20 años después: Piratería o Descargas

20 años después: Piratería o Descargas

Mariano Muniesa*. LQS. Mayo 2020

Metallica contra el intercambio de archivos Napster: Año 2000, el juicio del siglo. La demanda que Metallica presentó contra Napster incluyó también a las Universidades del Sur de California, de Yale y de Indiana

Hace 20 años, cuando iniciábamos los albores del siglo XXI, el desarrollo de la tecnología informática y de las comunicaciones a gran escala a través de la implantación de Internet como herramienta de comunicación global trajo consigo la aparición de nuevas situaciones que a día de hoy, e incluso para eso que se hace llamar “milennials”, parecerían algo irrelevante e intrascendente, que de hecho, ni siquiera han conocido en primera persona. Pero sin embargo, arrastró ríos de tinta en todo el mundo, creó una controversia sumamente conflictiva y puso sobre la mesa un debate muy enconado acerca de la naturaleza de los derechos de autor. Y los protagonistas más mediáticos de esa controversia fueron Metallica, quienes presentaron una demanda en la primavera de 2000 contra el sitio de intercambio de archivos Napster en Internet, lo cual se convirtió en algo que perjudicó muchísimo su imagen cara al público del rock, en especial cuando el asunto llegó a convertirse en un proceso judicial.

El camino a la sala del tribunal comenzó en junio de 1999, cuando Shawn Fanning y el hacker adolescente Sean Parker lanzaron un programa informático llamado Napster cuyo objetivo original era crear “un procedimiento para que las personas buscaran archivos y hablaran entre sí”, informó Newsweek en un reportaje sobre esta cuestión en 2000. “Construir comunidades alrededor de diferentes tipos de música”, dijo Fanning en el artículo.

Sin embargo, la expansión de Internet de alta velocidad, particularmente en los campus universitarios, hizo que el programa fuera la solución perfecta para estudiantes ansiosos por buscar y descargar mp3 de forma totalmente gratuita y sin cortapisa de ninguna clase. Encontrar canciones raras, o incluso comunes, se volvió tan fácil como escribir el nombre de una banda o el título de una canción en una barra de búsqueda de Firefox. Pronto, miles de personas intercambiaron archivos de música utilizando Napster como conducto.

Naturalmente, la industria de la música se alarmó ante la potencial pérdida de ingresos que calculó debido a la expansión masiva de este sistema y actuó rápidamente. A principios de diciembre de 1999, la Asociación de la Industria de Grabación de América (RIAA) demandó a Napster. La organización emitió una declaración, que contenía esta cita de Cary Sherman, vicepresidente ejecutivo senior y asesor general de la RIAA: “Napster trata de facilitar la piratería y trata de construir un negocio a espaldas de artistas y propietarios de derechos de autor”. Ron Stone de Gold Mountain Management fue incluso más directo en esa misma afirmación: “Es el sitio web más delictivo que he visto jamás”.

Napster se mantuvo firme frente a este desafío, así como ante una demanda diferente presentada contra ellos por el rapero Dr. Dre varias semanas después. También se resistió a los colegios y universidades que bloquearon el acceso al servicio -Yale y la Universidad de Indiana fueron retirados de la demanda después de hacerlo-

Metallica declararon la guerra a Napster tras descubrir que una versión incompleta de “I Disappear”, canción grabada para la banda sonora de la película “Misión Imposible” estaba circulando por la red sin su conocimiento. “Recibí una llamada de nuestra oficina de management al día siguiente, en la que me dijeron que habían rastreado y que aquello se remontaba a algo llamado Napster”, recordó el batería de Metallica Lars Ulrich en 2013. Para agregar más gasolina al fuego, el resto del catálogo de la banda también estaba disponible gratuitamente a través de ese mismo servidor. ¿La reacción de Ulrich? “Bueno, ellos follaron con nosotros, nosotros follaremos con ellos”.

Y así, en abril, la banda presentó una demanda que se sustanció a primeros de mayo de 2000 en el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos en el Distrito Norte de California no solo contra Napster, sino también contra la Universidad del Sur de California, la Universidad de Yale y la Universidad de Indiana. Según la revista americana Rolling Stone, la demanda acusó a las entidades de “infracciones de derechos de autor, uso ilegal de dispositivos de interfaz de audio digital y violaciones de la Ley de Organizaciones Corruptas, Influenciadas y Corruptas (RICO)”. ¿La remuneración buscada? 100.000 dólares por violación de derechos de autor. En declaraciones a la prensa, Ulrich explicó: “Desde el punto de vista comercial, se trata de piratería: apoderarte de algo que no te pertenece”, continuó. “Y eso es moral y legalmente incorrecto. El intercambio de dicha información, ya sea música, videos, fotos o lo que sea, es en efecto, tráfico de bienes robados”.

Napster se mantuvo firme frente a este desafío, así como ante una demanda diferente presentada contra ellos por el rapero Dr. Dre varias semanas después. También se resistió a los colegios y universidades que bloquearon el acceso al servicio -Yale y la Universidad de Indiana fueron retirados de la demanda después de hacerlo-. Sin embargo, otras universidades como Harvard, el MIT, Stanford y Duke se negaron a restringir el uso del servicio a las personas en el campus. Y muchos músicos y bandas salieron a favor del servicio, incluidos Chuck D de Public Enemy, Limp Bizkit y The Offspring.

Como resultado, la demanda comenzó a ser vista como un ataque personal de Metallica contra sus propios fans en tanto que el grupo exigió a Napster que les facilitase las direcciones de más de 300.000 usuarios que supuestamente se habrían hecho con canciones del grupo fraudulentamente y los foros de Internet -obviamente no existía twitter ni Facebook todavía en mayo de 2000- se volvieron un hervidero de ataques, críticas, campañas de boicot y reproches contra Metallica de proporciones mayúsculas. Hasta tal punto que la compañía de música online August Nelson creó un sitio web llamado PayLars.com del que la MTV informó que permitía a los fans “donar” 1 dólar por cada canción de Metallica lanzada oficialmente, para “compensar todos los ingresos que la banda cree que está perdiendo por el comercio de MP3 en línea”. El cineasta Bob Cesca también participó en la iniciativa produciendo varios videos (enlaces NSFW) burlándose de la demanda y los miembros del grupo, creando una llamada “Corte anti-Metallica”.

Finalmente, Napster resolvió sus demandas con Metallica y Dr. Dre en julio de 2001 con una sentencia salomónica que reconocía parte de razón a cada uno de los litigantes. Ulrich declaró: “Nuestro problema no era la idea en sí de compartir música; todos saben que nunca nos hemos opuesto a que nuestros fans intercambien cintas de nuestras actuaciones en vivo. El problema que tuvimos con Napster fue que nunca nos preguntaron a nosotros ni a otros artistas si queríamos participar en su negocio”.

En la era del streaming, de Spotify y de You Tube, ciertamente esta polémica pudiera parecer trasnochada, pero como decía al principio, este histórico juicio puso el dedo en la llaga acerca del tratamiento e incluso de la misma conceptualización acerca de la dimensión que tienen los derechos de autor en la era digital. Una cuestión que 20 años después, sigue sin tener solución.

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* Nota original del diario “La Región”

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