La Paz, la paloma hambrienta y las llaves del banquero

La Paz, la paloma hambrienta y las llaves del banquero

Hoy vuela una paloma enferma, pasea su mirada por el mundo que se deshilacha en angustias; pedazos de su carne quedan en las esquirlas ‘humanitarias’ de los cínicos; dulzura de sus plumas sepulta corazones de recién nacidos estallados de hambre. Pasea su mirada y constata mundo.

El hambre es guerra: Los huesos de los niños de las grandes capitales amanecen pegados al cemento; algunos entretejidos en racimos humanos para calentarse del viento de la indiferencia, otros apuñalados: con la retina muerta y el cuerpo saqueado. Frías las madrugadas y frías las miradas de la sociedad cuya empatía es asesinada por manipulaciones y terror; siniestramente cálido el abrazo del pegamento. Duelen las articulaciones del alma.

La explotación es guerra: se pierden manitas infantiles en el socavón. Siniestras esmeraldas devoran retoños de vida, nauseabundas canteras depredan sonrisas, prostíbulos despellejan ternuras, mientras el banquero alcanza fortunas inusitadas. Asimetría expele gargajos entre bambalinas, antes de posar en el cinismo.

Sobre la piedra del lavadero una niña reducida se debate entre toneladas de ropa sucia, desgajando sueños infantiles: quedan encarnadas sus uñas y su porvenir en la casa de la Doña. Barre el piso, sube el desayuno, limpia la casa, extiende la ropa, prepara el almuerzo, baña al perro, arregla la cocina, pule los muebles, prepara café, escapa del señorito, plancha la ropa, recoge a los niños en la parada del autobús, prepara la comida, ordena juguetes, termina de doblar la ropa, se cae del cansancio, sirve la comida, recoge la ropa sucia, ordena la sala, lava los platos, se cae del cansancio, escapa del señorito, lleva una bandeja, corre por la casa, sube y baja escaleras… ya son las 24h00 y sus 13 años no dan más, en unas 5 horas estará nuevamente preparando el desayuno.

La paloma de la paz ya no quiere cargar una rama de olivo de fibra sintética; necesita cargar un pan, un lápiz, un libro, una guitarra.

Por elevar sus reivindicaciones, a la paloma de la paz la sindican de rebelde, la encarcelan y la tachan de ‘terrorista’. 

I.La paz desposeída y desaparecida

La paz desposeída [1], explotada y desnutrida alzó su voz reclamando tierra, comida y justicia: no la volvieron a ver. Dicen que detrás del batallón en que la encarcelaron hay una fosa común. Común porque las voces de dignidad son allí sepultadas en masa [2]. Así cumplen los militares: a rajatabla obedecen a los instructores de la voz de caucho y la mirada de acero. En la plaza pública hoy alza la bandera un cabo condecorado con lamentos humanos, bajo un sol avergonzado. 

II. La paz violada, desplazada

La paz violada alzó su voz en la hacienda del latifundista; luego los hombres del capitán la visitaron de nuevo, esta vez quebraron la infancia de su hermana menor y ardieron los gritos de su padre en la hoguera de la impotencia. La vida decidió escaparse del cuerpo más infantil. Con 12 años y preñada de abuso, cogió su camino la paz humillada, junto a ella su madre rota, y una abuela naufragada. La luna alumbra la montaña: miles de ojos ven desde la espesura a otra familia campesina arrastrar sus pasos, caminar huellas de terror y súplicas hacia la ciudad.

La paz desplazada se asentó entre cloacas, exiliada de campo y cantares de río, salió a buscar el sustento entre reciclajes de plásticos y allanamientos de su cuerpo.

Mientras tanto se ensancha la propiedad de la multinacional; electrifican algunos predios recién ‘adquiridos’: la llave del sistema de rejas y descargas la gestionarán los mercenarios con voz de caucho. Don Mario, el Patrón paramilitar de la región, es recompensado con varias hectáreas y la impunidad para su caprichos: le gusta ‘desflorar’ -como dice-, a niñas cada vez más jóvenes [3].

III.La paz explotada y los sicarios de los saqueadores

La paz explotada reclamó contra la multinacional que se lleva el oro negro y deja la muerte empotrada en los flancos de la tierra y en el magro jornal del trabajador. En estas semanas acostumbraba a seguirla un policía agitando una sonrisa cínica. Hoy al llegar a su casa, acompañada de su esposo, los acribillaron de siete tiros en el umbral de la puerta: cinco hijos menores gritaron hasta hacer temblar la tierra [4].

