La redundante ley de pena de muerte en Israel

La redundante ley de pena de muerte en Israel

Por Nònimo Lustre

En la remota fecha de 26.feb.2023, un comité del Knesset (Parlamento de Israel) aprobó comenzar el desarrollo de un proyecto de ley patrocinado por el primer ministro Netanyahu y por Itamar Ben-Gvir, entonces ministro de Seguridad Nacional, que exigía pena de muerte para los terroristas. La (macabra) iniciativa no surgió como venganza contra los gazatíes -faltaban ocho meses para la razzia del 07.octubre- sino contra los palestinos que habían alborotado Cisjordania. Pasó el tiempo y el proyecto no terminaba de tramitarse… hasta que llegó la incursión de Hamás y, huelga decirlo, el eterno ministro Ben-Gvir, la aprovechó para ‘resucitar’ su dilectísimo proyecto legislativo.

Entonces intervinieron las familias de los 430 o 450 rehenes en poder de Hamás. El lunes 12.nov., se presentaron ante el Knesset National Security Committee exigiendo que la propuesta de Ben-Gvir fuera archivada, desestimada, derrotada o lo que fuera. Su grito de guerra/paz: Talk Life, Not Death. A esta hora, no sabemos si, pese al genocidio de gazatíes en curso, el Knesset sigue secretamente aquel proyecto o si, vista la indignación de la opinión pública humanitaria, prefiere posponerlo ad calendas grecas -nos parece más probable que siga seducido por Ben-Gvir pero maniobrando en la oscuridad. Léase, añadir el agravio a la injuria.

Podríamos preguntarnos a quién o quiénes Israel califica como terroristas pero ya lo sabemos: al pueblo palestino, de Gaza, de Cisjordania y de la Diáspora. Pero con una propina zoológica: siendo un pueblo animal (sin el cómo alternativo) cree que es una morralla de animales terroristas, especie universal que abarca desde la serpientes -ponzoñosas o inocuas- hasta los leones de Tsavo, famosos en 1898 por haberse especializado en matar obreros de un ferrocarril colonial y, actualmente, disecados, flacos y enanos, en una polvorienta virina del Museo Field de Chicago. Pero, antes, tenemos que resumir qué opinan hoy los tribunales sionistas. Dicho en breve, sus últimas sentencias son claramente macartistas (término que utiliza Haaretz, el diario socialdemócrata) pues acaban de castigar con penas de cárcel a unos chavales israelíes que, simplemente, pintaron las afueras de la sede del partido político Likud o que salieron a manifestarse en la calle contra el genocidio de Gaza.

Por su parte, los arqueólogos sionistas trabajan en dos frentes: por un lado, borran toda huella palestina de la tierra que habitan desde hace siglos y, por el otro, para encontrar evidencias de que la Biblia y la Torá justifican ‘científicamente’ que Tel Aviv es el dueño legítimo -e histórico- del Gran (Eretz) Israel. Si Hitler quiso apropiarse del último rincón de Europa en el que detectaba -aunque sólo fuera un solo individuo- un germano-hablante, sus más aplicados discípulos, los sionistas, han encontrado piedras ovoides y pulidas, que, hace 8.000 años, ya se utilizaban en las hondas. Más aún, en una época dorada para la arqueología religiosa en la que se ha descubierto hasta la casa del más ignoto de los Patriarcas cristianos, no nos extrañaría que los científicos sionistas encuentren mañana la mismísima Piedra con la que David abatió a Goliat (cf. “Israeli Archaeologists Find Earliest Evidence of War in Southern Levant”, en Haaretz, 22.XI.2023)

