Kenia: El espanto otra vez en Nairobi
Guadi Calvo*. LQS. Enero 2019
El ataque del martes 15 coincide con el tercer aniversario del asalto a la base de el-Adde en Somalia, el más letal producido contra una base militar de tropas de la AMISOM (Misión de la Unión africana en Somalia), asesinando a más de 140 soldados kenianos
En pleno centro de la ciudad de Nairobi, capital de Kenia, en el cotizado distrito de Westlands, la tarde del último martes 15, un número indeterminado de muyahidines de la organización integrista somalí al-Shabaab, irrumpieron en el complejo inmobiliario de 14 Riverside Drive que incluye el hotel de lujo DusitD2, del grupo tailandés Dusit Thani, restaurantes, un spa y varios edificios de oficinas que albergan, varias empresas internacionales como Dow Chemical y Reckitt Benckiser, BASF, Colgate Palmolive, y Pernod Ricard, entre otras mientras que el edificio de la embajada de Australia se encuentra al otro lado de la calle.
Las cámaras de seguridad del DusitD2, habían registraron 15:30 a tres atacantes con ropas militares corriendo en el estacionamiento seguidos a poca distancia por un cuarto. Uno de ellos parecía llevar un cinturón con granadas.
Según el jefe de la policía, Joseph Boinnet, el ataque coordinado se inició tras el estallido que afectó a varios automóviles frente a un banco, cercano al complejo de 14 Riverside Drive
De inmediato mientras uno de los atacantes se detonaba en el lobby del hotel, sus compañeros abrían fuego contra las personas que se encontraban almorzando en el restaurant, que según testigos eran entre 45 y 50.
De inmediato tropas de elite del ejército fueron desplazadas al lugar, iniciando la retoma del edificio que se extendió por casi 18 horas. Mientras que gran cantidad de ambulancias, vehículos de policiales y de bomberos llegaron a las proximidades del complejo.
El presidente del país Uhuru Kenyatta anunció en la mañana del miércoles que la operación de seguridad había terminado con un saldo de 14 civiles muertos, mientras que unos 700 habían sido rescatados de manera segura durante el ataque. Según Kenyatta: “todos los terroristas”, sin especificar la cifra que habían participado de la toma fueron muertos. En un comunicado al-Shabaab dicen que los muertos serian cerca de 50.
Entre los muertos, que fueron identificados en la morgue del Centro Médico de Chiromo, se encuentran once keniatas, el ciudadano británico Luke Potter, un ejecutivo del área forestal y de té y el estadounidense Jason Spindler, sobreviviente de los ataques a las torres de Nueva York en 2001, mientras que el restante no ha logrado ser identificado.
El presidente instó a los kenianos a “volver a trabajar sin miedo”, soslayando los ataques al Westgate Mall, a unos 150 metros del DusitD2 que la misma organización tomó en septiembre de 2013, dejando al menos 70 personas muertas y 200 heridos además de la matanza perpetrada en la universidad de Garissa una ciudad a 360 kilómetros al este de Nairobi, donde en abril de 2015, al-Shabaab asesinó a 148 personas, la gran mayoría de ellos estudiantes.
El ataque del martes 15 coincide con el tercer aniversario del asalto a la base de el-Adde en Somalia, el más letal producido contra una base militar de tropas de la AMISOM (Misión de la Unión africana en Somalia) que combate justamente la presencia del terrorismo en ese país, asesinando a más de 140 soldados kenianos. Los militantes lanzaron un coche bomba contra las puertas de la base en Ceel Cado, a unos 550 kilómetros al oeste de Mogadiscio, cerca de la frontera con Kenia, antes de que sus combatientes, entre 200 y 250, pudieran entrar a su interior.
Este nuevo golpe contra Kenia, que es el centro económico de África oriental, y cuenta con la presencia de muchas empresas extranjeras, nutridos cuerpos diplomáticos y gran afluencia de turistas occidental, sin duda es un desafío para el presidente norteamericano Donald Trump, ya que este país africano, representa un importante eslabón en la política global de seguridad de los Estados Unidos y otros países occidentales.
Las fuerzas de seguridad keniatas, actuaron con mucha más pericia que en la ocasión del asalto al Westgate, por lo que recibieron severas críticas no solo de parte de la opinión pública del país, y desde entonces instructores estadounidenses y británicos, impartieron entrenamiento a esas tropas de seguridad.