Los sicarios desaparecieron en la noche, sacudiéndose esos gritos infantiles del hombro, como quién se sacude la caspa, y rápidamente dieron el parte de guerra: asesinados por la espalda dos civiles que habían cometido el crimen de no callarse ante lo injusto. Los saqueadores recibieron la noticia con satisfacción. La fuerza pública inició la “investigación” del crimen celebrando con los sicarios en un garito, entre cervezas y chistes.

IV.La sonrisa más agria

Vibra la sangre en el cemento, como laguna que suspira las despedidas más terribles: aquellas que dejan el terror grabado en el futuro. Arden las venas de los vivos.

Vibra la sangre en los valles, en las parcelas humildes del campesino torturado [5].  Regimientos del ejército cuentan sus hazañas en la larga vergüenza de su uniforme. Niños violados y enterrados en fosas esperan todavía justicia [6]. Pero ante los tribunales sonríen los militares: la impunidad para ellos es absoluta. La jueza incorruptible fue asesinada por no entender “cómo funciona esto” [7]. Los niños de Arauca son mancillados dos veces.

Llora la tierra de aspersiones venenosas, de Planes Colombia y de los gritos de sus hijos. Se esparcen lamentos entre las montañas.

Desgarran el cielo las aves de metal que cargan en su seno la muerte más fiera. Llevan apodos tales como ‘Fantasmas’, ‘Tucanos’, ‘Kfir’, ‘B52’, ‘Black hawk’,… y todas les letras del alfabeto conjugadas en la mayor infamia de la humanidad: el comercio de la muerte. Las lágrimas del pueblo son las llaves de la sonrisa más agria: la sonrisa del mercader de armas.

V. La paz ocupada

La paz ocupada reclamó contra las bases militares de los hombres de la voz de caucho, cuya mirada afilada se posa en niñas al amparo de la impunidad otorgada desde la presidencia [8]. La paz ocupada volvió a su casa al anochecer, tras una de esas jornadas largas de estudios y trabajo; desde la esquina vio arder su pasado en un allanamiento que presenció arropada por la oscuridad y el sigilo. Besó a su madre, posando sólo sus labios en la respiración de la callejuela, sin poder acercarse siquiera a esa mejilla cálida, a esa dulzura materna que ya no volvería a ver. Decidió sobrevivir y caminó por las hojas de helechos y orquídeas, adentrándose en un lugar en el que espera no le quitarán tan fácilmente la vida y los sueños.

VI. La paz en infancia perdida y el banquero

La paz infantil acompañó a su padre a la reunión de los mineros artesanales: la preocupación por la llegada de la multinacional es el principal asunto en la región. Los ‘Misters’ aducen que tienen títulos de propiedad; pero lo que más preocupa es que manejan la motosierra del paramilitar. El Negro Jairo, arrugado como un acordeón, se acuerda de tiempos remotos en que él ya amaba a esta tierra… otro desplazamiento, a su edad, no lo va a aceptar: resistirá para impedir la llegada de las retroexcavadoras. La paz infantil abre unos ojos como platos ante los relatos que alertan sobre las masacres ocurridas en comunidades aledañas: los lingotes previstos para la banca de Londres ya están cotizados, y al parecer ese oro ya lleva incrustado un exterminio premeditado.

De repente se agotan los segundos, se rompe el paisaje, y todo va muy rápido: cae sobre los humanos la orden codiciosa emitida desde el terciopelo de alguna oficina en el hemisferio norte. La paz infantil se esconde en un recoveco de tierra. El capitán del ejército y los paramilitares hacen sonar las motosierras [9]: gritos, aullidos y súplicas tiñen la vida de manera indeleble. Cortados los humanos como pronto será cortada la montaña; pulverizados sus sueños como pronto será ultrajada la cordillera, dinamitados sus paisajes, removida de la existencia.

Son siglos hasta que se van. La paz infantil deja pasar unas horas y sale de su escondite: pedazos humanos y gemidos ya leves sobresalen entre los buitres. No encuentra a su padre. Los humanos fueron desmembrados, sus cabezas casi todas lanzadas al río. La paz infantil siente que hoy muere su infancia.

