Kirchner: Fue un lujo – Es un lujo
Erasmo Magoulas. LQSomos. Octubre 2014
Las oligarquías y sus adláteres no tienen un
destino común con el resto de sus conciudadanos.
Tienen socios. Por eso no entienden
los liderazgos elegidos por los pueblos.
Es un giro idiomático argentino. Hace a nuestro acerbo de expresiones para reflejar que las expectativas que teníamos sobre alguien, ese mismo alguien, las superó con creces. En estos días se cumplen cuatro años de la partida física, temprana, injusta, irreparable, dolorosa, de un auténtico hacedor de la política, de un político, de un imprescindible servidor público.
Fue a buscar a la Argentina al fondo del océano, en la oscuridad y el frío de los abismos del descrédito, la apatía, y la amnesia. Había que tener mucho coraje para hacer eso. Mucho más fácil y cómodo hubiera sido seguir navegando sobre la superficie, dar algún giro cosmético, apreciar algún bello decorado, que siempre sobrevive a cualquier hecatombe.
Pero buscar la realidad, la verdad, ir a su encuentro donde estuvieran, eso era algo que los argentinos no habíamos visto, de un político, desde hacia muchas décadas. Parecía la actitud y el compromiso, de una raza de políticos en extinción.
Néstor Kirchner lo hizo. Puso, como decimos los argentinos, toda la carne en el asador. Con inteligencia, sin demagogia alguna, sin falsos izquierdismos que el pudeblo no pudiera acompañar, midiendo el gigantesco poder del enemigo del pueblo argentino, para no convertirse en un kamikaze, y dar por el traste con un proyecto de liberación nacional e inclusión social.
¡Hay que tener mucha muñeca!, para convocar a diferentes fuerzas sociales, políticas y económicas; para entusiasmarlas, apasionarlas, convencerlas, y al mismo tiempo no traicionar las propias convicciones dejándolas en la puerta de la casa de gobierno.
Fue “Un seductor insospechado. Vino para enamorar y conquistó para siempre el corazón de los argentinos”, dijo Diego Bossio, Director ejecutivo de Anses (Agencia Nacional de Seguridad Social).
Un soñador que nos invitó a pensar, proyectar y materializar los sueños, por tantas décadas postergados. Un intérprete perspicaz del presente y un visionario de los tiempos por venir, de esta Iberoamérica diferente. Un hacedor de integración regional. Un conspirador de las mejores causas de Nuestramérica. Un constructor de hechos histórico-políticos como la reducción de la deuda externa en tres cuartas partes, espada de Damocles que hoy representa solo el 13% de un PBI impensable hace solo 12 años, 500 mil millones de dólares. Hizo renacer la cultura del trabajo, pero no de cualquier trabajo y bajo cualquier condición, sino en una lucha frontal contra el trabajo desregularizado. Se crearon cinco millones de nuevos puestos laborales. Se impulsó la pequeña y mediana empresa, luego de un largo período de más de 60 años de retrocesos de la industria nacional.
Este hombre creó las condiciones para llamar y seducir a miles de científicos argentinos, de altísimo nivel, que estaban trabajando en el exterior. La inversión pública creció un 44%. Más salud, más educación, más vivienda, más cultura, más inclusión. La cobertura jubilatoria alcanza el 95%, y son 6 millones de jubilados y pensionados que hoy gozan de sus derechos. Entre los cuales está mi madre, de casi 97 años.
Ordenó al Jefe del Ejército de aquel entonces, Roberto Bendini, bajar los cuadros de los genocidas. Esto fue en el Colegio Militar de la Nación, hace poco más de diez años. Hay que preguntarles a Hebe de Bonafini y a todas las Madres, a Estela de Carlotto y a todas las Abuelas, a todas las organizaciones de DD. HH. que cruzan la Argentina desde Salta a Tierra del Fuego, y fundamentalmente a los sobrevivientes de los cientos de campos de concentración (CCD Centros Clandestinos de Detención), el significado de ese acto, y la consecución de ese hecho simbólico en la materialización del Juicio y Castigo a los culpables, y la política de Memoria, Verdad, y Justicia.
