La cuestión catalana 80 años después
Josep Lluis del Alcazar*. LQSomos. Diciembre 2014
1934 – 2014
Los problemas no resueltos vuelven a golpear la puerta con redoblada vitalidad. Han pasado 80 años, pero el capitalismo vuelve a sumirse en otra crisis estructural de terribles consecuencias para los trabajadores/as, como en la gran Depresión de los 30. Se tensa la lucha de clases. Los Estados responden con más centralización y más represión. Esta necesidad de la burguesía y su estado empuja al crecimiento de la extrema derecha.
En el 34 Hitler estaba en el poder en Alemania, en el Estado español la CEDA de Lerroux amenazaba un curso similar. La resistencia obrera se combina con la de otros sectores sociales en defensa de los derechos democráticos, como la autodeterminación nacional. Ambos factores estaban sobre la mesa hace 80 años y lo vuelven a estar ahora.
1934. De la crisis económica…
El crack del 29 había hundido la economía capitalista mundial en la Gran Depresión de la década de los 30, de la que no se saldría más que con el estallido de la II Guerra Mundial y sus más de 60 millones de muertos. A principios de los 30, al igual que el resto del Continente, la economía española vivía una recesión, con caídas del 6’1% en el 31 y el 32, aunque por tener una economía más cerrada y fuertemente condicionada por el peso de la agricultura, no tuvo las dramáticas consecuencias de economías como la norteamericana en la que el PIB disminuyó un 27 % o la alemana con un 23%.
La llegada de la crisis económica acabó de precipitar la caída de la Monarquía en 1931, un régimen tocado de muerte tras el derrumbe de la dictadura de Primo de Rivera. Pero la República, de la mano de los socialistas y los republicanos, fue incapaz de dar salida a las aspiraciones de las masas: tierra para los campesinos, mejoras para los obreros/as, libertades democráticas individuales y colectivas, derecho de autodeterminación para las naciones, fin de los privilegios de la iglesia, libertad para las colonias como Marruecos…
Tras la frustración del primer gobierno, en las elecciones de noviembre del 33 ganó la derecha, de la mano de la CEDA y los radicales de Lerroux, en el llamado bienio negro. Era una evolución similar a lo ocurrido en Italia (Musolini), más tarde en Alemania (Hitler). El fascismo se extendía por Europa para salvar al capitalismo herido.
Ante el ascenso de la derecha, la mayor parte de las organizaciones obreras deciden unir sus fuerzas en la Alianza Obrera (desde el PSOE con Largo Caballero hasta la Izquierda Comunista de Nin). La CNT y el PCE rechazan entrar. Tras el verano del 34 cae el Gobierno Samper y sube al Gobierno Lerroux con la CEDA, la Alianza Obrera declara para el 5 de octubre la huelga general revolucionaria. Tuvo en Asturias (con presencia de la CNT) su punto más avanzado, llegando a proclamar la república socialista desde el balcón del Ayuntamiento de Mieres. Aislada, la insurrección asturiana fue vencida por las tropas comandadas por Franco, Goded y las fuerzas de la legión y regulares. Se desencadenó una feroz represión.
1934 … a la proclamación del estado catalán
En Catalunya la reacción obrera de octubre se combina con el choque entre las aspiraciones del pueblo catalán y el estado central. En marzo del 34 el Parlament de Catalunya aprobaba la Ley de Contratos de Cultivo, que los propietarios de tierras catalanes del Institut Agrari de Sant Isidre, con el partido burgués la Lliga Catalana (antigua Lliga Regionalista de Cambó), llevaron al Constitucional. Éste en junio rechazó la Ley del Parlament, pero de nuevo el Parlament votó otra con el mismo texto.
En el País Vasco el Gobierno central había paralizado la tramitación del Estatuto. A través de los municipios se convocaron elecciones (sin la aprobación de las Cortes) para el 12 de agosto, para nombrar una Comisión que defendiera el Concierto Económico. Para impedirlo el Gobierno Central detuvo y procesó a más de mil alcaldes y concejales y los sustituyó por comisiones gestoras. El 7 de septiembre dimitieron en bloque los ayuntamientos vascos y el 10 de septiembre fueron detenidos el alcalde y treinta y un concejales del Ayuntamiento de Bilbo.