El banquero al mismo instante ya manosea en bolsa los efectos de la adquisición: hoy irá a admirar el destello solar de los lingotes presos en su banco, en la noche criminal de sus negocios. Se apresta a tan emocionante visita –en solitario-; saca sus llaves multiformes y secretas, más secretas aún que la manera en que obtiene su riqueza. Los lingotes de oro aparecen como pequeños ataúdes dorados.

VII.La paz exiliada

La paz se exilia tras el asesinato de sus compañeros, de sus familiares. Antes del exterminio de su partido, los descalzos de la tierra la habían elegido [10]. Hubo un instante de esperanza en el sistema de urnas; pero rápidamente las fieras del poder eliminaron la posibilidad de cambio. La paz exiliada siente lacerantes punzadas de hielo en los inviernos nórdicos y en los abismos del desarraigo. Nostalgias anudan su pecho, canciones y sabores pueblan su mirada perdida. La biometría de su alma presenta, ante los mostradores del control de identidad, la lágrima de los que sufren ver a su pueblo humillado en eternas masacres y saqueos. Pero no se resigna a este exilio, y sigue trabajando por su pueblo. La paz periodista construye dignidad a miles de kilómetros de distancia física, y a escasos milímetros en distancia empática de su terruño natal. Deviene un humano universal, con cariño fiel a sus primeros años.

VIII. La paz entregada a sus verdugos

Viaja despreocupada la paz exiliada y periodista a un país hermano, lleva una camisa roja, porque en el país hermano pregonan la justicia social; pero a su arribo sufre la traición desmedida. Es apresada la paz periodista, no hay ley ni convenio que sea respetado, no hay ética ni coherencia que frene lo atroz: es entregada a sus verdugos [11]. La paz periodista apenas alcanza a entender que sus hermanos la entregan a sus torturadores: mil preguntas cavan la fosa más honda de su alma. Este es un funeral muy triste.

IX. El Plan Cóndor sepultando hermanos

Tras huir para salvar su vida, tras vivir décadas en los helados parajes del exilio; hoy la paz periodista entierra la confianza. Bolívar se siente utilizado, incómodo en iconografías que son parapeto a convenios comerciales y militares con los Santanderes más carniceros. Los verdugos ríen como hienas sobre el cadáver de la confianza y alzan triunfantes su llave desmovilizadora: “el hombre es un lobo para el hombre”. Mientras trasladan a la paz periodista en esos vuelos sórdidos que llevan los trofeos de cacería humana al aparato de moler vidas, en la calle solidaria alzan su voz algunos ciudadanos de la dignidad humana; pero los medios mienten, y son muchos los que callan. Miles de justificadores de lo injustificable hilvanan mentiras con agujas de ceguera. Muchos de los que parecían hermanos, que dicen enarbolar la defensa de la vida, de la humanidad, de la solidaridad, hoy se esmeran en ahogar los gritos solidarios, en obviar los mínimos tratados humanitarios, en pisotear el derecho de asilo y en apedrear la ética con acusaciones inquisidoras: curiosa y terrible locura, incoherencia que arde. Las llaves de la esperanza parecen derretirse.

Luego es apresado un cantor enfermo, un artista que subió a las montañas tras sufrir persecución, y que hoy ya viejo busca asilo en el país hermano [12]. Hilos muy finos sostienen aún la esperanza. Pero lo encarcelan ilegalmente y le otorgan el privilegio al régimen persecutor de que viole los plazos legales una y otra vez… tiembla la pobre esperanza.  Los poetas alzan sus voces de protesta recordando a Víctor Jara; pero las hordas de persecutores se quieren llevar al poeta a sus cárceles-tortura. El Plan Cóndor de los hombres de la voz de caucho quiere envolver en infamias a unos y otros. La dignidad tiene una oportunidad para hacer oír su voz contra complicidades abyectas.

X. La Pazestudiante

La paz estudiante camina protestas y construcciones colectivas: quiere un país con una educación que enseñe a la gente a pensarse para la soberanía, no para la sumisión [13]. Quiere que la educación sea accesible a todos, y no sólo a una minoría privilegiada. Quiere estudiar la historia de su pueblo, la realidad del campesino, y se atreve a investigar. Es encarcelada bajo los cargos de ‘rebelión y terrorismo’. Las llaves austeras y agresivas se agitan a su llegada en las manos de los carceleros: adiestrados en la frustración y la inhumanidad.

XI. Alas arrancadas

Entre rejas percibe que son miles y miles las alas de libertad truncadas: sueños enjaulados, familias destruidas, comunidades apaleadas. Oye a lo lejos ruidos de huesos rotos: alas arrancadas y arrojadas a un despeñadero que pretende ser de olvido. Pero no lo será.