Queda mucho más por decir de Néstor, como también queda mucho más por hacer en la Argentina, pero lo que es seguro es que Néstor rompió, se divorció, de ese falso republicanismo de cartón que aborrece de los verdaderos y genuinos liderazgos populares. Se negó, desde el mismo principio, a ser el representante de los privilegiados. Por eso tanto odio, por eso tantos epítetos soeces provenientes de los intolerantes, que siempre son los sectores del poder y el privilegio. Por eso las calumnias, la desinformación programada, la manipulación, el adoctrinamiento, que siempre sacan algún rédito captando a una porción de la sociedad, que termina defendiendo intereses como propios, cuando en realidad son los intereses de sus mismos enemigos de clase.
Néstor enamoró a lo mejor y más honesto que puede tener cualquier sociedad, los jóvenes. Los convenció de la necesidad de que sean participes de un ciclo histórico que no es nuevo, sino que se imbrica con nuestras gestas libertadoras, con nuestra resistencia al colonialismo y al neo-colonialismo, que se remonta a nuestros primeros padres, los primeros pobladores de Nuestramérica, y continúa con las gestas montoneras, con el irigoyenismo y el peronismo.
Esto causa terror en las clases aliadas al imperialismo, por que rompe con la matriz de dominación que implica siempre estar comenzando de cero, no tener historia donde buscarnos, no tener una doctrina, y desconocer a nuestros héroes y mártires, como diría Rodolfo Walsh. Una sociedad esterilizada, apática y apolítica, sin pasiones, esa es la sociedad que necesitan para señorear hegemónicamente con sus únicas pasiones, que son el lucro, la dominación para la dependencia, las relaciones carnales con el poderoso del Orbe, y con gobiernos que los representen exclusivamente a ellos.
El legado de Néstor continúa en el pueblo, cada vez más organizado, y cada vez más sabedor de su potencialidad liberadora y transformadora. Dirigido por una conductora y estadista de características inusuales.
Cristina Fernández de Kirchner habló hace pocas semanas, en la 69 Asamblea General de Naciones Unidas. Lo hizo por 35 minutos, sin ningún guión, pero sin improvisación. La Presidente demostró otra vez que si se quiere ser una estadista se tiene que tener una gran capacidad de maniobra, y para ello seguir muy de cerca los acontecimientos políticos, económicos y sociales, tanto los de cabotaje, como los internacionales. Nunca está demás decir, que los presidentes o primeros ministros son aquellos que representan a toda una comunidad organizada. Aquellos que con la más alta responsabilidad política sobre un Estado, llevan a los foros internacionales la voz de sus representados. Cuántas veces hemos sentido vergüenza ajena en escuchar, en esos ámbitos, a mandatarios que no llegan a dar la talla, ni se acercan. Los discursos de Menem ante la Asamblea de la ONU eran leídos con una lecto habilidad de un estudiante de quinto grado de escuela primaria, del contenido mejor ni hablar. Lo mismo podríamos decir de De la Rúa, o de Duhalde.
La sumisión y genuflexión ante los presidentes de los Estados Unidos es de antología. Nadie se puede olvidar del famoso “gud blis América” del falso y apócrifo Facundo Quiroga de finales del siglo XX, solo parangonable al beso a la bandera estadounidense del presidente salvadoreño José Napoleón Duarte.
Esas sirvergüenzadas pasaban en los 90, la era del Consenso de Washington, a la que nunca jamás deberíamos volver.
Las cosas están cambiando en buena parte de Nuestramérica, gracias a nuestros pueblos y a presidentes que se les parecen. Gracias a Nestor, a Evo Morales, al inolvidable Hugo Chávez, a Dilma Rousseff, a Rafael Correa, a José Mujica, a Daniel Ortega, a Salvador Sánchez Cerén, a Cristina.