La modélica transición. Sangres de Septiembre 1976-1981
Redacción. LQS. Septiembre 2020
Para comprender bien el presente, es necesario conocer el contexto en el que se produjo la transición, y los límites que se impusieron a sangre y fuego. Porque esta transición, esta constitución, está teñida de sangre y no se fraguó en un clima de verdadera libertad
Esta nota es la continuación de una serie de publicaciones recopilatorias que recogemos en La transición ensangrentada, una introducción para el recuerdo de l@s asesinados y represaliados en esa época que nos han impuesto como ejemplo de democracia… a golpe de tortura, detenciones y 159 vidas segadas.
Ninguno de los crímenes aquí recordados han tenido su merecido castigo, ni siquiera han sido juzgados penal o políticamente como lo que son: asesinatos. Asesinatos de Estado o amparados por el Estado.
1976
8 DE SEPTIEMBRE. HONDARRIBIA (GUIPÚZCOA)
Josu Zabala Erasun. 24 años. La entonces alcaldesa Mercedes Iridoi recuerda: «En aquella época en todas las fiestas pasaba algo, y le pedí al gobernador que no viniera, y que tampoco mandara a la Guardia Civil, a nadie. Me prometió que así sería”, pero no cumplió su palabra. El 8 de septiembre es el Día Grande de las fiestas del pueblo, en el que se celebra el Alarde. Tras él, aquel año se inició una manifestación en la Marina para denunciar la desaparición del miembro de ETA Eduardo Moreno «Pertur”. La Guardia Civil la disolvió con pelotas de goma y balas, hiriendo con arma de fuego a varias personas. Dos tiros a bocajarro atravesaron a Josu en la calle San Pedro. El guardia civil que lo mató fue sentenciado y amnistiado en el 77. Jamás pisó la cárcel.
El día siguiente a su muerte, Hondarribia salió a la calle. La presencia policial fue enorme, incluso volvieron a cargar con pelotas de goma, causando más heridos.
Hubo huelgas, protestas y los comercios y bares también cerraron. Tras enterrarlo, la tumba estuvo custodiada de noche por cuatro guardias civiles. Y pese a la vigilancia, a la mañana siguiente una enorme ikurriña “que no se sabe quién la colocó, apareció entre las flores” custodiando el panteón.
El cuerpo de Josu fue trasladado a Donostia. A los médicos se les impidió realizar la autopsia. La hicieron los militares, que señalaron como causas de la muerte “una fractura de la columna vertebral” y un “gran hemiperitoneo”, sin mencionar siquiera las balas que le atravesaron el pecho.
22 DE SEPTIEMBRE. SANTA CRUZ DE TENERIFE
Bartolomé García Lorenzo. 21 años, estudiante, militante del MPAIAC. “En la madrugada del 22 de septiembre de 1976, seis policías españoles acudieron a la vivienda de Antonia Lorenzo en el barrio de Somosierra, en Santa Cruz de Tenerife, donde se encontraba su primo, el joven independentista Bartolomé García Lorenzo.
La acción policial fue una operación conjunta de las brigadas Político-Social y de Investigación Criminal, así como de la Policía Armada. Los seis policías, de paisano, se apostaron, de dos en dos, en los rellanos de la escalera y en el de la puerta del piso. Bartolomé García Lorenzo abrió la puerta y, al ver a unos pistoleros empuñando metralletas, cerró la puerta. En ese momento los policías hicieron fuego.
Más de 30 impactos de bala recibió la puerta, de los que cuatro dieron de llenó en el cuerpo del compañero Bartolomé García. Dos días después, y pese a ser intervenido quirúrgicamente, falleció. El parte médico indicó que recibió cuatro impactos de bala: “una, en el brazo; otra, en la arteria humeral, y dos, en el vientre, que le afectaron al hipocondrio, con desgarro del lóbulo del hígado como ascendente y transverso, con estallidos múltiples en la región rectoperitoneal, así como en la región epigástrica superior izquierda, que determinaron su fallecimiento”.
Los seis agentes que ocasionaron la muerte del joven Bartolomé García fueron procesados el 16 de octubre y separados de sus funciones. Al existir entonces el precepto del fuero policial, en virtud del cual los agentes no cumplían la prisión preventiva en cárceles, sino en dependencias policiales, los cuatro policías del Cuerpo Superior quedaron internados en la comisaría de Santa Cruz de Tenerife, y los dos de la Policía Armada, en su cuartel.
Cuatro días más tarde, los agentes fueron trasladados a Madrid, y en el aeropuerto fueron recibidos por dos centenares de policías españoles que mostraron así su solidaridad con los procesados. En los días posteriores al homicidio se sucedieron importantes manifestaciones en Santa Cruz de Tenerife en repulsa por el asesinato del compañero Bartolomé García.
En febrero de 1982, la Audiencia de Tenerife condenó a los agentes y el Tribunal Supremo ratificó esa sentencia a finales de ese año. Pero el 28 de enero de 1986, la Audiencia de Tenerife, mediante un auto, declaró extinguidas las responsabilidades de los policías en el homicidio de Bartolomé García.
