Kafka en España

Kafka en España

Arturo del Villar*. LQS. Febrero 2019

La adaptación a la realidad española del ambiente putrefacto en que se desarrolla el Proceso contra José K., ha movilizado a periodistas de toda Europa a trasladarse a Madrid para contemplar por sí mismos la kafkiana sucesión de secuencias inauditas

La crítica literaria mejor informada considera la novela de Franz Kafka El proceso, editada en 1925 tras su muerte, como una representación de la angustia ante la sinrazón de la sociedad actual. El protagonista, José K., es procesado sin saber por qué, sin una acusación concreta, sin ninguna garantía legal, pero es perseguido por la policía judicial, detenido e interrogado, todo ello en un ambiente alucinante. Al parecer es culpable de algo que nadie le explica, y por ello debe ser procesado. Esta anómala citación le crea una lógica angustia vital, porque ignora qué delito puede haber cometido, y en consecuencia no sabe si es inocente o no, pero le resulta imposible evitar que el Proceso continúe, al mismo tiempo que su desesperación.

He recordado la historia extravagante de José K. al leer la crónica del Proceso iniciado en el Tribunal Supremo de España contra doce parlamentarios catalanes, acusados de cometer un delito inconcreto, porque unos acusadores lo califican de rebelión, y otros de sedición, sin que exista una base probatoria capaz de definirlo. Es un delito tan incierto que lo desconocen todos los legisladores europeos a los que envió el juez Llarena unas euroórdenes de extradición contra sus acusados, al parecer sin pruebas.
Tribunales de Justicia belgas, suizos, alemanes y escoceses rechazaron todas las euroórdenes en marzo, abril y mayo de 2018. O el juez español es un ignorante del Derecho o lo son todos los magistrados que examinaron sus escritos. La lógica indica que jueces de cuatro países europeos deben de estar mejor informados que un juez español. Hasta él mismo lo reconoció, y anuló sus propios escritos, quedándose tan campante ante el ridículo.

Kafka se quedó corto

Sin embargo, los magistrados del Tribunal Supremo de España son más listos que todos los europeos juntos, y el 12 de febrero de 2019 han iniciado la vista oral del Proceso, se ignora por qué delito concreto, contra nueve presos trasladados a Madrid por la Guardia Civil desde sus mazmorras, y tres más que disfrutaban de la libertad provisional.
La adaptación a la realidad española del ambiente putrefacto en que se desarrolla el Proceso contra José K., ha movilizado a periodistas de toda Europa a trasladarse a Madrid para contemplar por sí mismos la kafkiana sucesión de secuencias inauditas. Se han acreditado más de 600 profesionales, pertenecientes a 170 medios de comunicación de masas, en los que dejarán constancia de su asombro por lo que oigan. Para que el ambiente sea estrictamente kafkiano, los mantienen encerrados en salas especiales, y en el pasillo se ha instalado un gran biombo, de manera que les resulte imposible no ya hablar, sino ni siquiera ver a los sometidos al Proceso. La verdad es que la imaginación de Kafka se quedó corta al describir los procedimientos absurdos del Proceso. Ha sido superada con creces por la burda realidad española al escenificar este Proceso.
Los magistrados, los periodistas y los lectores europeos no pueden comprender que en el reino de España se represente la espantable pesadilla de José K. con personajes verdaderos. Hemos de explicarles que la actual monarquía española fue instaurada por el dictadorísimo genocida vencedor de la guerra organizada por él mismo con su rebelión en 1936. Con la intención de perpetuar su régimen sanguinario designó a un sucesor a título de rey, que juró lealtad a su persona y fidelidad a sus leyes ilegales, y ha cumplido el juramento. Así se instauró la monarquía fascista en España, sin que los vasallos forzosos hayamos podido nunca expresar nuestra opinión.

El sucesor a título de espermatozoide del sucesor a título de rey se mantiene fiel al juramento de su padre. El 3 de octubre de 2017 hizo televisar y radiar un mensaje al reino, en el que nos advertía a sus obligados vasallos que debíamos obedecer sus órdenes sin rechistar y callarnos: para eso es el jefe supremo de las Fuerzas Armadas, de los policías, de los fiscales, de los jueces, y de los carceleros.
Ahora mismo la página web de la Casa de Su Majestad el Rey mantiene colgado el discurso del 3 de octubre, leído hace 17 meses, como advertencia de su actualidad permanente. Así que a callar, que sabemos cómo acabó José K.

* Presidente del Colectivo Republicano Tercer Milenio.
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