La conjura de los gestores de la cloaca… y el rey
Enriqueta de la Cruz*. LQS. Febrero 2021
Nos aburren, sí, con sus otros tantos años preparados a conciencia en las mesas del dinero, del juego, de las trampas, de los hitos…
Mucho han escrito estos días los pocos colegas no vendidos y con juicio que aún quedan, sobre la violencia que no enseñan los medios que nos toman por masa. También sobre lo que es violencia pura y dura por parte de los de arriba, y de su kale borroca de echar como peor que a perros a la gente de sus viviendas a la calle, tratar a los refugiados como a animales de alcantarilla por parte de los que forman la alcantarilla de este país, después de crearles las guerras que les hacen vagar sin rumbo; sobre las estrategias de la policía para caldear el ambiente y más que caldearlo, arderlo (esto más viejo que el mear).
Violencia contra las mujeres asesinadas sin que se mueva un pelo, violencia contra esos jóvenes y no tanto que comparten habitación, terraza o chabolo, o barro y sol con otros porque no llegan a fin de mes, ni a la quincena… O que van arrastrando su vida en una mochila de país en país porque llevamos más de 30 años con el mayor índice de paro juvenil de Europa, y tenemos más de un 40% del mismo oficialmente… Mientras ellos se llenan la panza y viven en sus palacios, como reyes y como lacayos de los reyes que son.
Han optado ya, de nuevo. Buscan crispar, dividir, masacrar. Mandar en la calle como en todo y aburrirnos, de paso. Es un bostezo y un vómito cada vez que se les ve, arropando la corrupción, haciéndole actos para amedrentar, moviendo mil y una palancas para golpearnos y amordazarnos. Que ya no se puede ni cantar. Prohibido.
Han optado y se lucen con carteles de antiguos miedos. ¡Fuap!, ¡baaa!, ¡fus! Nos tratan toscos o con estilete traicionero entre nuestros pulmones. ¡Vergüenza les debía dar!… 23-F, pase de modelos con olor a alcanfor, rancios, rancios, rancios. Desfile de desvergüenza. ¿Qué orden representan con esos recordatorios del miedo? Esos que guardan las espaldas al odio, al crimen de lesa humanidad, al nazismo reprobado por los socios comunitarios, a los que pusieron las medallas por los asesinatos de Intxaurrondo, a los que asaban en cal viva o secuestraban con total desenvoltura. ¡¿Qué orden, pero qué orden?!
Han optado y no saben que no tenemos opción. Esos que quieren imponer su estado de cosas y mantenerse a flote han fracasado. No tenemos opción. No, cuando no hay trabajo, pan, techo, decencia, cultura, representación que no sea un circo con payasadas y magos de chistera que solo saben sacar conejos muertos.
Han optado y dan miedo porque tienen miedo, porque saben lo que nos preparan para un mayor terror, hambre, desigualdad, esclavitud. Cada día cuesta más arropar la infamia, a los infames. Se nota en las miradas, en los gestos traicioneros, en cada salida de pata de banco. Porque lo son. No engañan a nadie. Están al desnudo, completamente.
Nos aburren, sí, con sus otros tantos años preparados a conciencia en las mesas del dinero, del juego, de las trampas, de los hitos.
El poder es ansioso y exponencialmente perverso. Tira de recordatorio de lo sustancial en tiempos de votos, se corrompe y corrompe. Es insaciable.
Busca tensar la cuerda, servirse de lo peor y sin título, del dispuesto a cualquier disparate, sabe que necesitará cabezas de plomo, huecas, sin alma ni corazón, que engolen la voz intentando convencer al rebaño (que para ellos somos nosotros, los demás, los tontos) de que les sigan. ¡Nunca más! Están muy vistos y sus juegos de manos. Lo intentan. Les contratan. Contratan a esos a los que no les tiembla la mano cuando aprueben un aumento de gasto para armamento, para que los borrachos de violencia saquen más ojos y rompan más huesos y quiebren más vidas. Como ellos, como sus amos.
