La lucha por la memoria es música
Mesa de Catalunya*. LQS. Febrero 2018
Vuitanta-novena concentració Veritat, Justícia i Reparació. La lluita per la memòria és música
La música ha sido siempre un hilo conductor de emociones maravillosamente poderoso. Una herramienta más de las luchas contra la opresión y un instrumento revolucionario alentador. Un catalizador de ideas, sentimientos y valores, un sintetizador de conceptos e ideologías transmitido de la piel al cerebro con una fuerza inigualable. Una combinación de notas y letras, de melodías y poesía con la capacidad de hacer llorar, de hacer reír, de invocar revueltas de justicia, de levantar pueblos hacia su libertad.
La guerra contra el fascismo español está llena de música republicana y antifascista, que aún nos llega al corazón y nos empuja a continuar haciendo frente al mismo enemigo. Quién no ha cantado “Ay Carmela”, “A las barricadas” o “Hijos del pueblo” y no ha sentido la necesidad de enfrentarse a la injusticia en nombre de los vencidos de la tierra. Quién no ha escuchado la canción protesta contra el franquismo y no ha sentido la rabia del represaliado y la soledad del clandestino. Quien no ha temblado de horror escuchando las “Campanadas a muertos” de la sangrienta transición. Todos hemos cantado “L’estaca” o el “Què volen aquesta gent?”. Y lo más triste es que todavía tendremos que seguir cantando para denunciar las mismas situaciones de prisión, censura, tortura, robo de libertades y derechos.
La canción popular convertida en himnos a los frentes, en las trincheras, en la retaguardia se convertían en un hecho cohesionador con la capacidad de aglutinar gente de muy diversa procedencia en la defensa de la legalidad republicana. Muchas veces las notas y las voces eran alegría en medio de la desolación, coraje ante la adversidad, consuelo ante la desgracia. Era energía solidaria, era comunidad, hermandad, era una amiga fiel, alimento y curación. Canciones que la gente mayor enseñaba a los más pequeños y que han sobrevivido durante generaciones. Algunas personas hemos tenido la suerte de tener una abuela o un abuelo, que nos ha cantado al oído como un secreto “En la plaza de mi pueblo … Nuestros hijos nacerán con el puño Levantado” o “Si los curas y frailes supino … subirían al coro cantando libertad, libertad, libertad “. Armonías subversivas rompiendo el silencio impuesto en dictadura y monarquía.
La música contra el fascismo era y es una vacuna contra la impotencia del pisado por la bota de los aparatos del estado, era y es una fuente de unidad contra la impunidad, era y es una señal de reconocimiento de luchas compartidas, un sonido de complicidad. El rasgo pacífico de salida de revoluciones de flores como fue Grândola Vila Morena de Zeca Afonso, la canción que derribó una dictadura un abril portugués, inundando de claveles rojos las calles.
La música siempre será un antídoto contra el miedo que nos corta las alas y nos somete como esclavos. Muchos fusilados por las guerrillas de venganza y rencor del franquismo murieron cantando sus himnos antifascistas. Etelvino Vega caminó hacia el tabique con 26 compañeros más el 15 de noviembre de 1939 en Alicante cantando juntos La Internacional, dejando helados a quien los escuchaba tras los muros de la prisión esperando el mismo destino. El 27 de septiembre de 1975 fue fusiles Jon Paredes Manot, en Collserola antes de sentirse los rasgos de muerte sonó la voz de Txiki cantando el “Eusko gudariak“. Sus garganta inflamada de valor y coraje, con dignidad, señalaban a los asesinos, haciéndoles saber que vendrían más que cogerían su testimonio para ganar la libertad, las libertades, sin ningún miedo.
En esta concentración celebraremos y disfrutaremos de la victoria de las redondas, las negras y las corcheas sobre el odio, la pequeñez del verdugo ordenante, el ejecutor y los acólitos de la oscuridad de los que cada día matan la democracia en nombre de un estado de derecho tan torcido, que ya no puede sostenerse de pie más que por la imposición de la fuerza.
Queremos dar las gracias a las compañeras y compañeros de la Brigada Intergenaracional, que han sido parte de nuestra banda sonora, que nos ha acompañado tantas veces y que con su digna tarea recuperan memoria desinteresadamente y solidariamente. También queremos agradecer su compromiso con las víctimas del franquismo y la transición a toda la gente que nos ha apoyado durante este tiempo, la gente de paso y aquella que se quedó detrás de nuestra pancarta-barricada. Miles de gracias a las personas de moral inquebrantable que conforman nuestra Mesa de Cataluña, a aquellas que han formado parte de nosotros y aún continúan vivas en nuestras reivindicaciones, a Álvaro Fernández, a Juan Aguirrezabal, a Carmen Conejo y a Milagros Riera, a los que no lloramos porque son viento de libertad. Muchísimas gracias a todas las personas venidas de todo el mundo que nos ha agradecido nuestra labor de difusión y de lucha, a las personas indignadas, las que han llorado y han compartido sus historias silenciadas con nosotros, a aquellas que nos han dado la mano o nos han abrazado con emoción, sueldo pilares contra el olvido. Gracias a las compañeras y compañeros de la Red Catalana y Balear de Apoyo a la Querella Argentina contra los crímenes del franquismo y la transición por su perseverancia y por haber recogido durante estos años miles de firmas contra la impunidad.
Hemos pensado que una manera fantástica de dar tantas y tantas gracias y de celebrar nuestros nueve años de reivindicaciones de Verdad, Justicia y Reparación en nuestras calles era hacer un homenaje a la música que acompañó las luchas y el sufrimiento de nuestras víctimas. Por eso hoy tenemos la suerte de disfrutar de las voces y los corazones del corazón manresano incordio y del compañero Dani Caracola, cantautor de la Brigada Intergeneracional.
“La celda daba a uno de los patios donde todas las tardes se reunía un grupo numerosa de presas para cantar. Ésta era también una forma de ahuyentar el hambre. Las cantoras ponían todo el entusiasmo de que eran capaces, sabían que eran escuchadas por miles de mujeres. Organizaron unos coros dirigidos por doña Justa, militante socialista y profesora de folclore español, que hacían las delicias de toda la prisión”.
Juana Doña. Comunista, feminista, sindicalista represaliada por el franquismo en la prisión de Ventas de Madrid, entre otras prisiones.
“La música sobre todo, sirvió de aliento en los momentos más duros de sacas, de hambre y de miseria. También fue instrumento de reivindicaciones ideológica y expresión de rebeldía, a través de actividades musicales clandestinas. Por ejemplo, las reclusas organizaban, a escondidas de la dirección, obras teatrales y cuadros de baile con los que celebraban fechas de especial significación política, como el Primero de Mayo “.
“En las cárceles de mujeres era muy frecuente la creación de ‘cuadros artísticos’, consistentes sobre todo en números de zarzuela o en coreografías sobre melodías muy conocidas del repertorio clásico. En las cárceles masculinas eran más frecuentes las bandas o pequeñas orquestas, pero siempre de formación muy heterogénea, porque se formaban con lo que hubiera”
La expresión artística permitía a las presas dar cauce tanto a su miedo como a su orgullo: “Podían cantar arias y coros de zarzuelas, canciones regionales y populares o crear unas nuevas. Cualquier motivo era bueno para inventar canciones; incluso, aunque parezca terrible, sobre la propia pena de muerte, a la que se referían como ‘la pepa'”.
Belén Pérez Castillo. Profesora del Departamento de Musicología de la Universidad Complutense.
* Mesa de Catalunya d’Entitats Memorialistes