Los seis asesinos continúan hoy en día en activo dentro de la policía española y han sido promocionados en distintas ocasiones.” (De Independencia y Socialismo)
Carlos González Martínez. 21 años, estudiante. Es el primer aniversario de los últimos fusilamientos del franquismo. Se convoca una manifestación en Madrid. Grupos de jóvenes se mueven por los alrededores de la calle Barquillo, organizan pequeños saltos y se dispersan escapando de la represión policial. Hay varias decenas de detenidos. Aparecen guerrilleros de Cristo Rey exhibiendo pistolas y disparando contra los manifestantes. Carlos recibe un tiro a bocajarro, de arriba abajo, en la zona lumbar. El riñón queda destrozado; pleura, pulmón e intestino grueso resultan afectados. Sufre una enorme hemorragia. Tras una intervención de urgencia, muere.
– Un año y un día
1977
16 DE SEPTIEMBRE. BARCELONA
Carlos Gustavo Frecher Solana. 28 años. El 11 de Septiembre se celebra la Diada Nacional de Catalunya. Era un día histórico. Más de un millón de personas formaron la manifestación, que recorrió las calles durante más de 5 horas, encabezada por la senyera. A su finalización, la Policía interviene en Las Ramblas. Carlos Gustavo sufre un pelotazo de goma en la cabeza, a consecuencia del cual muere días después.
Unas 6.000 personas asistieron al funeral convocado por todas las centrales sindicales de Cataluña en la parroquia de San Andrés. El interior de la iglesia estaba completamente lleno, mientras varios miles de personas se encontraban en el exterior.
20 DE SEPTIEMBRE. BARCELONA
Juan Peñalver Sandoval. 60 años. Conserje de la revista satírica El Papus. Contra dicha revista iba dirigido el atentado. Le habían entregado un paquete, “del tamaño de una caja de zapatos”, para el Consejo de redacción. Estalló cuando lo subía en ascensor, entre la primera y la segunda planta del edificio. La onda expansiva alcanzó unos 40 metros, causando desperfectos en edificios y rotura de cristales de la calle de Tallera y plaza de Castilla.
La explosión destrozó de cintura para arriba a Juan, que murió en el acto. La telefonista, Rosa Loren, salió lanzada a la calle a través de la ventana por la violenta onda expansiva. Otra trabajadora, Rosa García, resultó también herida de gravedad. Aparte de ellas, hubo unos 15 heridos, la mayoría transeúntes alcanzados por cristales y pedazos de los edificios y coches reventados. La segunda planta quedó completamente destrozada. El atentado fue reivindicado por la Triple A (Alianza Apostólica Anticomunista).
– El Papus. Anatomía de un atentado
1978
11 DE SEPTIEMBRE. BARCELONA
Gustau Adolf Muñoz de Bustillo Gallego. 16 años. Militante de la organización juvenil del PCE(i). Diada de Cataluña. El PCE(i) había convocado en la Plaza de Sant Jaume, bajo el lema “Fuera las fuerzas de ocupación”. Al final de la manifestación se producen cargas policiales con botes de humo y pelotas de goma contra un grupo de unas 2.000 personas. Los grupos de autodefensa lanzan cócteles molotov. Varios policías de paisano irrumpen en la Plaza de San Miguel, y disparan. Gustavo Muñoz es abatido por una bala de calibre 38. Otras dos personas resultaron heridas de gravedad, pese a que no participaban en los incidentes. Son Sergio Viso, residente en la calle de El Call, cercana al lugar de los incidentes, y Laura González Masip, de diecinueve años, militante de las juventudes de la Liga Comunista Revolucionaria, alcanzada por una bala de la policía. El primero de ellos fue golpeado por seis policías nacionales cuando intentaba llegar a su casa huyendo del tumulto.
En el funeral de Gustavo se produjeron más de 30 detenidos, incomunicados durante 7 días.
– Carta a Gustau Muñoz asesinado por la policía en 1978
20 DE SEPTIEMBRE. SEVILLA
Manuel Medina Ayala. Militante del PCE acude a un concierto del grupo chileno Quilapayún, en la Plaza de América del parque María Luisa. Cuando iba a dar comienzo el concierto, un grupo de unos 100 paramilitares intenta entrar por la fuerza al recinto, coreando consignas anticomunistas. En medio del alboroto y las carreras que se producen, Manuel Medina muere apuñalado con un punzón por uno de los ultraderechistas.
1979
1 DE SEPTIEMBRE. SAN SEBASTIÁN (GUIPÚZCOA)
Iñaki Kijera Zelarain. 18 años. Las Gestoras pro Amnistía convocaban unas jornadas de apoyo a los refugiados políticos vascos. El día anterior, más de 40 cargos electos se habían encerrado en la Diputación de Guipúzcoa con ese mismo objetivo.