A pesar de dicho entrenamiento ahora se discute, la distracción de la seguridad ya que los servicios de inteligencia de Kenia, habían sido advertidos de un próximo ataque de al-Shabaab, desde antes de navidad contra un objetivos de importancia y alto nivel mediático. Se cree que bien los muyahidines habrían logrado confundir a los oficiales de seguridad cambiando el objetivo o sencillamente los sobornaron.
Se conoce que la banda extremista mantiene algunas redes en Kenia incluso en barrios densamente poblados por inmigrantes somalíes de la capital como el de Eastleigh donde se enmascaran grupos que brindan apoyo logístico y les proveen reclutas, aunque los atacantes de las grandes operaciones en su mayoría son traídos desde Somalia.
El peor momento de al-Shabbab
Este último ataque se produce cuando la fuerza wahabita, se encuentra uno de los momentos más críticos de su historia, sometido a una larga cadena de ataques aéreos norteamericanos durante 2017 y 2018, que le han hecho perder muchos más territorio en el centro y sur del país. Por lo que se deduce que la operación contra el 14 Riverside Drive, es un intento de demostrar su operatividad y que sus batallones siguen intactos (Ver: Trump: ¿Adiós a Somalia?)
Este reciente ataque en Nairobi, además de ser una respuesta a Trump, golpeando en un lugar “inesperado” es también al pueblo keniata y sus políticos, para forzar una salida de las Fuerzas de Defensa de Kenia (KDF) de la AMISOM, que tanto daño les ha provocado desde que se conformó en el año 2006, logrando expulsarlos de Mogadiscio en 2011.
La policía local desde los ataques en el Westgate Mall y la Universidad de Garissa ha conseguido desactivar varios acciones similares por parte de al-Shabaab, aunque algunas investigaciones han descubiertos que los extremistas transitan los más de 680 kilómetros de frontera entre Somalia y Kenia libremente gracias a la corrupción de las autoridades keniatas.
El grupo takfiristas en Somalia, no solo debe enfrentar a las tropas de la UNISOM, unos 20 mil hombres, al ejercito somalí y los bombardeos norteamericanos, sino que también se encuentra viviendo un momento de muchos conflictos internos, debido a la falta de financiamiento y la necesidad de nuevos reclutas.
Las poblaciones rurales de las áreas que controla particularmente en el centro y sur del país, a los que al-Shabaab hostiga de manera constante, con exacciones están generando focos de resistencia para aceptar la exigencia de nuevos “impuestos”.
Al-Shabaab que mantiene su lealtad a al-Qaeda a la vez como también sucede en Siria, Irak y Afganistán, esta incrementado sus enfrentamientos con el Daesh. Lo que le produce, a pesar de la diferencia de hombres al-Shabaab se cree que cuenta entre 7 y 9 mil hombres y el Daesh, que no sobrepasaría los 500 efectivos, importantes gastos y afectación de efectivos para tenerlos acordonados en el norte y la parte central de país. El Daesh, estaría mejor financiados, además de contar, con grupos hermanos a lo largo de todo el Sahel y Egipto, lo que de producirse un trasvasamiento podría generarse una guerra interna entre ambas bandas fundamentalista.
A mediados de octubre último se conoció que al-Shabaab había ejecutado a un comandante del Daesh local. En una playa cercana a Mogadiscio fue encontrado el cuerpo acribillado de Mahad Moalim, antiguo capitán y reclutador de al-Shabbab y uno de los fundadores de la versión local de Daesh. Según algunas informaciones Moalim habría sido secuestrado por comando de al-Shabab mientras visitaba la ciudad en de incognito.
En febrero, pasado los Estados Unidos, declararon a Mahad Moalim como “terrorista global” acusándolo de facilitar el envió de armas y combatientes desde Yemen a través del Golfo de Adén.
Versiones sin confirman provenientes de fuentes vinculadas al Daesh, insisten, conque un enfrentamiento de proporciones entre los hombres de al-Bagdadí y los al-quedaeanos locales se habría producido en el norte del país cerca de Puntland, habiéndoles el Daesh producido un número significativos de bajas a al-Shabab
Sin duda con la sagacidad y la discreción que ha mostrado al-Shabab en sus largos años de guerra, más allá de sus condiciones de operatividad, volverá a golpear muy duro y como siempre de manera muy dolorosa.
* Escritor y periodista argentino. Publicado en Línea Internacional
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