Justos por pecadores

Justos por pecadores

Por Nònimo Lustre. LQSomos.

El pasado viernes 12.agosto.2022, en los alrededores de Nueva York, Salman Rushdie fue apuñalado –unas 10 veces, dicen- por Hadi Matar, estadounidense de 24 años, supuesto yihadista-jomeinista quien ni siquiera había nacido cuando el Gran Ayatolá Jomeini emitió su fatwa exigiendo la cabeza del apóstata Rushdie. Ríos de tinta y maremotos de bytes se han vertido informándonos de este intento de asesinato pero toda esa inundación de datos oculta dos fechas cuya sola mención aclara definitivamente el verdadero motivo de la fatua. Velay:

14.febrero.1989, fatwa del ayatola Jomeini contra Rushdie.
15.febrero.1989, retirada soviética de Afganistán.

A estas fechas, únase otro dato: Jomeini predicó que el Islam y, por supuesto, su República Islámica de Irán, tenían dos enemigos principales: los EEUU como Gran Satán y la URSS como Pequeño Satán. Aunque los siguientes párrafos de esta nota intentarán demostrarla en detalle, adelantaremos la conclusión: medio mundo sabía que los pequeños Satanes huirían al día siguiente de Afganistán; Jomeini aprovechó la ocasión para atacar a los EEUU desviando la previsible euforia de los islámicos por su victoria contra el Pequeño Satán del “comunismo” y, encauzándola para que no se dispersara en fiestas, dirigió toda esa energía islámica hacia la lucha contra el capitalismo del Gran Satán que personificó en el impío capitalista Rushdie. Fue una genialidad digna de entrar en la Antología Mundial de las maniobras geoestratégicas… pero sin olvidar que pagaron justos por pecadores.

Año 1922: guerrilleros afganas, algunos van descalzos

Los cuchillos

Lo primero: deseamos que se mejore Salman Rushdie (SR), un mártir del fanatismo religioso y el justo más perjudicado. No hemos leído su obra literaria; sólo conocemos su largo reportaje sobre la Nicaragua todavía sandinista asediada por Reagan (La sonrisa del jaguar; The Jaguar Smile: A Nicaraguan Journey, 1987; ver infra) que, sin duda, es la crónica de un escritor honesto que se declara públicamente ateo –por semejante pecado mortal, hoy no le dejarían entrar en esa Managua pesadamente cristiana.

Lo segundo: en Occidente –y seguramente en Oriente- la mentada fatua de 1989 tuvo un efecto instantáneo. El panorama mediático fue ocupado exclusivamente por el horrísono delito. Desde nuestro punto de vista, para Jomeini fue lo esperado, ergo éxito total. Una jugada para los anales de la Polemología o ciencia de la guerra que utilizó la fuerza del enemigo en su propia contra –el ayatolá no hizo ningún esfuerzo, sólo dijo una frase. La propaganda se la hizo gratis Occidente. Fue como la llave maestra de las artes marciales orientales. Lo que aquí, más rudamente, diríamos un bombazo -si lo pudiéramos imaginar sin explosivos. Por su parte, como quien despide a un perro tiñoso, los afganos se olvidaron de los rusos –es decir, de los siberianos y los centroasiáticos, muchos dellos musulmanes- y, tanto esos montañeses como los mahométicos en general, volcaron sus iras contra el Satán capitalista. No se desperdició ni una caloría en festejar la derrota del otro Satán –a enemigo que huye, puente de plata.

