Italia: pierde Monti
La mayoría de análisis de los resultados de las elecciones italianas las presentan como un gran circo donde destacan dos payasos Berlusconi y Beppe Grillo. Pero hay otros elementos a tener en cuenta.
El primero es el fracaso electoral de Mario Monti, el hombre que ocupó la plaza de primer ministro gracias a una especie de golpe de Estado dirigido por los líderes más poderosos de la zona euro y una vez en el gobierno aplicó una austeridad fiscal feroz y atacó con saña los derechos laborales.
El segundo es el descenso en la participación electoral, la más baja desde la Segundo Guerra Mundial. Esta es una tendencia generalizada en buena parte de los países y que muestra la desconfianza hacia la élite y el orden político existente.
El tercero es la victoria pírrica del PD, o sea, del partido de centro izquierda. Ha capitalizado una parte del voto contra la austeridad, pero la fuerza que con ello obtiene es débil, igual que lo han sido las garantías que ha dado a los electores de oponerse hasta las últimas consecuencias a los designios de la troika.
El cuarto es, ciertamente, el resultado inesperado de Berlusconi. Sigue contando con importantes apoyos y tendrá la mayoría del senado. Berlusconi ha podido presentarse como víctima del golpe de estado de Mario Monti y una parte de su voto es a la vez un voto tonto contra la troika.
Y el quinto elemento es, ciertamente, el resultado espectacular de Beppe Grillo, un voto contra el euro y según parece, contra todo lo existente, que se beneficia de una corriente general de oposición a la austeridad pero que a la vez es incapaz de percatarse de la verdadera naturaleza de esta crisis capitalista.
La situación de las clases trabajadoras italianas es dura pero los problemas del capitalismo italiano también son muy serios.
Ahora quien está en mejores condiciones para gobernar es el partido de centro izquierdas. Lo único que podemos esperar de este partido es que la política de austeridad no empeore.