Han Kang, una Premio Nobel para descubrir

Han Kang, una Premio Nobel para descubrir

Por Cecilia Remis

“Los humanos deberían ser plantas”: afirma la primera autora surcoreana en ganar el Nobel de Literatura. A los 9 años, Han Kang fue testigo de una masacre de estudiantes durante una protesta en su ciudad natal

La Academia Sueca otorgó el pasado jueves 10 de octubre, el Premio Nobel de Literatura a la escritora surcoreana Han Kang “por la empatía física de Han por las vidas vulnerables, a menudo femeninas […] por su intensa prosa poética que confronta traumas históricos y expone la fragilidad de la vida humana”.

Han Kang es la primera autora surcoreana y la decimoctava mujer en ganar este premio, del cual van ya un total de 121 galardonados hasta la fecha.

La escritora nació en 1970 en la ciudad surcoreana de Gwandju y a la edad de 9 años se mudó con su familia a Seúl. Mientras se dedicaba a la escritura, también se interesaba por el arte y la música, lo que reflejó en sus obras literarias. Han debutó como escritora en 1993 escribiendo relatos cortos y obras poéticas.Su infancia la plasmó en algunas de sus obras, sobre todo, en “Actos humanos”. La novela se destaca por sus episodios atroces, descritos en plena profundidad por Han, que fue testigo de los hechos. “Tenía nueve años en el momento del levantamiento de Gwandju”, dijo Han sobre el acontecimiento que dejó 165 muertos. Un duelo autobiográfico que se convierte en el duelo de toda una nación. “Actos humanos” narra la masacre de Gwangju, ciudad natal de Kang, en mayo de 1980, cuando miles de ciudadanos y estudiantes universitarios, que protestaban contra el régimen autoritario del dictador militar ‘más vilipendiado’ de Corea del Sur, Chun Doo-Hwan, fueron asesinados por el ejército. Paradójicamente, precisamente en medio de estos actos brutales surge lo más valioso: la solidaridad, la dignidad, la fuerza para continuar y, sobre todo, la gran responsabilidad de sobrevivir y recordar.

Han Kang, cuenta como a sus 12 años, dio con un álbum conmemorativo de fotografías tomadas por periodistas extranjeros que estaba guardado en el estante superior de la biblioteca familiar, algo que luego se convertiría en su trauma personal: “Recuerdo el momento en que mi mirada se posó sobre el rostro mutilado de una mujer joven, con sus rasgos atravesados por una bayoneta”, recordó Han. “Silenciosamente y sin alboroto, algo tierno en lo más profundo de mí se rompió. Algo que, hasta entonces, ni siquiera me había dado cuenta de que estaba allí”.
Solamente tres décadas después reconoció que las fotografías la afectaron tanto que se sumergió en una crisis existencial que repercutiría en toda su vida.
“Si hubiera tenido 20 años cuando las vi, tal vez habría podido centrar mi odio en el régimen militar, pero era muy joven y simplemente sentí que los humanos dan miedo y yo soy una de ellos”, confesó Han, quien bromea que lo que le recuerda que es humana son las jaquecas que sufre desde que era adolescente. “Cuando me da una jaqueca, tengo que dejar de trabajar, de leer, de seguir mi rutina, así que siempre me hace sentir humilde, me ayuda a darme cuenta de que soy mortal y vulnerable”, expresó, agregando que si estuviera sana al 100 % no habría llegado a ser escritora, atribuye a estas migrañas el mérito de “mantenerla humilde”.

A los 20 años se dio cuenta de que le costaba mucho aceptar una humanidad más amplia, por lo que recurrió al budismo, apartándose de él más tarde, a los 30. Justamente en aquel entonces empezó a sufrir problemas articulares que le provocaban fuertes dolores en las manos que le impedían escribir. Durante tres años solamente pudo escribir dando golpecitos con un bolígrafo en el teclado.