En tercer lugar, los cuchillos fueron el catalizador del éxito mediático de la de la campaña occidental contra la fatua. También era previsible puesto que el imaginario occidental está dominado por el prejuicio del moro degollador. Saltando 30 años, veamos algunos pormenores del frustrado asesinato de SR:

a) el joven jomeinista atacó un viernes, día sagrado para varias religiones, la islámica entre ellas.
b) el atentado fue a cuchillo –¿Hadi Matar intentó cortar literalmente la cabeza de SR?-, un método que ya sufrieron varios traductores de los Versos satánicos:
1) infructuoso ataque con cuchillo a Ettore Capriolo, traductor al italiano de esa obra (03.VII.1991) 2) Nueve días después, es asesinado con arma blanca Hitoshi Iragashi, traductor al japonés de la misma obra (12.VII.1991) 3) A estos atentados, siguieron otros siendo, quizá, el más sangriento porque causó 37 víctimas mortales, el que tuvo lugar contra el traductor al turco –simultáneo al cometido contra Capriolo.

c) Jomeini ofreció un millón de US$ por la cabeza de SR, recompensa que luego fue duplicada y ¿finalmente? congelada. Pero sus herederos aún no han desembolsado ni un centavo porque la susodicha sigue en los hombros del malvado –visto que Hadar Mati no la cortó pero sí la averió, ¿recibirá una fracción de esa recompensa? Bah, no caigamos en la retórica.

En cuarto lugar, no debemos señalar que la URSS no era “comunista”. Si acaso, era un confuso ejemplo de socialismo de Estado –infinitamente más ‘de Estado’ que ‘socialista’. Pero es comprensible que, en estas maniobras globales, no haya lugar para precisiones histórico-económicas.

Jomeini

Del Gran Ayatolá Jomeini (1902-1989; Jiménez para la plebe chistosa), debe decirse que fue un autócrata que transformó Irán en una teocracia. Pero no puede decirse que fue medio analfabeto. Como corresponde a un santón de una de las Religiones del Libro, publicó unos 40 volúmenes –y unas cuantas de las arcaicas casettes. No tenemos mayor curiosidad por conocer qué clase de escritos son los de Jomeini porque suponemos que son un centón de hagiografías de mártires (santos, en el Cristianismo), victorias contra los herejes y contra los perros incircuncisos y jaculatorias como eslóganes –lo mismo que en cualquier biblioteca parroquial, breviarios y devocionarios que no valen ni su encuadernación. Sin embargo, sí que nos gustaría leer su poesía -publicada en tres colecciones: El confidente, El decantador de amor y el punto de inflexión y Diván.

Para más información, Jomeiní fue un marya (= fuente de emulación) en el Islam chiita Duodecimano, un muytahid o alfaquí experto en la Sharia o ley musulmana. Entró en política cuando reaccionó contra unos proyectos del Sah: en 1963, el Sah decretó la Revolución Blanca, cuyo bellísimo programa incluía Reforma Agraria, Nacionalización de los bosques, semi-voto femenino, socialización de las ganancias industriales, alfabetización generalizada… y privatización de la empresa pública. Pese a tanta preciosura, Jomeini protestó desde Qom, fue arrestado y trasladado a Teherán. La calle protestó y el Sah asesinó a 400 manifestantes del llamado Movimiento del 15 de Jordad (= junio) Jomeini fue liberado en agosto pero, al año siguiente, cayó en las zarpas de la tristemente célebre SAVAK quien le deportó a Turquía, luego Irak de donde también fue deportado por Saddam Hussein para, finalmente, caer en los alrededores de París donde estuvo cuatro meses: de octubre de 1978 hasta que regresó en loor de multitudes a Teherán (01.II.1979)

Durante la década 1979-1989 fue Líder Supremo de Irán. Arrostró dos episodios importantes: la guerra contra Irak (1980-1988) que causó no menos de un millón de muertos y, en un orden muy distinto, el secuestro de 52 miembros de la embajada gringa que duró 444 días. Sin embargo, Occidente no recuerda aquella guerra y le suena vagamente el incidente de la embajada. Eso sí, tiene presente a diario el caso de la fatua vs SR.

En cualquier caso, lo airee o no la fatua de 1989, Afganistán brota a menudo aunque sólo sea para que apliquemos sus muchas (y contradictorias) enseñanzas. O para que nos riamos con SR de la alianza entre los feroces talibanes y un hormonado de Jólibu. O para que nos refocilemos con la huida de rusos y de gringos.