La paz es torturada: sus gritos aislados, su dignidad golpeada y martillada, su manos de acariciar deformadas, arrancadas sus uñas, orinada su osadía: pero no se doblega y crece. La paz es sacada del calabozo amoratada, le niegan asistencia médica. Sangra por la boca, pierde la visión, se entumecen sus miembros. Los demás presos reclaman que le sea brindada asistencia médica, les contestan con palizas y gases [14]. Al cabo de una semana sin recibir curación muere el cuerpo de la paz torturada; pero le sobrevive su sueño, en todo un pueblo.

XII. Paloma soñando

El sueño sigue vivo y va volando como una paloma rebelde, como un colibrí regando polen de ideas, ternura persistente.

La paloma de la paz sigue viva; estupefacta mira la representación del mundo que sale de la pantalla televisiva: ahí descubre que crearon robots a su imagen y semejanza. Ella ve a sus clones desfilar en las pantallas de inocular realidad virtual: unas palomas gordas con movimientos mecánicos, cuya función consiste en hacerle creer al mundo que la paz no es reivindicación, ‘que para nada, que eso está reñido’. Se les ve la pluma mecánica a esas falsas palomas: aparece una llave que sirve para darles cuerda. Son robots bastante vulgares; pero los medios hacen bien su trabajo de adormilar a la gente.

Los mecanismos de alienación masiva se articulan en el engranaje de mentiras y terror para paralizar al pensamiento crítico. La empatía es declarada objetivo militar. Los medios degradan la condición humana para legitimar el exterminio: el opositor es descalificado y hasta su despojo mortal es humillado en una orgía de muerte. Las pantallas exhiben cadáveres en bolsas negras, políticos de turno salen posando con manos cortadas: vanagloriándose de instalar en el país un mecanismo de delación y tarifas a la vida. La atrocidad llega hasta tal punto que los militares ‘producen’ cadáveres para mediatizarlos: es decir asesinan a niños y jóvenes civiles para disfrazar sus cadáveres de ‘guerrilleros abatidos en combate’ [15] . No hay ningún escrúpulo a la hora de implementar la guerra sucia, la guerra sicológica contra la sociedad en su conjunto, el terror que busca disuadir.

La ética es encerrada con llave mil pies bajo tierra, y la llave de ese calabozo la guarda algún Mister; porque esa, es una llave mayor.

-¡Qué impostores! -piensa la paloma indignada. Va cavilando sin parar la manera de unir resistencias, de resolver la guerra del hambre, de la injusticia, de las aceras atiborradas de sueños muertos. La llave de la guerra es la misma que abre la caja fuerte del banquero, de la multinacional, del oligarca: y esos mismos hombres caja-fuerte quieren hacernos creer que sus 'llaves' son las de la paz.

Sin dignidad y justicia social se atrofian las alas de la paz; por ello la paloma decide dejar la mansedumbre. Son millones ya las palomas decididas a luchar por dignidad, millones que rechazan la impostura de la paz arrodillada.

La paz es respeto por el pueblo, no cosmética de oligarcas.

Notas:

El precedente texto está inspirado en hechos reales que aquejan al pueblo colombiano. Los capítulos tienen su inspiración en el terror generalizado, y varios de ellos nacieron como homenaje a hechos concretos. Por ello las fuentes remiten a hechos concretos y también aparecen como sustento documental para ampliar cada tema.

Capítulo I: La paz desposeída y desaparecida

Para ampliar sobre la Desaparición forzada en Colombia:

Jefes Paramilitares confesaron cómo desde los altos mandos militares y políticos ha sido enviada la orden de que desaparecieran “de cualquier manera” a las víctimas para no dejar rastros y evitar que las cifras de homicidios crezcan. Varios miembros de la Estrategia paramilitar han confesado que implementaron la utilización de criaderos de caimanes y de hornos crematorios para quemar a las víctimas, a veces vivas: “(…) Lo echaron vivo ahí (…) El horno lo manejaba un señor que le decían ‘funeraria’, creo que se llama Ricardo; dos señores le hacían mantenimiento a las parrillas y a las chimeneas, porque se tapaban con grasa humana”… confesó un paramilitar. “(…) se tapaba con grasa humana (…)” 

Paramilitar Mancuso reitera que ‘cremaron' víctimas para bajar estadísticas

Capítulo II: La paz violada, desplazada

[3] Sobre el Feminicidio en Colombia. Capítulo concretamente inspirado en las más de 50 niñas menores de 14 años, esclavas sexuales el jefe paramilitar Alias El Patrón: práctica que gozó de la total anuencia de las autoridades, dado que alias El Patrón comanditó la herramienta paramilitar del gran capital que provocó los mayores desplazamientos poblacionales de las últimas décadas. El “derecho de pernada” de facto para latifundistas, gamonales del gran capital y señores paramilitares sigue vigente en Colombia, al amparo de la impunidad para la herramienta de despojo y el latifundio.