En Catalunya, donde nace la Alianza Obrera, se agrupan la mayor parte de la izquierda política y sindical, pero no participan la CNT ni el PCE. La Alianza Obrera llama a la huelga general revolucionaria del 5 de octubre. Bajo la presión social, Companys proclama el 6 de octubre el «Estado Catalán dentro de la República Federal Española». Pero la no implicación de la poderosa CNT fue determinante para la derrota de la huelga. La posición de las burguesas Lliga Catalana (de Cambó) apoyando la represión y de Unió Democrática de Catalunya no apoyando a Companys, hicieron el resto. La represión del Gobierno central llevó al encarcelamiento de Companys y la suspensión de la Autonomía. Pero esta derrota no fue sino el preludio para el enfrentamiento decisivo entre las clases que se iba a dirimir en 1936 entre revolución y contrarrevolución.
80 años después
La crisis económica vuelve a sacudir Europa con especial dureza. La tensión de la lucha de clases exacerba la polarización social. Electoralmente se hunden las opciones de centro allí donde más golpea incide la crisis como en Grecia, abriendo una fractura institucional. Crece la extrema derecha pero también hay procesos de reorganización a izquierda. Resurge la lucha de pueblos como en Escocia contra el Estado británico.
En el estado español la crisis golpea con especial virulencia y hunde las condiciones de vida de los trabajadores/as bajo despidos masivos, reformas laborales, retrocesos salariales. Los dos pilares políticos de la Monarquía (PSOE y PP) que han cargado con estas políticas de ajuste perdían en conjunto 5 millones de votos en las pasadas europeas. La Monarquía se apresuraba a una rápida sucesión para maquillar el régimen y evitar que la situación y los escándalos de corrupción de la familia real cuestionaran la corona. Se producen las mayores manifestaciones espontáneas contra la Monarquía desde la transición.
El Gobierno, con mayoría absoluta del PP (como ya ocurrió con el segundo gobierno Aznar), se lanza a una recentralización del estado que topa con los intereses no sólo de los pueblos sino también de sectores de la burguesía catalana y vasca. Por esa grieta inter burguesa, agudizada por la crisis, irrumpe la movilización de masas del pueblo catalán exigiendo el fin del autonomismo y el derecho a la independencia. Un movimiento de masas que empuja al partido de la burguesía catalana CiU mucho más lejos en su enfrentamiento con el estado de lo que había previsto.
La burguesía catalana de UDC se vuelve a desmarcar contra la independencia, sectores poderosos de la burguesía catalana como La Caixa o Repsol tienen sus intereses estrechamente ligados al estado. Convergencia vacila y evita un choque frontal con el Estado, sin el que no va a haber derecho a decidir, pero el movimiento no retrocede por ahora. El movimiento obrero, muy atrás respecto del 34, en cuanto a su movilización como clase, a su organización (Alianza Obrera), ve a distancia el movimiento de masas catalán.
Las frases que llegan desde el Gobierno central y el Estado son las del 34: no habrá autodeterminación, se puede suspender la autonomía y procesar a quienes no acaten… Los problemas de hace 80 años conservan toda su vitalidad. No habrá autodeterminación con la «legalidad» de la Monarquía legada por Franco, del mismo modo que no hay salida para que el capitalismo se reconstruya que no pase por alguna forma de barbarie. El futuro de los trabajadores/as y los pueblos pasa por configurar un poderoso frente de lucha común por la libertad y contra toda explotación: república para los pueblos y construir el socialismo.
Más allá de similitudes y diferencias entre el 34 el 2014 lo importante del artículo de Trotsky “El conflicto catalán y las tareas del proletariado” es el método basado en algunos cuestiones esenciales en la política marxista: 1) la defensa consecuente del derecho de autodeterminación de los pueblos, 2) la lucha por poner a la clase obrera al frente de la defensa de los derechos democráticos 3) la dialéctica entre internacionalismo y el derecho de autodeterminación; 4) la necesidad que haya una implicación de los trabajadores/ as del resto del estado apoyando el derecho a la autodeterminación del pueblo catalán. Si hoy se debilita y derrota el estado en Catalunya, se abre la vía de la libertad a todos los pueblos:
¡Abajo el estado de la Monarquía!
Por una nueva relación entre pueblos libres en una Federación de repúblicas socialistas.