Juan Gelman, lagrimas por una ausencia
Mi Buenos Aires querido
Sentado al borde de una silla desfondada,
mareado, enfermo, casi vivo,
escribo versos previamente llorados
por la ciudad donde nací
Hay que atraparlos, también aquí
nacieron hijos dulces míos
que entre tanto castigo te endulzan bellamente.
Hay que aprender a resistir.
Ni a irse ni a quedarse,
a resistir,
aunque es seguro
que habrá más penas y olvido
Anoche desvelada por el calor y la acción de los salvajes mosquitos, me puse a leer noticias en algunos portales y a revisar redes sociales.
El juego en que andamos
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.
de "El juego en que andamos"
Vi, al pasar, algunas fotos de Juan Gelman. Me detuve en una de ellas, subidas ya no recuerdo por quién.
Es común ver que se sube alguna poesía o nota de un escritor, acompañada por su foto.
Pero era la noticia de su muerte, ocurrida en México, donde vivía hace veinticinco años.
Opiniones
Un hombre deseaba violentamente a una mujer,
a unas cuantas personas no les parecía bien,
un hombre deseaba locamente volar,
a unas cuantas personas les parecía mal,
un hombre deseaba ardientemente la Revolución
y contra la opinión de la gendarmería
trepó sobre muros secos de lo debido,
abrió el pecho y sacándose
los alrededores de su corazón,
agitaba violentamente a una mujer,
volaba locamente por el techo del mundo
y los pueblos ardían, las banderas.
de "Gotán"
Lloré. Lloré pensando más en la vida dolorosa que le tocó que en su muerte. Pero también lloré por la ausencia que se producía. Lloré por la fortaleza de su lucha con palabras reclamando justicia por la desaparición y muerte de su hijo, la desaparición de su hija y su yerno, y su nieta -recuperada hace más de una década-. Una vida ejemplo de coherencia, dignidad, militancia y fuerza.
Escribo en el olvido…
Escribo en el olvido
en cada fuego de la noche
cada rostro de ti.
Hay una piedra entonces
donde te acuesto mía,
ninguno la conoce,
he fundado pueblos en tu dulzura,
he sufrido esas cosas,
eres fuera de mí,
me perteneces extranjera.
Tenemos mucha reserva cultural, pero nos hacen falta muchos Gelman, muchos Walsh, muchos Urondo, muchos Oesterheld todavía.
Qué simple decirlo, como se despide a un amigo: chau, Juan, gracias por todo lo que nos legaste.
Epitafio
Un pájaro vivía en mí.
Una flor viajaba en mi sangre.
Mi corazón era un violín.
Quise o no quise. Pero a veces
me quisieron. También a mí
me alegraban: la primavera,
las manos juntas, lo feliz.
¡Digo que el hombre debe serlo!
Aquí yace un pájaro.
Una flor.
Un violín.
Notas:
– En letra cursiva poemas de Juan Gelman
– Cuerpos