Capítulo III: La paz explotada y los sicarios de los saqueadores

[4] Exterminio contra el movimiento sindical en Colombia. En Colombia son asesinados el 60% de los sindicalistas asesinados en el mundo. Este capítulo fue concretamente inspirado en el doble homicidio contra Mauricio Arredondo y su esposa el 17 de enero de 2012, tras un linchamiento mediático que anunciaba este crimen, cómo lo expresa la USO: “El ex-presidente Uribe, su ex Vicepresidente Santos, representantes de agremiaciones petroleras del país, se dedicaron por los medios masivos de comunicación a señalar a la USO como parte del sindicalismo armado colombiano, hechos que consideramos como la construcción de una Otredad Negativa, con una intencionalidad clara, allanar el terreno para la eliminación física y legitimar y justificar la misma." 

Capítulo IV: La sonrisa más agria

[5] Denuncia organización agraria del Sumapaz: Torturado y asesinado por el ejército el dirigente campesino Víctor Hilarión

[6] Impunidad para la continuidad de la Estrategia del Terror: Niños violados y asesinados por el ejército colombiano

[7] Impunidad sangrienta: Asesinada la jueza que llevaba el caso de los niños violados y asesinados por el ejército colombiano

Capítulo V: La paz ocupada

[8] Bases militares de EEUU en Colombia e inmunidad por todos los crímenes que puedan cometer en Colombia los ciudadanos estadounidenses.Documental “Corriendo Bases”, de Jorge Enrique Botero, Telesur

Senador Robledo denuncia la violación de la sentencia de la Corte Constitucional: El gasto multimillonario del Pentágono revela la instalación efectiva de bases del Comando Sur en el país. “contratos por más de 100 millones de dólares asignados por el Departamento de Defensa estadounidense a varias empresas para la ejecución de obras en bases militares colombianas. Según información del Gobierno estadounidense, entre los objetivos de los contratos está la instalación de una Base de Operaciones Avanzadas en Tolemaida y una Locación de Seguridad Cooperativa, dos tipos de bases militares que requieren la presencia permanente de personal militar estadounidense en el país. Algo que la Corte Constitucional rechazó en agosto de 2010, al declarar ilegal el acuerdo promovido por el hoy Presidente Santos en su etapa de ministro de Defensa de Uribe, para ceder las operaciones y el control de 7 bases militares a Estados Unidos.” 

Pese a que la Corte declaró inconstitucional el Tratado de cesión: El Ejército de Estados Unidos ha firmado 126 contratos para construir en bases colombianas 

Capítulo VI: La paz en infancia perdida y el banquero:

La historia de la acumulación de capital en Colombia alcanza niveles de terror absolutos, los testimonios de masacres perpetradas entre la herramienta paramilitar y la fuerza pública abundan. Concretamente este capítulo está inspirado en el testimonio de la presa política Marinelly Hernández Orozco.

[9] Testimonio de Marinelly Hernández Orozco “El Capitán Martínez con sus tropas ingresaron a unas minas de oro donde se encontraban los campesinos sacando el mineral; y un día antes, lanzaron panfletos diciéndoles que desalojaran, y al otro día entraron con motosierras y hachas, amarraron a los trabajadores en cadena y delante de ellos iban soltado de uno en uno, sin asesinarlos, les quitaban los brazos, las piernas y luego de cada persona recogían un solo brazo, una sola pierna y un montón lo tiraban al río y otros a los huecos de las minas y otros los dejaban para que las aves se los comieran”

