. Ambos candidatos en las recientes elecciones guatemaltecas son ladinos, que en Guatemala es lo mismo que decir racistas, no son mayas.
Desde 1992 (firma de los acuerdos de paz) hasta ahora, los líderes indígenas mayas insurgentes han sido asesinados por narcos o bien están refugiados con sus hermanos mayas en Chiapas. Los no insurgentes fueron "comprados" por los terratenientes de siempre para no morir de hambre o de un balazo. En España hubo "transición", en Guatemala unos "acuerdos de paz". En ambos países los genocidas siguen impunes.
La diferencia entre un candidato y otro es que uno asesinó mayas, el otro los asesina ahora.
No es un secreto que la CIA ha tenido históricamente una fuerte presencia en Centroamérica y Guatemala ciertamente no es la excepción. En 1954 la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos organizó un golpe de estado que derivó en la instalación de un gobierno militar, que duró más de 30 años (bajo distintos nombres). Los gobiernos militares de Guatemala efectuaron sistemáticamente un genocidio de más de 100 mil personas, la mayoría indígenas mayas, que lucharon en la guerrilla contra los gobiernos apoyados por la CIA. Uno de los oscuros personajes que dirigieron en los años 80 estas masacres fue el general Pérez Molina.
La abogada estadounidense Jennifer Harbury ha presentado un caso contra Pérez Molina por el asesinato de su esposo, el comandante maya Efraín Bámaca Velásquez, alias “Everardo”, quien fue desaparecido durante la guerrilla. Autoridades guatemaltecas han señalado que Bámaca se suicidó al enfrentar la captura, pero existe evidencia que sugiere que fue torturado y luego asesinado.
Harbury, en entrevista con Amy Goodman de Democracy Now, relata su experiencia averiguando lo que le sucedió a su esposo, la cual forma parte del libro Searching for Everardo: A Story of Love, War, and the CIA in Guatemala.
Unartículo publicado en The New York Times en 1996 hace referencia a una investigación conducida por oficiales estadounidenses en la que se narra que la captura y tortura de Bámaca fue ordenada por la presidencia y en ella participaron altos oficiales militares. Habría sido Pérez Molina, entonces jefe de inteligencia militar, quien tomó la decisión final de matar al líder guerrillero, entendiendo que ya se había dicho públicamente que estaba muerto. El diario también menciona el caso del coronel Julio Alpirez, quien recibió un pago de 44 mil dólares de la CIA por su trabajo, encubriendo el asesinato de Michael DeVine en Guatamala.
Su profesionalidad militar le permitió subir con agilidad por el escalafón de las fuerzas armadas, de modo que en 1996 apareció, ya con uniforme de general, como firmante del Acuerdo de Paz Firme y Duradera, al lado de los comandantes guerrilleros de la Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), se tomó la foto con Rigoberta Menchú y se hizo llamar el general de la paz.
Año y medio después, en la ciudad de Guatemala, fue brutalmente asesinado el obispo Juan José Gerardi, defensor de derechos humanos y antiguo titular de la diócesis de El Quiché. Desde ese cargo, Gerardi denunció los crímenes del ejército y exigió el cese de las matanzas, por lo que fue amenazado de muerte. Tras unos años de exilio, Gerardi formó parte de la Comisión Nacional de Reconciliación, en representación del Episcopado y encabezó el proyecto REMHI (Recuperación de la Memoria Histórica), cuya documentación fue presentada el 24 de abril de 1998. Dos días más tarde, Gerardi fue hallado en el interior de su residencia con el cráneo destrozado a golpes. Investigaciones posteriores demostraron la participación en el crimen de militares del Estado Mayor Presidencial y uno de los testigos del proceso informó que Otto Pérez Molina había participado en la supervisión del asesinato. Los fiscales y jueces a cargo del caso recibieron amenazas de muerte y tuvieron que abandonar el país.
Hace unos días, el grupo indígena Waqib´Kej(Coordinación y Convergencia Nacional Maya), presentó una carta a la ONU acusando a Pérez Molina de violaciones a los derechos humanos que se cometieron en 1992, cuando estaba al frente de algunos grupos de militares en el departamento de Quiché (norte).
Ahora el asesino, genocida y torturador es presidente de Guatemala, con la santa bendición de EE.UU.