La estrella maldita de la primera hada madrina del rock’n’roll: Jobriath

La estrella maldita de la primera hada madrina del rock’n’roll: Jobriath

Por Mariano Muniesa.

Jobriath, el primer artista musical abiertamente gay que firmó con un sello importante… Una historia que no debe ser olvidada

En estos días estamos plenamente inmersos, como cada año a estas alturas de junio, en las celebraciones del Orgullo Gay. Hoy vuelvo sobre esa temática, pero para recordar y probablemente dar a conocer a mucha gente que en su día seguramente no llegó a saber quien fue a Jobriath, el primer músico de rock que antes que David Bowie, Elton John o Freddie Mercury proclamó abierta y públicamente su homosexualidad a comienzos de los años 70.

Cuando en cualquier ámbito hay que romper tabúes, alguien tiene que ser quien dé el primer paso, lo cual tiene como consecuencia que a menudo y desgraciadamente, nunca llegue a ver los frutos de su trabajo y sea olvidado a medida que quienes fueron tras él sí lleguen a saborear las mieles del éxito. Así fue para Jobriath, el primer artista musical abiertamente gay que firmó con un sello importante. Llegó en 1973, en plena explosión del fenómeno del Glam Rock describiéndose a sí mismo como “la primera y genuina hada madrina del rock’n’roll” y siendo pionero en una forma de art-rock mezclado con vodevil que desconcertaba totalmente a la mayoría del público, tanto rockero como más convencional o conservador.

Nacido como Bruce Wayne Campbell en 1946, Jobriath mostró talento para la música desde una edad muy temprana, tocando el órgano en la iglesia de su ciudad natal de Pensilvania y componiendo la primera mitad de una sinfonía clásica en la escuela secundaria. Descubrió la música folk a mediados de los 60 y tras una traumática experiencia durante su servicio militar, se sumergió en el ambiente del rock psicodélico, apareciendo en la icónica producción de teatro musical “Hair” antes de ser despedido, afirmó, por eclipsar a los otros actores. Decidido a construirse una carrera en el rock, envió una demo en 1972 con algunas de sus canciones al mítico capo de la Columbia Records Clive Davis, tras reinventarse como Jobriath Boone. A Davis no le gustó la cinta, pero Jerry Brandt, el conocido empresario que llevó por primera vez a los Rolling Stones a Estados Unidos en 1964 y descubrió a Carly Simon, escuchó la cinta y se convenció de que Jobriath era el futuro.

Su álbum debut homónimo fue sin lugar a dudas una apuesta en la que se jugó fuerte: contó con Peter Frampton como guitarrista destacado en la grabación y con el ingeniero de sonido y leyenda de la historia del rock Eddie Kramer detrás de la mesa de mezclas. “El material me impresionó por su complejidad, sensibilidad, amplitud y peculiaridad”, dijo Kramer más tarde a The New York Times. “Era un genio. Era un alma romántica del siglo XIX en realidad. Quería orquestaciones como en la música de películas antiguas, pero como no sabía nada sobre partituras, compró un libro sobre orquestación y en una semana había creado partituras de una calidad increíble”.

Uno de los problemas que imposibilitaron que el proyecto alcanzara el éxito que potencialmente encerraba fue que tal vez por exceso de entusiasmo, Brandt puso los caballos delante del carro en términos de promoción. Provocadoras imágenes semidesnudas de Jobriath aparecían por todas partes, mientras que Brandt lo comparaba con Elvis Presley, los Beatles y Frank Sinatra mucho antes de que hubiera música para escuchar, al margen de la declaración de su homosexualidad, que de entrada le cerró las puertas de muchas radios, de la televisión y de muchas tiendas de discos que se negaron a exhibir su álbum en sus escaparates. Musicalmente, Jobriath hacía un tipo de “art-rock” que podría habitar bien tanto entre la Velvet Underground y The Sweet como entre David Bowie y T.Rex. Pero el continente, el envoltorio, el exceso de glamour ocultó un contenido que seguramente habría sido mejor valorado sin tanta parafernalia alrededor.

A pesar de que su primer disco no respondió a las expectativas creadas, hubo una segunda oportunidad y en 1974 Jobriath editó “Creatures of The Street”, pero aquello no hizo, sino cavar para siempre su tumba artística. El álbum no fue apoyado por Elektra y cuando Brandt finalmente organizó una gira, aparentemente enfrentándose al hecho de que un concepto como el de Jobriath tenía que ser una experiencia inmersiva para disfrutar, fue entonces cuando el prejuicio homófobo entró en acción. Los dos primeros shows fueron perfectos, pero en la tercera actuación, la multitud lo bombardeó de inmediato con gritos de “hijo de puta” y “maricón de mierda”, lanzándole incluso botellas y otros objetos hasta que huyó del escenario.

A la edad de 28 años, el sueño de rock ‘n’ roll de Jobriath terminó para siempre. Cayó en la oscuridad, apareciendo más tarde como Cole Berlin, un cantante de cabaret de Nueva York, pero terminó siendo despedido y volviendo a la prostitución, tal como lo había hecho en sus primeros días. Alcoholizado y drogadicto, acabó desapareciendo por completo de la escena y olvidado, despreciado y viviendo sus últimos años en el umbral de la miseria. Murió en 1983 a los 36 años, siendo uno de los primeros artistas conocidos en ser víctima del SIDA. Se había vuelto tan solitario que su cuerpo no fue encontrado en su casa hasta varios días después de su muerte.

A posteriori, e incluso por parte de muchos músicos, críticos y artistas que no pertenecían a la esfera del mundo gay, pasado el tiempo le recordaron y reivindicaron. Joe Elliott de Def Leppard, uno de los primeros fanáticos a los que les gustó tanto la portada del segundo álbum de Jobriath que la robó de una tienda, describió aquellas canciones como sinceras y emocionantes. “Era ‘Ziggy Stardust’ cantado por Mick Jagger”, señaló. “Los años 70 estuvieron llenos de bandas que tocaban con maquillaje: T-Rex, Bowie, incluso The Sweet. La televisión en color acababa de aparecer, al menos en el Reino Unido, por lo que todos estos colores brillantes nos fascinaban, sobre todo si había buenas canciones detrás. Jobriath era un auténtico artista, aunque nadie lo apreció entonces”.

El cantante inglés Marc Almond dijo en 2012: “Para mí, por encima de todo, Jobriath fue un héroe sexual: verdaderamente la primera estrella del pop gay. Pero América no estaba preparada para algo así todavía. Sus escandalosas apariciones en la televisión provocaron conmoción, desconcierto y disgusto. Todo el mundo odiaba a Jobriath, incluso y especialmente, los homosexuales. Era vergonzosamente afeminado en una era de cuero y bigotes de motero. Pero a pesar de todas las burlas y agresiones que sufrió, Jobriath sí tocó vidas. Ciertamente tocó la mía. … el lindo niño rubio lleno de esperanzas y sueños, despreocupado y alegre, se perdió en el baúl de los disfraces. Nació demasiado pronto y se perdió demasiado pronto”.

Cierto. Triste, pero cierto

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