Se repetirán las provocaciones y las infiltraciones y las manipulaciones para pegar más fuerte y cargarse de la razón que nunca tendrán. Nauseas. Cuando dirigentes que saben de cárceles de los suyos y de honorables personas entre los suyos, sus antepasados y coetáneos, hablan de orden y de las fuerzas de idem. Llaman así a la fuerza contra el pueblo. No nos dejan cantar, protestar porque nos aniquilan cada día de mil formas.
Hace muchos años un esbirro de un poderoso, esbirro de otro más poderoso aún (la cadena y sus eslaboncitos) recomendó al comité de empresa del que formaba parte: -“Sed buenos que tengo mujer e hijos y un chalet que pagar”. Nos echaban a la calle, sin un duro. Luchamos. Le contestamos: -“Que siga tranquila tu familia como tú no dejas que lo estén las nuestras. Nosotros no somos como tú; piensas y dices lo que tú nos harías y nosotros, no. Ve y díselo a tu amo”. –“Yo no tengo amo”, replicó. –“Mírate al espejo y verás que sí”.
Y un policía observador, harto de lo que vivía, harto de los chulitos que rodean al poder y se les montan por encima a los que han sido engañados con eso de que son la policía de todos, nos mostró el puño de acero que un matón guardaespaldas (ex poli) clavó en nuestros riñones. Luego hubo juicio y el matón gimió, imploró. Tenía hijos y mujer y una casa que pagar. Le dijimos: “Ve y no lo hagas más y dale estudios a tus hijos con el dinero que nos tenías que indemnizar para que no sea como tú”.
En mi adolescencia, un hijo de antidisturbios, pacífico y buen chaval nos contó como mamaban a los de la porra antes de salir a aporrear… No sé con qué picante en el culo los achucharán ahora contra los chavales que protestan legítimamente.
En mi madurez, una madre me confesó que le dijo explícitamente a su hijo que si no encontraba ningún trabajo, que mirara mejor, pero que si llevaba a término el me meto a antidisturbios porque no me cogen pa na más, le retiraba la palabra y adiós hijo. Hay otra gente que esa que ya ha optado… por escalar…
Entremedias vi escaladores mil, hablé con el poder, vi el poder, toqué el poder y me resbaló… Siempre tiene un precio, alto, muy alto, con basura que accede a tu boca y suda por tu piel, que se te transparenta, que te hace escoria. Y esos esbirros y sus criados no saben cuánta cantidad de gente les mira a los ojos y no ven más que ciénaga.
Hay que vivir mientras no te mueras, nos recomiendan después de matar con selección de eugenesia a los más viejos y desvalidos como a ratas cerrándole puertas, a los más enfermos, a los que les han seguido en su obsesión por abrir bares y belenes al capitalismo-amo, y a unos cientos de miles más: negros, pobres, o que pasaban por ahí mirando el careto de nuestros lindos políticos autonómicos y de ahí para arriba, lindos todos, alguno de los cuales en un mundo normal pasable y democrático de veras, en un mundo con justicia y apuesta por el mérito, no pasarían de porqueros… Pero, claro, para los puestos de más abajo sí hay que estudiar y saber, tener oficio al menos para dar un servicio a los demás…
Y por eso han pasado para arriba. Para ser de los de abajo hay que tener verdaderos bemoles y aguantar cómo te saltan un ojo, cómo te impiden cantar, cómo te apalean y cómo te cuelgan en la santa soga de los telediarios donde no dicen cuántos de los incitadores de violencia eran ellos, cuántos revienta cristales son ellos mismos…
Pasa como pasó siempre, pero vamos que eso de aprender de la historia… Eso ¿qué es?
Han optado. Y nosotros, también. No queremos su mierda y no les creemos una mierda.
* Enriqueta de la Cruz, periodista, escritora
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