La cacería
Una de las pestes de este siglo es la ausencia de empatía.
Son apestados los que no se estremecen cuando en la acera de enfrente están los condenados a muerte.
No son idiotas, ni enfermos, están vacíos de humanidad, huecos.
Inútiles para lo humano.
Estos días podemos escuchar cómo se justifica, sin pudor alguno, la barbarie de Ceuta, no quieren reconocer que los cadáveres eran personas a los que no sólo no se les auxilió, si no que se les disparó a bocajarro mientras intentaban llegar a esta orilla de la vida.
Salieron de cacería, eso es todo.
Sus presas estaban indefensas.
Pudieron dispararlos sin temblarles la mano.
Pudieron rematarlos sin escuchar ni un sólo alarido.
Pudieron regresar a sus casas, besar a sus hijos y dormir tranquilos.
Son bestias, con salario y horario.
Lo peor es que otras bestias más bestias con mayor salario y menor horario dan la orden y brindan por las piezas abatidas.
Esto es fascismo.
Digan lo que digan.
– Viñeta de Kalvellido