La policía antidisturbios disuelve a los manifestantes en el Boulevard de San Sebastián. Iñaki trata de alcanzar los jardines de Alderdi Eder cuando un policía, a menos de 10 metros, le dispara con fusil. La bala le atraviesa de parte a parte, le perfora el pulmón y le fractura las costillas. Los policías impiden, con golpes y pelotas de goma, acercarse a las personas que tratan de auxiliar a Iñaki, entre ellos un médico y dos enfermeros de la Cruz Roja que se identificaron como personal sanitario. Cuando pudieron atender al herido, su situación era ya irreversible.
El autor del disparo, Salvador Méndez Villatoro, fue acusado de un delito de homicidio por imprudencia y tuvo una petición fiscal de 1 año. Su versión fue que ignoraba que hubiera un proyectil de fuego real entre los cartuchos con los que él mismo había cargado el arma.
13 DE SEPTIEMBRE. MADRID
José Luis Alcazo. 25 años. Seis terroristas de extrema derecha asaltaban a un joven en el madrileño parque del Retiro y le partían la cabeza con bates de béisbol. Horas más tarde, fallecía camino del hospital, con el parietal roto y un profundo derrame cerebral.
Los ultras procesados por matar al joven, llamados “Los Bateadores”, declararon que querían limpiar el Retiro de “gente sucia” y convertirlo en “zona nacional”. Asimismo, reconocieron que habían atacado a José Luis porque llevaba “melenas y barbas”. Todos los agresores eran hijos de militares de alta graduación. Entre ellos estaba Fernando Pita da Veiga y Corral, sobrino de Gabriel Pita da Veiga, almirante y ex ministro de Marina desde junio de 1973 hasta abril de 1977.
En el juicio se calificó el asesinato como “homicidio sólo con intención de lesionar”. Excepto dos, todos los acusados quedaron en libertad tras el juicio, puesto que se les impusieron penas menores.
20 DE SEPTIEMBRE. OVIEDO (ASTURIAS)
Valeriano Martínez Pérez. 44 años. Camionero. Formaba parte de un piquete en la huelga de transporte convocada en Asturias. La Guardia Civil interviene para disolverlos y, en el enfrentamiento, el cabo al mando dispara en el pecho a Valeriano Martínez. Tras su muerte los autobuses de Gijón y Oviedo pararon en señal de luto y los camioneros convocaron dos jornadas de paro como protesta.
1980
6 DE SEPTIEMBRE. DIRECCIÓN GENERAL DE SEGURIDAD. MADRID
José España Vivas. 25 años. Casado y con un hijo, pertenecía a la Junta de la Asociación de Vecinos del Barrio Venecia en Alcalá de Henares. La policía le detiene y procede a un registro de su casa en la noche del 4 al 5 de septiembre, sin mandamiento judicial. No encuentran nada sospechoso ni ilegal.
Es llevado a la Dirección General de Seguridad (hoy sede de la Comunidad de Madrid), en la Puerta del Sol. La familia trata de verle, pero les anuncian que está incomunicado. El día 6 le llevan a la sala de interrogatorios de la Brigada de Información. Apenas una hora más tarde sufre un desvanecimiento, con pérdida de consciencia, miosis, frialdad de miembros con acrocianosis, le sobreviene un estertor y fallece.
6 DE SEPTIEMBRE. BILBAO (VIZCAYA)
Luis Quintana Monasterio. 46 años. La indignante versión oficial habló de un enfrentamiento entre un policía nacional de paisano y unos delincuentes comunes. Todos los testigos presenciales la desmintieron. Según ellos, los hechos fueron éstos: un joven, de unos 23 años, abofeteó a una mujer mayor del barrio, frente al bar Corinto. Varios jóvenes le recriminaron. El joven de paisano, que resultó ser policía, les pidió la documentación; ellos le contestaron que antes se identificara con su placa de policía. En lugar de hacerlo, propinó varios golpes y puso una pistola en el cuello a una chica que estaba entre los que le increpaban. La gente trató de detenerle pero él realizó un disparo al aire y comenzó a gritar “Os mato a todos”. Salió huyendo por la calle La Laguna disparando a la gente que trataba de acercarse a él para reducirle.
Luis Quintana resultó muerto de un disparo en el pecho. Los otros heridos graves fueron: Manuel María Urbizu Ortuzar (26 años, montador, herida de bala en hombro); Rafael Carrasco González (25 años, herida de bala en el costado izquierdo), y Juan Diego Bernardo Mogado (24 años, herida de bala en pierna derecha, con fractura de tibia).
7 DE SEPTIEMBRE. HERNANI (GUIPÚZCOA)
Miguel María Arbelaiz Echevarría y Luis María Elizondo Arrieta. Simpatizantes de Herri Batasuna. Acudieron juntos a la despedida de soltero de un amigo. Ya de madrugada regresaban a su domicilio cuando fueron tiroteados. Según confirmó la autopsia, fueron rematados en el suelo con varios disparos de pistola. Los asesinatos fueron reivindicados por el Batallón Vasco Español.
La transición ensangrentada
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