Rambo III, la película (¿) maldita.
Contra los soviéticos, la ayuda a los talibanes de los supermanes gringos.

A la izqda., Kabul: huida de los gringos. A la drcha., huida de los soviéticos.

La sonrisa del jaguar

Dícese que el mejor homenaje que se puede hacer a un escritor es leerle. En efeto, no sólo deseamos que SR se recupere totalmente sino que, además, queremos leerle. Como sólo tenemos su librito sobre una Nicaragua que ya no existe, permítasenos reseñar alguno de sus hallazgos:

¿Por qué el título? Lo explica mediante una anónima copla introductoria: “Había una muchacha en Nicaragua / sonreía cabalgando en el jaguar / Al volver del paseo / la muchacha estaba adentro / y la sonrisa en el rostro del jaguar”. Entrando en harina, un día comenta con un encumbrado periodista sandinista el problema de la censura. Éste le asegura que la detesta: “Si una madre tiene a un niño muy enfermo, lo lleva al hospital sin pintarse antes el rostro. Mi depresión se profundizó. –Así que, ¿hay ciertas cosas como la libertad de prensa que son sólo cosmética? –Cosmética, esa es la palabra”.

Algunas de sus anécdotas –siempre narradas con simpatía izquierdista-, no pueden evitar ser idénticas a las que son pasto de ese racismo-chauvinismo que permea la comunicación mediática. Ejemplo, un chisme habitual es mofarse de los países pobres que consolidan su pobreza plagiando la cultura hegemónica. Como cuando SR confiesa que una estatua monumental había ostentado la cara de Mussolini hasta que su cabeza fue sustituida por la de un Prócer tropical. Pero SR abunda en perspicacias de índole político-etnográfico: comentando que “En Nicaragua, la máscara es una pieza indispensable de muchos festivales populares y bailes folklóricos”, las vuelve al inmediato pasado: “máscaras de hombres son agujeros sangrantes de balas en el centro de sus frentes”.

“No creo que jamás haya visto un pueblo ni siquiera en India o en Pakistán, donde los poetas sean tan venerados como en Nicaragua” –escribe SR con indisimulado fervor. Quién sabe si por ello, incluye un poema que Daniel Ortega escribió en prisión: “No conocimos a Mangua en / minifalda / Cuando las faldas de las manguas se levantaron hasta arriba de la rodilla”. ¿Premonitorio? No nos precipitemos, simplemente malo.

Y hasta hay alguna referencia a su némesis como cuando narra que en las concentraciones populares se grita “Patria libre… la multitud responde rugiendo (y de una manera más bien fantasmal si uno no ha compartido su historia y si para uno, otra lejana cultura de mártires, la de Jomeini de Irán, representa una advertencia terrible), o morir!”.

Coda con chiste

Estos días, estamos soportando un aluvión de datos sobre SR que, en su mayoría, son repetitivos e incluso superfluos… pero muy eficaces para fomentar la amnesia histórica con la que los media pretenden recluirnos e idiotizarnos. Dos elementos brillan por su ausencia: el contexto histórico y el moral, ahora transformado en moralina propagandística. Ahora bien, en los párrafos de esta nota no hay ningún apunte de cariz moral. Todo lo más, hemos hecho una brevísima caracterización de Jomeini (ver supra) que lo define a nuestro disgusto.

Y, para terminar unas notas necesariamente desagradables, nada mejor que una muestra de la música popular española coetánea a los primeros años del triunfo del Ayatolá: “Puedes llevarme al Irán / Y presentarme al Imán / Pasearme por Teherán / Y mandarme al frente de Iraq // Puedes colgarme de los pies / Y fusilarme también / Cortarme las manos sin piedad / Y llevarte a mi chica, ye-yé // (estribillo) Ayatolah, no me toques la pirola más” (Siniestro total, 1982)

Remanentes perpetuos del ejército español en uno de sus cuarteles ‘afganos’.
¿Cuándo huirán?

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