Oro en alza: saqueo y vulneración de la vida de los campesinos colombianos  

El oro lleva una década en constante alza. Las multinacionales mineras codician el territorio riquísimo en oro de Colombia; inversores y bancos buscan el oro como valor seguro. La extracción de oro es una de las prácticas mineras más destructivas y contaminantes. En la actualidad el 40% del territorio colombiano está pedido en concesión para la minería multinacional. El presidente Santos insiste en consolidar la minería a cielo abierto y a gran escala. La explotación de los recursos naturales no renovables constituye una de las denominadas “locomotoras de la economía”: La política de la “Prosperidad Democrática” de Santos, privilegia la mega minería con todo y su destrucción del medio ambiente y destrucción de comunidades campesinas, bajo el pretexto que las multinacionales van a generar prosperidad. Pero nada más falso, dado que los impuestos a la extracción y apropiación de los minerales son irrisorios, mientras que lo que sí dejan las multinacionales es montañas destruidas, una contaminación del agua dramática, y masivos desplazamientos poblacionales. El saqueo del oro es viabilizado por el estado colombiano y su herramienta paramilitar. El ejército colombiano y las tropas de ocupación estadounidenses en Colombia resguardan los intereses de las multinacionales a la par que entrenan y coordinan la herramienta paramilitar que usan para practicar horrendas masacres que buscan generar parálisis de la reivindicación social, de la reivindicación laboral o ecológica mediante el miedo, y generar sobretodo desplazamiento poblacional de manera masiva.

Capítulo VII La paz exiliada:

Inspirado en el periodista Joaquín Pérez Becerra y su entrega ilegal por parte del estado venezolano al estado colombiano. Hace referencia al genocidio político contra el partido Unión Patriótica (UP), partido por el cual Pérez Becerra fue elegido. [10] El plan estatal de exterminio se denominó ‘Plan Baile Rojo’: “Baile Rojo”. Documental de Yesid Campos.

Capítulo VIII: La paz entregada a sus verdugos

[11] Sobre la entrega ilegal de Joaquín Pérez Becerra, periodista, exiliado político

Capítulo IX: El Plan Cóndor sepultando hermanos

[12] Caso Julián Conrado: ¿Avalará Venezuela que el canto sea punible? 

Comparando los casos de Julián Conrado y María del Pilar Hurtado: ¿Legalidad, DIH y Asilo se aplican solamente para preservar a genocidas?

Entrevista a Julián Conrado: habla sobre su compromiso social, la persecución política sufrida, su enfermedad y su situación actual

Capítulo X La Paz estudiante

[13] Jairo Rivera, secretario general de la FEU Colombia en debate parlamentario, contra la privatización de la educación

Capítulo XI: Alas arrancadas

Inspirado en las terribles condiciones de reclusión en las cárceles colombianas, particularmente en la práctica sistemática de la tortura contra los más de 8000 presos políticos. En las cárceles colombianas fallecen con inusitada frecuencia los presos políticos: una de las torturas empleadas contra su humanidad, que es una manera de asesinarlos, es la denegación de asistencia médica.

Capítulo XII: Paloma soñando:

[15]‘falsos positivos’: son asesinatos de civiles perpetrados por el ejército, civiles desaparecidos cuyos cadáveres son presentados como “guerrilleros abatidos en combate” en montajes militares. Estos asesinatos son denominados en la jerga militar ‘falsos positivos’, porque los militares reportan como‘positivo’ al cadáver del opositor insurgente, y en estos casos usan a civiles que previamente secuestran o capturan con engaños. De esta manera se implementa la guerra sucia y sicológica contra la población colombiana: a través de la exhibición incesante de cadáveres en los medios masivos, la mayoría de las veces en condiciones degradantes (en bolsas negras, alineados en el piso al pie de las botas). Para que siempre hayan cadáveres a exhibir, la directiva 029 impulsa a los militares a la presentación de los cadáveres a través de un mecanismo de recompensa por cadáver presentado. Degradando la humanidad del opositor, y con la permanente exhibición de cadáveres se busca la ‘disuasión por el terror’: hay al menos 3.200 casos documentados de estos asesinatos de civiles a manos de militares; y en la actualidad se siguen produciendo estos crímenes de estado. 

Documental ‘Falsos positivos-Crimenes verdaderos’  (1/3) 

‘Falsos positivos-Crimenes verdaderos’  (2/3) 

‘Falsos positivos-Crimenes verdaderos ’(3/3) 

(15) CINEP, mayo 2011, informe señala que los asesinatos de civiles a manos de militares han aumentado bajo el gobierno de Santos.  Informe especial Falsos Positivos 2010 El Cinep afirma que aumentaron las víctimas de asesinatos de civiles a manos de militares 

* www.azalearobles.blogspot.com

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