En 2016, Han ganó el Premio Booker gracias a su novela “La vegetariana”, escrita en 2007. La obra se inspiró, parcialmente, en un verso del poeta modernista Yi Sang: “Creo que los humanos deberían ser plantas”. Esta frase obsesionó a la escritora durante sus años universitarios. “La vegetariana” es una novela en tres actos que relata la historia de una mujer “completamente anodina” que elige renunciar a la carne, y cómo esto desencadena una espiral de abusos sin precedentes por parte de los miembros de su familia, quienes aunque dicen pensar en su salud, en realidad se oponen a su inconformismo. Al final, considerándose una planta, rechaza cualquier alimento que no sea el agua y los rayos del sol.Los tres años que Han estuvo escribiendo la novela fueron “una época difícil” para ella y, según sus propias palabras, nunca había imaginado que algún día tendría tantos lectores y seguidores. “En aquel momento no estaba segura de si sería capaz de terminar la novela, o incluso sobrevivir como escritora”, añadió, explicando que en aquella etapa de su vida empezó a sufrir los problemas articulares.
“Hasta el día de hoy, me siento incómoda cuando escucho hablar del ‘éxito’ de la novela, sobre todo porque la protagonista, Yeong-hye, no parece encajar en la palabra éxito”, declaró.

Otra gran novela suya es “La clase de griego”, es narrada por una mujer que ha perdido a su madre, a su hijo (bajo la custodia de su padre) y está perdiendo la capacidad de hablar, y un hombre que está perdiendo su conexión con el lugar y la familia, y su vista. El hombre enseña griego antiguo y la mujer se convierte en su alumna.
Como muchas otras obras de Han Kang, “La clase de griego” explora, a través de una prosa evocadora y lacónica, el frágil e inestable espacio entre lo que puede expresarse y compartirse, y lo que permanece incomunicable, más allá de la posibilidad de las palabras. Muestra el poder de la búsqueda humana de la conexión: incluso entre el dolor y la pérdida, o quizá a causa de ellos.

Su libro autobiográfico “Blanco” -deslumbrante, conmovedor y a veces místico- fue preseleccionado para el Man Booker International Prize en 2018. Es un libro de arte, un poema extendido y un libro gráficamente blanco sobre todas las cosas blancas. El libro comienza lacónicamente: “En primavera, cuando decidí escribir sobre cosas blancas, lo primero que hice fue hacer una lista”… Fajas para bebés, Bata de recién nacido, Sal, Nieve, Hielo, Luna, Arroz, Olas, Yulan Pájaro blanco, “Riendo blanquecinamente”, Hoja blanca, Perro blanco, Cana, Mortaja.
A partir de esta lista de objetos se desarrolla la historia autobiográfica de la pérdida de una hermana recién nacida (que murió tras sólo dos horas en el mundo), años antes del nacimiento de la autora. Hay un coro de voces, pero a veces la propia escritora implora y cuestiona a la hermana que nunca conoció. Han Kang compuso este libro meditativo y trascendental durante una residencia de escritores en Varsovia. El blanco de la nieve se mezcla con el blanco de la memoria.Escribir se convierte en un acto purificador: reconstruir la muerte de su hermana significa empezar a vivir. Las reflexiones resultantes siguen el ritmo de la oración, quizá una oración laica, pero profundamente humana. La única forma de hacer el duelo, y al mismo tiempo seguir viviendo éticamente, es el destello de la memoria, en sus interminables fragmentos.

“Mis novelas exploran el sufrimiento humano […] soy consciente de que los lectores deberían, a su vez, estar preparados […] para experimentar ellos mismos ese sufrimiento de primera mano”

* Con información de BBC News y RT noticias

Obras traducidas en castellano:
La vegetariana, Buenos Aires. Editorial Bajo la luna, 2012 (trad. de Sunme Yoon)
La vegetariana, España. Editorial: RATA_, 2017 (trad. de Sunme Yoon; prólogo de Gabi Martínez)
Actos humanos, Editorial: RATA_, 2018 (trad. de Sunme Yoon)
Blanco, Editorial: RATA_, 2020 (trad. de Sunme Yoon)
La clase de griego, Editorial Random House, 2023 (trad. de Sunme Yoon).

Enlaces:
https://han-kang.net/
https://espacio.fundaciontelefonica.com/evento/han-kang-la-clase-de-griego/
https://www.goodreads.com/author/show/4119155.Han_Kang
https://www.nobelprize.org/all-nobel-prizes-2024/

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