A este fútil respecto, ¿qué dicen los Libros Sagrados? El Viejo Testamento: “Aconteció que cuando el filisteo se levantó y se fue acercando al encuentro de David, éste se dio prisa y corrió al combate contra el filisteo. Entonces David metió su mano en su zurrón, tomó una piedra y la arrojó con la honda, hiriendo al filisteo en la frente. La piedra quedó clavada en su frente y éste cayó de bruces en tierra. Entonces David corrió, se puso sobre el filisteo, y tomando la espada de éste, la sacó de su vaina y le cortó la cabeza al filisteo incircunciso” (Samuel 17: 48-50) El Corán narra esta proeza con menos palabras pero con idéntico sentido aunque puede confundir al filisteo vencido de nombre Djalut (cf. Sura II, versículo 250) con los reyes asirios Nabucodonosor o Senaquerib. Item más, la Torá-Jumash dicta que “Hubo otra batalla contra los filisteos en Gob. Entonces Eljanán hijo de Jaare-oreguim, de Belén, mató a quien estaba con Goliat el geteo, el asta de cuya lanza era como un rodillo de telar.” (Shemuel 2) Otrosí, la Torá guarda para el pastor homicida una jubilación estupenda: “Y el rey David era anciano, ya entrado en años, y lo cubrían con ropas, pero su cuerpo no entraba en calor. Entonces, sus siervos dijeron: ‘Que se busque para el señor rey, una joven doncella para que esté junto a él y le sirva de abrigo; así ella se recostará en su regazo y el rey se confortará’. Y buscaron una joven hermosa en todas las fronteras de Israel y encontraron a Abishág -la shunamita-, y la condujeron ante el rey. Y la joven era sumamente hermosa, y servía cálidamente al rey, pero el rey no la hizo suya.”David y Goliat, por Osmar Schindler, 1888. Racismo a flor de piel: obsérvese que David está demasiado pálido para ser pastor al aire libre. Probablemente, trabajaba en una macro-granja con techo.

El Viejo Testamento está plagado de muerte, de crueldades y de exterminios. Sólo hay que ojear la ingente cantidad de veces que aparece la expresión “y rajaron el vientre de las mujeres preñadas”. Por ser más que conocido, no vamos a insistir en ello pero sí subrayaremos que, en la Biblia, la pena de muerte se prescribía para multitud de ‘delitos’ -¿o eran pecados? Ejemplo, para la apostasía, sobre todo para quienes atentaran contra la sagrada tríada compuesta por la idolatría, la necromancia y los monaguillos del culto a Moloch -surge el odio contra los niños ‘traviesos’. Para todos estos ignominiosos delincuentes o pecadores, el castigo previsto era karet, escrito no en su ortografía habitual sino como hkrty(w), es decir, “Yahvé le punirá y le cortará en trozos” (cf. “Pollution, Purification, and Purgation in Biblical Israel”, por Tikva Frymer-Kensky; pp. 399-414, en Eisenbrauns. 1983. The Word of the Lord shall go forth. American Schools of Oriental Research.b Publicado con el “generous support of The Zion Research Foundation”) En cuanto a la ejecución de la pena de muerte, frecuentemente era por lapidación.

Lapidación de Achan, su familia y su ganado.

Avanzando siglos, entramos en la Gaza casi contemporánea donde, como es bien sabido, la muerte llega a un nivel superior. Ejemplos del breve período transicional británico-israelí, cuando las matanzas sionistas todavía no llegaban al actual genocidio planificado: en abril 1937, Fahmi al-Husseini, alcalde de Gaza, avisó a las autoridades británicas de que su plan de partir Gaza para implantar un estado judío era racista y peligroso. Y añadió: “Sería preferible que confinara a los palestinos en una cárcel de exterminio e incluso que los anegara en gas letal” -he aquí una autoridad local gazatí que retrató el desconsolador futuro de su ciudad. No tardó mucho tiempo en comprobar la veracidad de su pronóstico: durante seis meses de 1950, desde el kibutz de Erez, se asesinó a 13 palestinos -citados como ‘árabes’-, 11 dellos por pisar las minas que los kibbutzniks habían sembrado. Además, si un gazatí cultivaba su parcela en la tierra de nadie que separaba a los kibbutzim de los sionistas, se arriesgaba a ser tiroteado por los colonos o por el Tsahal de la frontera.

