Justicia española: la UE no sabe, pero exige la más lamentable continuidad
Acacio Puig. LQS. Febrero 2021
Resulta indignante la reiterada insistencia del Consejo de Europa en “no politizar la justicia española” … subrayada una vez más el pasado 26 de enero mediante el apoyo por inercia y desconocimiento, de la falsificación ideológica en que abundan las derechas del reino de España. Un nuevo intento de sabotear la propuesta de reforma (y desbloqueo) del actual Consejo General del Poder Judicial.
Parece necesario pues el volver a retomar algunos breves elementos de análisis que ya cité en artículos anteriores en defensa -en última instancia- de la tímida pero oxigenante propuesta del gobierno PSOE-UP porque, al menos, remueve los cimientos del bunker judicial español.
La cúpula de la UE no sabe nada respecto a la turbia enjundia de la justicia en nuestro país y lo que es peor, no parece tener ningún interés en esclarecerse al respecto. No es extraño, si recordamos el visto bueno de muchos de los gobiernos de la vieja Europa respecto a la dictadura franquista, algo que empezó aceptando el “Pacto de no Intervención” en el desigual combate entre la República y los golpistas aliados a la Italia fascista y la Alemania nazi y se revitalizó después. Aquel atropello inicial, supuestamente democrático, continuó con la temprana reapertura de embajadas y relaciones comerciales con el franquismo a partir de 1950.
Poco más tarde, y ya bien eliminados los acuerdos de la ONU de 1946 que recomendaban el cierre de embajadas y la supresión de relaciones comerciales con el régimen fascista de Franco, se activaron los abrazos y amistades, sobre todo después de 1953, abriendo paso al recurso ideológico del “todo vale frente al comunismo internacional”. Activado el reconocimiento universal del último fascismo clásico por impulso del gobierno estadounidense y su mercadeo con la dictadura de las Bases militares y Créditos, se aceleró el tiempo del olvido.
Y sin embargo, algo de historia política deberían haber estudiado y aprendido durante estas décadas los jóvenes halcones y “halconesas” que se sientan en las instituciones de la Unión Europea. Evidentemente no ha sido así.
De modo que insistimos:
-La justicia española no fue depurada de la caspa y la barbarie franquista, más bien fue premiada desde la Transición por los servicios jurídicos prestados a aquella infame “democracia orgánica”. Los jueces de la dictadura fueron transferidos, con todos los honores, a la judicatura “democrática” … los miembros del TOP a la Audiencia Nacional y el resto siguió haciendo carrera.
De ahí los atropellos a la Memoria Antifranquista, la última esta: https://www.ceaqua.org/el-constitucional-rechaza-amparar-a-gerardo-iglesias-por-torturas-en-el-franquismo/ que obligan a buscar justicia en Argentina (“La Querella”) frente a jueces que se escudan en la ley de Amnistía-Punto final, también el machismo inveterado que ha venido escamoteando las responsabilidades ante los crímenes de violencia de género y la tan especial receptividad de los tribunales ante los neofascismos (denuncias de falangistas ayer en el caso Garzón y de Vox después en tantos otros). La secuela de ello es el ensañamiento en juicios contra corrientes soberanistas en Euzkadi (muchos juicios y condenas hasta llegar a la inquina contra Otegui) y en Catalunya (presos políticos a los que se castiga y exige la renuncia a defender sus propuestas democráticas, caso contrario “¡serán Anatema!” como ironizó Luis Buñuel).
Podemos aludir al fervor monárquico de estas momias, que otorgan o niegan el derecho de la libertad de expresión solo a quienes comulgan con sus catecismos reaccionarios o amparan huidas y despropósitos borbónicos. Y también enfatizar la desidia de esta judicatura ante vestigios franquistas (Cuelgamuros, Pazo y otros tantos) llenos de atroz simbolismo y robo… casi mejor no recordar detalles, para evitar el vómito.
-Pero, además, el poder judicial español es un cuerpo de élite y de clase. Es un Poder-Poder muy ajeno al “equilibrio de poderes” que enuncia el modelo político democrático. Sobre ello se extendió el periodista Gonzalo Cortizo en su trabajo “Justicia Vintage” que publicó diario.es en su Cuaderno de Primavera (2013).
Denunciaba allí Cortizo el alejamiento del cuerpo judicial de la sociedad, su anclaje en el pasado y “la escasez de jueces -uno por cada 10.000 habitantes- que nos sitúa por debajo de países como Moldavia y Albania”. No se trata solo de un coto a todas luces privilegiado y esencialmente masculinizado (basta leer desde una perspectiva de género la historia del CJPJ) es también la excepcionalidad de “un acceso único en Europa, basado en una oposición modelada en el siglo XIX.
Una oposición reservada a élites que solo pueden costear familias capaces de sufragar a su vástago durante períodos que se extienden entre los 9 años para “espabilados” y 12 para los “lentitos” …una carrera para pocos y para ricos, gentes que se encuentran a gusto en las filas de la derechona política que sigue añorando aunque modifique palabros, el “imperio y unidad de destino en lo universal” (y las escasísimas excepciones confirman la regla).
De modo que volviendo al principio, el reto de cualquier reforma de la Judicatura en el reino de España… no es ese “NO POLITIZAR” en que insiste la UE, sino precisamente el de DESFRANQUIZAR es decir despolitizarla de ideología fascistizante y también el de democratizarla socialmente, abriendo la judicatura y su cúspide a quienes no son ricos y a quienes son mujeres. Y los controles de ese proceso deben ser muy plurales, es decir tanto institucionales, como sociales (y esto es decisivo y a determinar el cómo y quienes) y en parte –pero solo en parte- del gremio de la abogacía y la jurisprudencia.
Este aspecto del control social de la judicatura, es de especial importancia en cualquier apuesta por el desarrollo de las libertades -sociales, feministas, ecológicas, memorialistas, políticas en definitiva- y exige la apertura ya de un debate público que en este aspecto está congelado, que tiene ciertamente dificultades, pero que no solventa en absoluto el “respeto a las decisiones judiciales” que constituye actualmente la cantilena de los actuales poderes institucionales y su coartada para escurrir el bulto.
Y en esa línea, la propuesta de reforma es un paso limitado pero necesario, para abrir puertas a las reformas de más calado (y pendientes al menos desde 1978) en esta tierra del “Vuelva usted Mañana”.
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Completamente de acuerdo… pero además hay que añadir el día a día de la justicia española, que es imparable, la futura entrega de Pablo Hasél en prisión, la condena a los dos jóvenes de Gasteiz, el recurso de fiscalía contra la absolución de los independentistas gallegos… y todo esto en un país con pres@s politic@s y exiliados. Guste o no guste es la verdad!!!