Hablemos de Gibraltar sin complejos y sin sumisión al Imperio, ni británico ni financiero
Dejar la reivindicación de la soberanía del Estado Español sobre este territorio al franquismo y la derecha puede ser un insulto al presidente de la primera República, Pi i Margall, o al de la segunda, Manuel Azaña, que llegó incluso a encargar la redacción de un plan de conquista militar de la colonia británica.
Gibraltar fue ocupado militarmente por una flota de británicos y holandeses durante la guerra de sucesión en 1704, es decir con un estado o corona española constituida, sin bien en guerra civil a causa de las luchas entre los Borbones y los Habsburgo por hacerse con la monarquía hispana y sus colonias americanas. Fue pues un acto de guerra de una flota que además actuaba en favor de uno de los contendientes. Otra desgracia más de nuestra triste historia monárquica.
Pero lo importante en estos días es repasar que es y que significa Gibraltar, que por cierto y en ocasiones en solitario ha sido denunciado por ATTAC Andalucía como un paraíso fiscal, que empobrece al resto del campo de Gibraltar y fomenta la corrupción, la presencia de mafias en la Costa del Sol y favorece a todo tipo de especuladores, traficantes y defraudadores fiscales.
Gibraltar, en primer lugar, es y sigue siendo en pleno siglo XXI una colonia en Europa. Es retrotraernos a tristes realidades que fueron habituales en el siglo XIX, pero no en estos momentos. Es el Hong Kong que el reino de España es incapaz de recuperar.
En segundo lugar, es una base militar imperialista, agresiva y en plena utilización, destinada a garantizar el control de la entrada del Mediterráneo a las flotas anglo-americanas. Es decir es una base subsidiaria de Rota y controladora del paso de cientos de rutas comerciales y militares de la OTAN aunque, hablando con propiedad, de los EEUU y su fiel aliado y perro faldero: los restos del Imperio Británico. Es además una amenaza para la seguridad del Norte de África y del Estado Español, en caso de que este fuera soberano y plenamente independiente.
En tercer lugar, es un paraíso fiscal. Es abrigo de miles de empresas españolas que lo utilizan para evadir impuestos y blanquear capitales. Mucha de la riqueza gibraltareña y su buen nivel de vida, muy superior al resto de su entorno andaluz, se debe a permitir el fraude, la evasión de impuestos y el control fiscal que perjudica gravemente al estado español y a los propios habitantes de la zona pues estos, a cambio de ciertas compras en sus establecimientos o el hecho de que numerosos gibraltareños tengan viviendas en la Andalucía próxima, sufren sin embargo la pobreza y carencia de servicios públicos, debido al gigantesco fraude y evasión que la Roca provoca, incluido en el paquete la delincuencia de todo tipo, en la que destaca la de cuello blanco.
La principal industria gibraltareña es la bélica. En su famoso arsenal trabajan muchos linenses y vecinos y vecinas de otros pueblos de la comarca. La supuesta opulencia de Gibraltar se basa precisamente en su pobreza. También en las bombas flotantes de combustible para buques que la roca y los británicos protegen y que es una amenaza ecológica de primer orden para ambas orillas del Mediterráneo inicial.
Así pues, el gobierno del PP y los anteriores o los próximos, si desean hacer algo por recuperar la soberanía del pueblo español en general y andaluz en particular sobre esta colonia, lo primero que deben hacer es entorpecer con medidas reales y efectivas el paraíso fiscal que es la roca aunque la Unión Europea lo niegue, y los dos partidos hasta ahora gobernantes en el estado español se lo traguen. Los británicos no lo harán -el cerrarlo-. Piensesé que la gran mayoría de los paraísos fiscales del mundo están ubicados en territorios de los que la reina de Inglaterra es jefe del estado. Los antiguos dominios británicos, la propia City de Londres albergan paraísos fiscales. Es además Gran Bretaña unos de los estados del mundo más defensores de esta delincuencia anti-social y que cercena el poder de los estados en beneficio de ricos, especuladores, grandes delincuencias y mafias, así como todo tipo de delincuentes a gran escala.
Por tanto, el esfuerzo del PP en lugar de lanzar medidas pantalla y operaciones de distracción para incrementar el furor patrio y hacer olvidar la corrupción propia, el paro e incremento de la pobreza, lo que debería hacer es perseguir con saña y denuedo el fraude fiscal y la delincuencia financiera incluida la de Gibraltar.
No entendemos pues la tibieza o el despiste de algunos con respecto a la roca, y la única explicación es que al final tropiezan con la dictadura global de los mercados y los intereses anglosajones en su conjunto. Luego no toquemos este asunto, hablemos de diálogo y traguemos cada vez con más desprecios, provocaciones y delincuencia económica, ante un pueblo con excesivos tintes racistas y militaristas que conoce perfectamente las debilidades y la falta de dignidad que imperan entre las temerosas y atemorizadas masas y autoridades del pueblo del estado español. Excepto excepciones, tanto sociales y políticas, como territoriales, pero también de sectores activos, dignos y responsables de la ciudadanía.
En el fondo lo que ocurre es que, ante un estado débil que sucumbe ante la banca, amnistía a sus defraudadores y roba los derechos sociales, con la misma saña que recorta, hace leyes que facilitan echar personas al despido, el paro y prepara rebajas de pensiones, educación y salud, tampoco se puede pedir un patriotismo que vaya más allá del terreno deportivo. Los centros de pensamiento e inteligencia anglosajones conocen esto de sobra. El PP es tan prepotente que lo ignora, y mientras los socioliberales, con sus llamadas al dialogo, solo hacen dos cosas: brindis al sol y favores a la City. Pero ni unos ni otros acometen lo importante y que asfixiaría a la roca de los piratas, cual es abortar su paraíso fiscal.
Otro gallo no menor es el de la independencia del estado español y por tanto tener el valor de implementar el cierre de las bases militares no hispanas. Bases militares que convierten además a Andalucía en objetivo militar número uno de cualquier contingencia bélica, dada la gran presencia de bases e instalaciones militares extranjeras de carácter ofensivo e imperialista -incluido Gibraltar- y que sitúan a la provincia de Cádiz en el punto central de la diana.
Así, mientras se discute y/o impide el derecho a decidir de catalanes, vascos o gallegos, se tolera o se mira hacia otro lado con un problema que sí es real y sí es una agresión contra el estado español desde muy diversos puntos de vista y con variadas consecuencias, todas ellas muy negativas.
Por tanto este autor, que no renuncia al antiimperialismo en sus propuestas políticas y que está en favor del cierre inmediato de los paraísos fiscales, no puede permanecer tampoco en silencio ante esta cuestión. El problema de este Estado es que se ha quedado sin patria. Solo la patria republicana y federal nos uniría y devolvería la dignidad.