De esa desquiciada ola de muerte no sólo era culpable el sionismo. Para que se note que intentamos ser objetivos -‘neutrales’ sería imposible-, también hemos de constatar que la hoy llamada Autoridad Palestina con sede en la cisjordana Ramallah tiene un dudoso historial: por ejemplo, en junio 1997, la guardia presidencial de Arafat (la Fuerza 17) , asesinó a un gazatí. No fue la primera demostración de la brutalidad de esa Fuerza pues no menos de una docena de gazatíes habían muerto en sus comisarías. Pero, en este caso, el Presidente palestino tomó medidas drásticas: en el mes siguiente, un tribunal militar condenó a muerte a los tres funcionarios de la policía palestina involucrados en aquel asesinato (cf. Jean-Pierre Filiu. 2014. Gaza. A History; Oxford University Press)

Precario patíbulo palestino

Es relativamente lógico que, a estas alturas, aflore un tema asaz conocido en la literatura etnográfica, a saber: “los pueblos primitivos, ¿eran más homicidas que los civilizados o al revés?”. La pregunta puede aplicarse a Gaza porque, recordemos que, para los sionistas, los gazatíes no son primitivos algo aún peor: son animales. En todo caso, a nuestro juicio, es un debate absurdo porque carecemos de datos fiables. Nadie serio puede asegurar evidencias sobre los ‘primitivos’… a no ser que haya presenciado algún incidente mortal, cual es nuestro caso, y aun así, siempre será un ejemplo individual y, por ende, no extrapolable. Además, igual ocurre en el extremo opuesto pues nadie realmente empírico puede escribir cuántos muertos por violencia han sido censados en los estudios ‘occidentales’. Sin embargo, muchos científicos sociales se arriesgan a dar estadísticas. Un ejemplo entre cientos: en 2006, M. Leitenberg estimó que “en el siglo XX murieron 231 millones de personas en guerras y conflictos armados”. Y precisó: en 1950, “morían 10.000 personas en cada guerra; hoy, el promedio se ha decuplicado” -todavía no tenía números del actual genocidio en Gaza.

A nuestro arcaico parecer, esa ley canalla no sólo se inspira en la Torá, la Biblia o el Corán sino en el ejemplo que veremos en el siguiente párrafo. Semejante dislate legislativo significa que la crueldad sionista ha encontrado una manera de incrementar su castigo contra los palestinos. Obviando la sangrante ironía de burocratizar el exterminio cuando los asesinados se cuentan por decenas de miles de gazatíes. Ya no son sólo los bombardeos que incluyen los hospitales y las escuelas de la ONU y una censura que (literalmente) mata a los periodistas medios (cf. infra, final) Ahora también son los corredores de la muerte de las cárceles sionistas, unos antros de los que sólo sabemos que encierran a miles de presos palestinos en condiciones inhumanas. Ahora Tel Aviv quiere legalizar la inhumanidad y es tan prepotente que lo hace a la vista de toda la Humanidad.

¿Dónde han estudiado semejantes cotas de atroz sadismo? En la antigua Sudáfrica. El sionismo tuvo la Sudáfrica del apartheid -incluyendo Namibia- como exitoso modelo político-racial. En consecuencia, creyó que Gaza podía ser ‘domesticada’ convirtiéndola en un bantustán. No les faltaba algo de razón pues al régimen de Pretoria le fue funcional crear unos 20 territorios que bien podían ser llamados ‘reservas tribales’ para los negros. Hacia 1959, se otorgó a los bantustanes alguna forma jurídica que imitaba desde la independencia nominal (en Transkei, Venda, etc) hasta la autonomía también nominal (en Qwa Qwa, Kwa Zulu, etc) Pero nadie creyó estas denominaciones. Para empezar por la expresión oficial (homelands, Patria aprox) que fue engullida por bantustán, un término bantú. Huelga añadir que se equivocaron los supremacistas sudafricanos… y también sus discípulos sionistas.

Tel Aviv asesinando a los mensajeros: víspera del Día de los Muertos del 1º noviembre 2023; altar erigido por los periodistas mexicanos en honor a sus cinco compañeros asesinados por el Tsahal en Gaza 2023 y, asimismo, en recuerdo de los 35 periodistas que corrieron igual trágica suerte durante el mes de octubre que siguió a la razzia de Hamás.

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